Número 45 (junio de 2015)

Congresos y retos lingüísticos

Candela Ollé

Biblioteconomía y ciencias de la información: educación e investigación (Library and Information Science: education and research) parece un título suficientemente amplio e interesante para abordar la casi totalidad de la disciplina y generar discusión entre colegas y expertos. El congreso, a pesar de ello, en la medida que ha ido evolucionando el texto que leéis, ha quedado en segundo término. En un simposio internacional, repetidamente emerge –confío que no sea una obsesión personal, sino desgraciadamente bastante generalizada– un mismo tema: las carencias en las competencias en lengua inglesa. ¿Qué falla? ¿Cómo podemos mejorarlo?

Aunque la intención inicial era hacer una reseña -de las consideradas tradicionales- del III International Seminar on LIS Education and Research que se tuvo lugar la semana pasada en la Facultad de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Barcelona, finalmente el texto que tenéis delante aporta ideas para la reflexión -o al menos lo intenta- sobre la mala posición del Estado español en las competencias en lengua inglesa.

 

Antes, un paréntesis para trasladaros una crónica del congreso LIS-ER, recién publicada en el blog Biblogtecarios por Eli Ramírez, que sintetiza las temáticas tratadas y los posters ganadores. Próximamente las presentaciones y un vídeo de las ponencias serán subidos al web del acto y los tuiteos recogidos con la etiqueta #liser2015. El formato del congreso, muy acertado desde mi punto de vista: un día dedicado a educación y otro en investigación. Con la estructura sistemática de ponencia para presentar resultados, condensada en una media hora, seguida de una mesa redonda con breves presentaciones de los expertos, turno de preguntas y sobre todo intercambio de comentarios.

 

Retomando el hilo lingüístico, el contenido de la ponencia no me preocupó ni un momento, ya que estaba segura que sería metodológicamente rigurosa y posiblemente interesante para los asistentes, ya que hacía meses que lo trabajábamos. Además, repasé pautas para preparar unas diapositivas adecuadas, pero ¿y un aspecto tan básico como la lengua para comunicarse? El discurso estaba preparado, pero la inseguridad cuando te alejas e improvisas, y sobre todo una vez se inicia el turno de preguntas. ¿Qué nos falla?

 

¿Por qué a pesar de estudiar desde pequeños, asistir a clases en academias e incluso hacer alguna estancia en países de habla inglesa, no llega nunca la confianza, el control, y sentirse a la altura de otros hablantes no nativos? Según el Índice de Nivel de Inglés (EF EPI), España es el 20º de los 63 países que participan en el ranking. “Sin embargo, lo cierto es que el nivel de inglés de la población adulta española ha mejorado significativamente en los últimos siete años, y ha sido el cuarto país europeo que más ha mejorado desde 2007. [...] Por CCAA, el nivel es más alto en el País Vasco y Madrid”, afirman los autores de la cuarta edición de EF EPI.

 

Haciendo uso del sentido común, más que del conocimiento en profundidad de la temática, algunas posibles alternativas -no todas a nuestro alcance- para los más pequeños podrían ir dadas de la mano de las nuevas tecnologías: webs y apps; un cambio de actitud en el uso de la versión original a la hora de consumir cine o televisión; fomentar la inmersión lingüística real en la escuela y hacer hincapié en la oralidad; el nivel de exigencia tanto de alumnos como de docentes; la promoción de la obtención de títulos oficiales en lengua inglesa; reducir la ratio de alumnos por aula e introducir la enseñanza de las lenguas extranjeras en las guarderías, ya que los primeros cinco años de vida son claves para el aprendizaje.

 

Se me ocurren otras prácticas para aquellos que ya tienen conocimiento del idioma, pero lo tienen que mejorar: escuchar podcasts de programas de radio como la BBC por ejemplo; leer habitualmente contenidos de interés o vinculados con las aficiones; mirar series de procedencias diferentes para reducir la dificultad de comprensión de los diferentes acentos y, aprovechar, siempre que les sea posible, la posibilidad de hablarla.

 

Todo ello surge de ver repetidamente que en un congreso internacional hay un déficit lingüístico importante y bastante generalizado. Confiamos ir progresando adecuadamente.

 

Cita recomendada

OLLÉ, Candela. Congresos y retos lingüísticos. COMeIN [en línea], junio 2015, núm. 45. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n45.1543

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