DossierNÚMERO 1 (MAYO 2014)
Dosier «E-learning en la economía y la empresa»

La formación en iniciativa emprendedora: qué, quién y cómo

Resumen

En los últimos años la iniciativa emprendedora ha estado en la agenda política de muchos países, ya que se considera uno de los principales motores para fomentar, entre otros, la innovación, la competitividad y la creación de empleo. En este sentido, tanto las instituciones públicas como privadas ofrecen programas formativos para incrementar el nivel de iniciativa entre la población en general y programas específicos para la población emprendedora. En este artículo se realiza una breve revisión del estado actual de la formación emprendedora, haciendo especial énfasis en la situación de España y con relación a Europa. A partir de fuentes secundarias, presentamos datos respecto al porcentaje de formación en iniciativa emprendedora, el tipo de formación y los niveles en los que se hace esta formación. A continuación, analizamos la situación concreta en el ámbito universitario y el rol de la educación a distancia.

Los principales resultados obtenidos son que la formación en emprendimiento está bastante extendida tanto en el ámbito de la población en general como en la población emprendedora. Por otra parte, la oferta formativa se haya distribuida entre la educación formal y la informal, con bastante solapamiento entre ambos sistemas. Respecto a los niveles de formación, también hay solapamiento entre el nivel escolar y postescolar. Finalmente, y en cuanto a la formación universitaria, cabe destacar la heterogeneidad de aproximaciones metodológicas y de contenidos que influye en la baja calidad universitaria percibida y la concentración de la oferta formativa en las facultades de economía y empresa y escuelas de negocio.

El artículo concluye señalando la importancia de realizar un mayor esfuerzo para que los programas de formación, especialmente los de nivel universitario, utilicen metodologías orientadas a desarrollar las competencias emprendedoras y ampliar la educación y formación en iniciativa emprendedora más allá de las titulaciones relacionadas con la administración y gestión de empresas. En este sentido, la educación a distancia puede facilitar la formación de otros colectivos que hasta ahora no han sido suficientemente formados en emprendimiento y por otra parte, contribuir a aumentar la calidad de la formación.

educación a distancia;  formación;  iniciativa emprendedora;  educación de calidad;  trabajo decente y crecimiento económico; 
Abstract

Entrepreneurship has been from several years on the political agenda in many countries, since it is considered one of the main engines to promote, among others, innovation, competitiveness and job creation. In this sense, both public and private institutions offer training programs to increase entrepreneurship in general and specific programs for entrepreneurial population.

This article is a brief review of the current state of entrepreneurship education, with special emphasis on the situation of Spain compared to Europe. In order to achieve this goal and based on secondary sources, we present data regarding the percentage of training in entrepreneurship, the type of training and the levels of education in which this training is done. Then, we analyze the specific situation at university and the role of distance education.

The main results show that entrepreneurship training is widespread in both the general population and in the entrepreneurial population. Moreover, there is an overlap between the formal and informal training systems. Regarding the level of education, the school level and post-school level also overlap. Finally, we point out the heterogeneity of methodological approaches and content att universitiy level that influence the perceived low quality of the university and the concentration of training in economics and business faculties and business schools.

This article concludes that efforts must be made to adapt methodologies to a competencies approach in training programs, specifically at college level and expand education and training in entrepreneurship beyond the disciplines of Economics and Management. In this sense, distance education can help in increasing this training for other groups who so far are not sufficiently covered and contribute to increase the quality of training.

distance learning;  education;  entrepreneurship;  quality education;  decent work and economic growth; 
Introducción

En 2003 la Comisión Europea publicaba el Libro verde sobre el espíritu empresarial en Europa. En este documento, la Comisión argumentaba que Europa necesita fomentar la creación de nuevas empresas creativas e innovadoras y que para lograrlo es necesario promover el espíritu empresarial.1

El Libro verde también se hacía eco de la preocupación por parte de la Comisión Europea para aumentar la iniciativa emprendedora tanto a escala individual como empresarial y social. De hecho, en los datos de la encuesta del Eurobarómetro del 2002, los europeos preferían ser empleados que trabajadores independientes. Esta preferencia se situaba en el 53% de los encuestados frente al 33% de los ciudadanos de Estados Unidos que preferían ser asalariados.

En este sentido, el Libro verde también reconocía que las políticas públicas pueden contribuir a aumentar la iniciativa emprendedora. Entre las políticas a las cuales hace referencia incluye las políticas de educación y formación. Según su perspectiva, estas deberían ir encaminadas a fomentar una actitud favorable hacia el emprendimiento, la sensibilización hacia salidas profesionales de empresario y las competencias para emprender.

