Tenía todo a punto para dedicar mi COMeIN a las micronarrativas como género emergente, sobre todo en las redes sociales. Pero he aquí que, de forma inesperada, me veo escribiendo una curiosa experiencia personal sobre Twitter, los memes y la Familia Real.
En momentos tan dramáticos como un atentado terrorista o una situación de emergencia, la confusión y el miedo, sumados a la inmediatez de las redes sociales parecen campo abonado al engaño, al bulo, a la falsedad. Esto lo sufrimos de manera muy clara en las primeras horas tras el atentado del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils, cuando las redes sociales se llenaron no solo de mensajes con información falsa, sino incluso de audios con testimonios tan engañosos como creíbles. Un mes más tarde saltaba la noticia de una mujer detenida por difundir un bulo por WhatsApp sobre la presencia de yihadistas en Málaga. A partir de estas experiencias vuelco unas reflexiones personales sobre las conflictivas asunciones que llevamos a cabo entre ficción, realidad, verdad y credibilidad.