Número 17 (diciembre de 2012)

¿ISI lo quemamos todo?

Dani Aranda

Hemos transformando un sistema de comunicación y de intercambio de conocimiento académico como son, o eran, las revistas científicas en una simple herramienta de acreditación y en un negocio. Para muestra un botón.

La semana pasada envié un artículo a una revista indexada en ISI, que básicamente es un monopolio privado que cataloga las revistas en función de un supuesto índice de prestigio. Su respuesta fue la siguiente: “Ya tenemos completos los tres números correspondientes a 2013 y 2014. Tenemos un gran número de trabajos en proceso de dictamen, los artículos que recibimos ahora, inician lo antes posible el proceso de dictamen (que puede tomar de 6 a 12 meses) y de ser aprobados se programa su publicación de acuerdo a la disponibilidad de espacio en cada número”.


Esto significa que una investigación (hablo del ámbito de las ciencias sociales) que se realizó durante el 2011 y el trabajo de análisis y posterior redacción del artículo durante el 2012 se publicará, con suerte, ¡en el 2015! ¿Estamos locos o qué?

 

Esto puede parecer anecdótico pero los que trabajamos en la universidad estamos hartos de semejante barbaridad y disfunción. Los procesos de acreditación de las diferentes agencias de calidad (estatales o autonómicas, da lo mismo) y sus burócratas y políticos de turno se han inventado un sistema insostenible y absurdo que únicamente potencia el efecto embudo y perjudica seriamente la difusión del conocimiento académico entre investigadores.  

 

Pero no únicamente está en juego el intercambio de conocimiento. Este sistema de acreditación y de evaluación de la calidad de los docentes universitarios también se ha empeñado en olvidar un principio básico de la universidad: su función social y la consecuente e ineludible transferencia de conocimiento a la sociedad. Resulta que escribir sobre proyectos, difundir ideas o divulgar contenidos académicos en forma de artículos periodísticos, charlas, entrevistas o libros de divulgación tiene una importancia relativa e incluso nula de cara a las agencias de calidad. 

 

El actual sistema de acreditación colapsa las revistas científicas existentes hasta provocar la mayor disfunción posible: su inutilidad como herramientas de intercambio de conocimiento académico. Las revistas pasan de ser instrumento que nació (o eso me gustaría pensar) con una vocación orientada a la comunicación, divulgación y propagación de ideas y reflexiones a convertirse en aquello que justifica la posibilidad o imposibilidad de alcanzar una categoría profesional determinada, vaya, un aumento de sueldo. 

 

Estoy a favor de medir, valorar o revisar el trabajo docente y la calidad de la investigación académica pero está claro que las cosas así no pueden seguir. Señores burócratas, políticos y demás mentes pensantes, por favor, trasformen los actuales chiringuitos de calidad en algo que promueva la excelencia académica pero de verdad y sin complejos porque, tal y como están las cosas, todos salimos perdiendo.
 

 

Cita recomendada

ARANDA, Dani. ¿ISI lo quemamos todo? COMeIN [en línea], diciembre 2012, núm. 17. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n17.1285

gestión del conocimiento; 
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