De hecho, según el Eurobarómetro,2 sólo un 15% de los europeos que se ha planteado la posibilidad de convertirse en empresario, finalmente materializa sus aspiraciones. Estudios previos indican que estar informado o estar en contacto con empresarios o emprendedores por medio de amigos, familia o educación en edades tempranas aumenta la probabilidad de convertirse en empresario en el futuro (Coduras et al., 2010; Comisión Europea, 2003; WEF, 2009). En línea con los estudios mencionados, en los resultados del Eurobarómetro, los hijos de autónomos se inclinaban más a trabajar por cuenta propia que los hijos de asalariados.

Así pues, el sistema educativo puede contribuir a influir en la motivación para emprender y en la imagen positiva del emprendimiento, además de dotar a los estudiantes de las competencias necesarias para poner en marcha, desarrollar y gestionar la nueva empresa.

1. La formación y educación3 en iniciativa emprendedora

Ya han pasado más de 10 años desde la publicación del Libro verde y actualmente la formación en iniciativa emprendedora está bastante extendida en todos los países europeos. Esta presencia en todos los niveles educativos ha sido favorecida por el Espacio Europeo de Educación Superior en el cual una de las competencias que se ha incluido como transversal en la enseñanza es precisamente la capacidad de iniciativa y espíritu emprendedor y, por tanto, muchas instituciones educativas lo han incorporado en sus programas curriculares.

Según Coduras et al. (2010) en España, en 2008, el 22% de la población en edad laboral había recibido formación emprendedora de algún tipo. Este porcentaje se sitúa en una franja similar a otros países como Japón (17,4%); Grecia (17%) Reino Unido (18,4%); Dinamarca (22,6%) o Alemania (21,2%). En Finlandia, en cambio, este porcentaje se eleva al 48,6%, uno de los porcentajes más elevados de los 38 países analizados por el informe mencionado. Si sólo tenemos en cuenta la población emprendedora española, el 44,3% de los emprendedores ha recibido formación sobre emprendimiento en algún momento (Coduras et al., 2010).

Respecto al tipo de formación, en España y en los demás países de su contexto, es bastante heterogénea. Como se puede observar en la tabla 1, hay bastante solapamiento entre la formación formal y la informal, lo que puede indicar la complementariedad entre ambos sistemas. De hecho, la formación formal está más enfocada a la educación emprendedora y la informal a la formación más instrumental (véase nota a pie de página número 3)

Tabla 1.Prevalencia de formación emprendedora formal e informal por país (Porcentajes de población en edad laboral 16-65 años)
País Sólo formal Formal y informal Sólo informal Total
Alemania 8 9 4 21
España 8 11 3 22
Finlandia 13 27 8 48
Francia 6 7 5 18
Grecia 6 9 2 17
Reino Unido 6 7 5 18

 Fuente: Adaptado de Coduras et al. (2010:56)

En cuanto a la educación formal, también hay solapamiento entre los principales niveles educativos (escolar, que incluye primaria y secundaria y postescolar) tal como se puede observar en la tabla 2. En todo caso, en los países analizados – entre ellos España – la educación en iniciativa emprendedora se concentra en el nivel escolar.

Tabla 2. Prevalencia de formación formal emprendedora escolar y postescolar por país respecto al total de la formación recibida en el colegio
País Sólo escolar Sólo de nivel superior Ambos
Alemania 59% 27% 14%
España 47% 33% 20%
Finlandia 27% 57% 20%
Francia 60% 22% 19%
Grecia 33% 57% 9%
Reino Unido 51% 39% 11%

 

Fuente: Adaptado de Coduras et al. (2010:33)

Finalmente y respecto a la formación informal, también hay una gran heterogeneidad en cuanto a las instituciones que imparten formación emprendedora, desde las propias universidades hasta asociaciones empresariales, organismos públicos, las mismas empresas, etc. De estas fuentes de formación, cabe destacar la autoformación. En España un 70,2% de los formatos con carácter informal se ha formado mediante el autoaprendizaje (Coduras et al., 2010).

 

Tabla 3. Porcentaje de formados según tipo de formación informal respecto el total de población que ha recibido formación informal
País Universidad Asociación empresarial local Organismos públicos Empleadores Auto-formación En línea
Alemania 13,9 57,2 32,5 35,7 78,5 6,1
España 56,4 43,8 39,5 33,7 70,2 39,4
Finlandia 30,6 16,2 21,6 10,9 86,4 12,8
Francia 17,2 45,3 39,3 15,2 67,2 20,3
Grecia 12,1 38,1 23,7 19,2 72,4 16,7
Reino Unido 36,6 26,2 25,5 24,8 78,3 9,5

 Fuente: Adaptado de Coduras et al. (2010:33)

2. La formación en iniciativa emprendedora y el impacto en la actividad emprendedora

A pesar de que varios autores, así como desde varias instituciones se ha puesto énfasis en la importancia de la formación y educación en emprendimiento (Comisión Europea, 2003; Timmons, 2003; WEF, 2009) y que la mayor parte de los Estados miembros la promueven en sus sistemas educativos, aún faltan evidencias empíricas que demuestren la influencia y la vinculación directa de la formación en la actividad emprendedora (Coduras et al. 2010; WEF, 2009).

