Crowdsourcing es un término que durante los últimos años se ha popularizado para hacer referencia, de manera bastante ambigua, a formas de colaboración entre dos tipos de agentes: por un lado, los que proponen una idea o plantean un problema; por el otro, público -potencialmente numeroso- atraído y dispuesto a invertir tiempo, talento y dinero en el reto. En el ámbito cultural, el crowdsourcing ha inspirado proyectos atractivos e innovadores con algunos casos de éxito, pero también frustraciones y fracasos. A raíz de mi colaboración en una semana temática sobre crowdsourcing, trataré de apuntar algunas reflexiones sobre los retos que supone perdernos entre la multitud.