Número 81 (octubre de 2018)

El festival de Sitges, agenda de la industria audiovisual

Mònica Garcia Massagué

Al 2009, el editor de Cine Scope (además de guionista y ex programador del Festival de Locarno) Mark Peranson dividió el ecosistema de los festivales en dos: por un lado, el festival de negocio y por otro, el festival de público. El primero se caracterizaría por un presupuesto elevado para su organización, un gran número de presencias acompañando los estrenos (la mayoría de ellas internacionales) y, sobre todo, la presencia de un mercado o actividad comercial intensa en su marco. El segundo modelo, por el contrario, por su menor presupuesto carecería de capacidad para atraer estrenos, presencias y su participación dentro de la industria sería más bien escasa o nula.

La simplificación de Mark Peranson describía dos tipos de festival que, con funcionalidades diferentes, conviven en la galaxia (cada vez más numerosa) de certámenes competitivos, muestras y manifestaciones cinematográficas en todo el mundo. Un modelo intermedio es el que desde hace cuatro ediciones se ha puesto en práctica en Sitges – Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña. En el pasado, Sitges había acogido intentos de creación de un mercado u oficina de ventas que no cuajaron. Aun así, el festival siempre ha sido un espacio natural para la adquisición de nuevos títulos dentro del género y, sobre todo, para la captación de nuevos talentos, gracias a la participación cada vez más numerosa de agencias de talento norteamericanas.
 
Si el negocio estaba ahí, el planteamiento de la nueva área llamada Sitges Film Hub consistía en encontrar una fórmula para significar esta industria tan presente en el festival. En este sentido, se ha apostado por la fórmula de agenda y espacio de networking, de forma que todas las instituciones del sector audiovisual encuentren en Sitges un lugar natural donde crear sus acontecimientos e interactuar entre ellas, aprovechando también la presencia de profesionales internacionales.
 
Igualmente, Sitges ha creado una serie de acontecimientos propios con una duración de uno o dos días y diseñados para atraer y sumar esfuerzos con otras industrias culturales (Sitges Taboo’ks para la adaptación literaria, o Sitges Bacanal, que marida cine y gastronomia); para la promoción del talento actoral (Blood Red Carpet); para el mentoring entre productores (Producers meet Producers); el concurso pitch de nuevos largometrajes (Sitges Pitchbox); la presentación de proyectos en fase final de producción (Sitges Coming Soon); las novedades dentro de la Realidad Virtual y otras tecnologías (Sitges Cocoon), etc.
 
Esta fórmula a medio camino entre el mercado tradicional y las necesidades de un certamen básicamente de público (por las salas de Sitges pasan más de 180.000 espectadores) ha sido un éxito absoluto, triplicando la oferta de la agenda profesional este año y superando los 2.000 acreditados, que han tenido la oportunidad de participar en ella.
 
Para saber más: 
 
PERANSON, Mark. First you Get the Power, The You Get the Money: Two Models of Film Festivals. Article de Dekalog 3. On Film Festivals. Editor: Richard Porton. Wallflower, London, 2009. Pags: 23-37. 

 

Cita recomendada

GARCIA MASSAGUÉ, Mònica. El festival de Sitges, agenda de la industria audiovisual. COMeIN [en línea], octubre 2018, núm. 81. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n81.1872

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