Aspectos como los diversos contenidos que se incluyen en la formación, las distintas aproximaciones pedagógicas y cuestiones relativas a los instrumentos de medida han hecho que hasta ahora, los estudios no sean concluyentes (Coduras et al., 2010; Rideout et al., 2013). De todos modos, el estudio de Coduras et al. (2010) hace un esfuerzo en medir este impacto a partir de un panel de 38 países en el cual concluye que existe una relación positiva entre formación y actividad emprendedora, especialmente en países en los cuales su competitividad se basa en la innovación y la formación emprendedora de su población no supera el 20%. A partir de este umbral, los efectos de la formación se diluyen.

Aparte de la existencia o no de una relación positiva entre la formación y educación en iniciativa emprendedora y el aumento de la actividad emprendedora, hay consenso en que la formación tiene un gran impacto sobre las actitudes emprendedoras (Alemany et al., 2010) y a su vez, las actitudes influyen en las intenciones y éstas influyen en los comportamientos (Ajzen, 1991). En este sentido, cabe esperar que una actitud más favorable hacia el emprendimiento provocará un aumento de la intención de emprender y por tanto, más probabilidades de llevar a cabo acciones concretas para emprender.

3. Modalidades y aproximaciones de los programas de iniciativa emprendedora

Teóricamente se admite el supuesto de que la formación obligatoria es de mayor calidad que la que se puede cursar de manera voluntaria. Ahora bien, Dinamarca y Eslovenia tienen ratios muy elevadas de formación obligatoria sobre la voluntaria y en cambio tienen tasas bajas de actividad emprendedora. Y es que todavía no hay datos empíricos que apoyen esta hipótesis (Coduras et al., 2010). Rideout et al. (2013) en un metaanálisis de estudios empíricos en educación emprendedora a nivel universitario concluyen que en general los estudios realizados hasta el momento no son suficientemente robustos para poder determinar si la educación universitaria contribuye a la iniciativa emprendedora y cómo. En su opinión, las políticas y acciones no están alineadas con la teoría, pedagogía y la investigación que las justifiquen.

En la misma línea, los resultados de un panel de expertos del informe GEM (Coduras et al., 2010) consideraban que en Alemania Finlandia, República de Corea, Irlanda, España y Estados Unidos, los organismos públicos y / o privados independientes del sistema oficial ofrecen una educación y formación emprendedora adecuada. En cambio, otro panel de expertos consultados para la elaboración del Libro blanco de la iniciativa emprendedora en España (Alemán et al., 2011) tiene una visión muy crítica de la formación reglada sobre emprendimiento en España: Todos están de acuerdo que la educación primaria y secundaria no fomenta actitudes emprendedoras y por otra parte, un 85% del panel considera que las universidades proporcionan una formación inadecuada.

En este sentido, Walter et al. (2009) y Neck et al. (2011) proponen que el aprendizaje de la iniciativa emprendedora se base en la acción y en la práctica. Concretamente, proponen que se enseñe como un método, en el cual el aprendizaje pivote sobre la forma de pensar y actuar más que en contenidos concretos. En el mismo sentido, Kirby (2004) sugiere que la formación emprendedora se centre en los siguientes aspectos competenciales: Dar más autonomía a los estudiantes sobre su proceso de aprendizaje, involucrar a los estudiantes en la resolución de problemas en situaciones reales, motivar a los estudiantes formular decisiones con información incompleta y proveer modelos de referencia a los estudiantes.

Asimismo, la Comisión Europea (2008) propone que con los estudiantes de grado se trabaje la mentalidad emprendedora y el interés por el emprendimiento como salida profesional y a nivel de posgrado, en cambio, se trabajen aspectos más instrumentales de la iniciativa emprendedora, como pueden ser los planes de empresa y las medidas de apoyo para implementar las ideas de negocio en proyectos reales.

Otra cuestión que la Comisión Europea (2008) ha puesto en evidencia es que la enseñanza en iniciativa emprendedora está mayoritariamente concentrada en las escuelas de negocio y en las facultades y estudios de economía y empresa. En este sentido, varios autores e instituciones (CE 2008; Sorgman et al., 2008; WEF, 2009) proponen hacerla extensiva a todas las disciplinas, especialmente en las carreras técnicas, ya que es en estas disciplinas donde la iniciativa emprendedora puede ayudar a comercializar los resultados de la investigación.

