En la Jornada sobre Inteligencia Territorial del pasado octubre, Christian Wartena y Montserrat Garcia Alsina presentaron los mapas de conocimiento territoriales como un instrumento al servicio de la innovación y el desarrollo sostenible de las regiones. Este artículo explica qué son y cómo se hacen estos mapas de conocimiento.
Los mapas de conocimiento recogen qué conocimiento hay en una organización o en un territorio, dónde se puede encontrar, qué conocimiento falta y qué flujos podría haber entre los diferentes activos. El análisis de los mapas permite analizar cómo se está efectuando el ciclo de gestión del conocimiento para generar más conocimiento y, por tanto, incrementar los activos organizativos o de un territorio. Para efectuar mapas del conocimiento, hemos de tener en cuenta cuatro tareas: identificar la estructura y componentes de los mapas, identificar el contenido de los componentes, definir las fuentes de información de donde extraer los datos y, finalmente, determinar las técnicas que se aplican para extraer información y analizarla.
Si nos centramos en los mapas de conocimiento del territorio, en relación a la estructura y sus componentes se tienen en cuenta, en primer lugar, las funciones y los procesos regionales vinculados con la innovación y el desarrollo del territorio y, en segundo lugar, el contenido de los mapas que reflejen los componentes involucrados. Los componentes de los mapas son: a) los actores que tienen un papel importante en el territorio (organizaciones, administraciones públicas, empresas, clusters, universidades, institutos de investigación...); b) las estructuras relacionadas con la economía territorial (tipos de sectores existentes y su tamaño, perfil de las empresas que desarrollan su actividad, estructuras cuya actividad está adscrita a la política o la administración pública...); c) las infraestructuras implantadas en el territorio, tanto técnicas (agua, energía y transporte), sociales (sanidad, educación, cultura), financieras (banca, ayudas gubernamentales, venture capital) y políticas, como de los sistemas de ciencia y de innovación; d) los recursos relacionados con diferentes aspectos como, por ejemplo, la naturaleza (geología, agua, aire, clima, capacidad de acumulación), las materias primas (minerales, vegetación, animales), la demografía (habitantes y estructura), la capacidad de innovación regional o el capital intelectual, y e) el capital social, especialmente las relaciones en las cuales tiene lugar el intercambio y la generación de conocimiento como base para innovar, pero también los aspectos vinculados con este intercambio (vínculos y configuración de las redes, códigos y lenguajes compartidos, confianza, normas, y obligaciones).
Vinculada al contenido de los mapas, está la selección de fuentes de información que suministran los contenidos. Ejemplos de fuentes de información son páginas web de las empresas o de los organismos públicos ubicados a la región, informes ministeriales, estadísticas o indicadores de innovación.
Por último, es importante identificar y extraer información relevante, y esto se puede hacer mediante técnicas de crawling, recuperación de la información y minería de texto, donde los vocabularios controlados como son los tesauros juegan un papel destacado. La minería de texto permite extraer y analizar gran cantidad de textos provenientes de Internet o de diferentes bases de datos, mediante diversas técnicas. Por tanto, la aplicación de la minería de texto a la inteligencia territorial explota la gran cantidad de datos desestructurados sobre el territorio para extraer información relevante que, una vez analizada, se convierte en información y conocimiento.
En la misma jornada, el profesor Wartena y yo misma expusimos el proyecto que nuestras respectivas universidades están llevando a cabo para diseñar una metodología específica que facilite efectuar mapas del conocimiento territorial. Las dos regiones que hemos tomado como base del trabajo empírico son Baja Sajonia (Niedersachsen), en Alemania, y Cataluña.
La metodología propuesta pretende contribuir a identificar mejor el conocimiento de una zona o territorio con la voluntad de ser un instrumento útil para aquellos agentes o actores involucrados en la innovación y el desarrollo, porque facilita la identificación y transferencia de conocimiento para crear más y así innovar y aumentar los activos intelectuales de una región.
Cita recomendada
GARCIA ALSINA, Montserrat. Mapas del conocimiento regionales para la inteligencia territorial. COMeIN [en línea], noviembre 2013, núm. 27. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n27.1380
Profesora de Información y Documentación de la UOC
@mg_als