El pasado 28 de diciembre Netflix presentó una propuesta guardada con calculado semi-secretismo. Un formato inédito de la prestigiosa serie distópica Black Mirror, de Charlie Brooker, en forma de largometraje interactivo. El impacto -y la polémica- han sido notables: ¿el futuro del audiovisual? ¿Un experimento innovador, aunque limitado en su alcance? ¿Un truco caduco deudor de fórmulas ya agotadas y de poco calado? Yo estoy a medio camino entre las dos primeras opciones y en este COMeIN daré algunos apuntes sobre por qué. En cualquier caso, creo que Black Mirror: Bandersnatch merece mucha atención como ficción interactiva. Si quieres seguir (no spoilers), pincha aquí.