Por otra parte, una de las maneras de ampliar la formación y la educación en emprendimiento es mediante la formación a distancia, ya que una de las ventajas que tiene la formación virtual respecto a la presencial es precisamente su escalabilidad y su potencial de llegar a más estudiantes. Los datos de Coduras et al. (2010) respecto a la formación emprendedora de carácter informal muestran que en España un 5,7% del total de la población entre 18 y 64 años ha recibido formación en línea y este porcentaje representa el 39,4% del total de personas que han recibido algún tipo de formación emprendedora de carácter informal (véase también tabla 3).

Respecto a la educación reglada, Arbaugh et al. (2010) hacen una revisión sobre la investigación de las modalidades de aprendizaje en el ámbito de la empresa a nivel universitario y concluyen que no hay prácticamente estudios sobre educación emprendedora en entornos virtuales o blended. Esta situación, comparada con otros ámbitos del management en la cual sí se han hecho estudios, induce a los autores a cuestionar si los académicos no deberían dedicar más tiempo a discutir cómo enseñar iniciativa emprendedora en un entorno virtual que a discutir de si se debe enseñar o no.

Conclusiones

En los últimos años, la formación en emprendimiento se ha extendido a muchos países del mundo, entre ellos España.

Los españoles reciben educación y formación a lo largo de la vida, ya sea en la escuela, en la universidad o en otras entidades más allá de la educación formal y obligatoria. Aunque la formación voluntaria está más generalizada que la obligatoria, la gran mayoría ha recibido formación formal. En este sentido, la formación reglada en emprendimiento en España tiene algunas carencias en cuanto al alcance (concentración en disciplinas relacionadas con la empresa y la economía) y a la metodología que no está adaptada a las competencias que se necesitan desarrollar entre los potenciales emprendedores.

Es por ello que los principales retos que tiene la formación en emprendimiento en España es mejorar las metodologías docentes más que aumentar el nivel de formación de la población en general que actualmente puede considerarse suficiente. No obstante, en el ámbito universitario sí parece necesario, ampliar la formación a otras disciplinas más allá de las relacionadas con la empresa y la economía, especialmente en las técnicas. Por otra parte, no debería quedar sólo circunscrita a los estudiantes, sino que también se podrían incluir otros miembros de la comunidad universitaria como los investigadores y profesores.

En este sentido, los programas a distancia pueden contribuir a alcanzar estos retos. Por un lado, pueden satisfacer la necesidad de formación informal cuando las personas se encuentren en el momento de emprender y necesiten conocimientos y habilidades específicos, y por otro lado, la metodología propia de muchos programas a distancia que ya están en consonancia con lo que los expertos indican que deben centrarse: las competencias emprendedoras.

Referencias bibliográficas

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ARBAUGH, J.B.; DESAI, A.; RAU, B.; [et al.] (2010). «A review of research on online and blended learning in the management disciplines: 1994-2009». Organization Management Journal, n.º 7, págs. 39-55.

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WORLD ECONOMIC FORUM (2009). Educating the next wave of entrepreneurs, Suiza: WEF. [Fecha de consulta:10/02/2014] http://www.weforum.org/reports/educating-next-wave-entrepreneurs

 


  1. El Libro verde (CE 2003, pág. 6) define espíritu empresarial como «una actitud en la que se refleja la motivación y la capacidad del individuo, independiente o dentro de una organización, para identificar una oportunidad y luchar por ella para producir un nuevo valor o éxito económico». Esta definición coincide prácticamente con la que otros autores han definido como iniciativa emprendedora. A efectos de este artículo, ambos términos se consideraren sinónimos.
  2. Si no se afirma lo contrario, la referencia al Eurobarómetro es de la encuesta del 2002.
  3. Por educación emprendedora se entiende el conjunto de conocimientos y habilidades sobre el hecho o con el propósito de emprender en su sentido más amplio y que tiene lugar en instituciones de educación reglada a nivel de primaria, secundaria o terciaria de manera voluntaria u obligatoria. En cambio, la formación emprendedora es el conjunto de conocimientos y habilidades que se imparten con el objetivo de preparar al individuo para poner en marcha una idea de negocio. En este sentido, la formación emprendedora es más específica que la educación emprendedora y puede formar parte de la educación formal (reglada / acreditada) o de la informal que se imparte fuera del sistema educativo reglado, como pueden ser asociaciones empresariales, ayuntamientos, cámaras de comercio, etc.). A efectos de este artículo, cuando no especificamos el contrario, formación en emprendimiento incluye los dos tipos.

 

Cita recomendada

LAMOLLA, Laura. La formación en iniciativa emprendedora: qué, quién y cómo. Oikonomics [en línea]. Mayo 2014, no. 1, pp. 23-29. ISSN: 2339-9546. DOI: https://doi.org/10.7238/o.n1.1406


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