Número 13 (julio de 2012)

MegaJournals, o el fin de las fronteras documentales

Alexandre López-Borrull

Las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), e Internet por encima de todo, han cambiado  muchas de las cosas que estábamos acostumbrados a hacer y las han cambiado, en algún caso siendo conscientes, y en otros sin serlo. Uno de los mejores ejemplos lo tenemos en las revistas científicas.

Así, la manera como los científicos difundíamos nuestros conocimientos también ha cambiado. Y posiblemente más cambiará todavía. Los nostálgicos del funcionamiento de las revistas científicas en papel pueden aprovechar para leer este artículo reescuchando la canción The way we were de Barbara Streisand.

 

En los años 80 nadie podía tener dudas sobre si se encontraba ante una revista científica o bien una base de datos. Eran como una sandía y un melón, productos no sólo veraniegos, sino fácilmente diferenciables. Una revista, con volúmenes, números, artículos, en papel y por disciplinas. Y una base de datos, en formato DOS, muy poco amigables, alejadas de las interfaces sencillas, pero también claramente identificables. Eran dos tipos de documentos, claramente y sin dudas.

 

Pero las fronteras se han ido desdibujando y los expertos y los docentes en Fuentes de Información cada vez tenemos que invertir más tiempo para decidir qué es una revista y qué es una base de datos. Ahora una base de datos se puede entender más como un formato de presentación y visualización que como una fuente de información por sí misma, ni primaria ni secundaria.

 

La aparición de los depósitos digitales también tuvo que ver en este proceso de desdibujar fronteras. Siendo muchos una base de datos de documentos, pretendían, siguiendo la filosofía de Acceso Abierto, poner de forma accesible todo de documentos, normalmente artículos, que en forma preprint o en versión final, formaban parte de alguna revista científica. Entre estos, destacaban arXiv o bien e-Lis, de Información y Documentación.

 

Las revistas científicas pasaron a ser electrónicas, como todo lo que existía antes de Internet, y parecía, tan sólo, que esto significaría el fin del sistema de revistas, y sobre todo del modelo de negocio de las grandes editoriales comerciales (no ligadas a sociedades científicas) en las que los creadores de contenidos, de forma gratuita, eran también los compradores de contenidos, de forma cada vez menos gratuita. Como en tantas cosas en los inicios de Internet, parecía que sería el fin y la democratización y gratuidad general de los contenidos.

 

Pero las grandes editoriales, y las grandes revistas, ayudadas por las políticas de evaluación del mundo académico que priman el factor de impacto, pudieron adaptarse a la red, haciendo posible, también hay que decirlo, aportar servicios de valor añadido a sus sitios web y la conectividad de los artículos.

 

Y pues, ¿por qué hablamos de MegaJournals? Así como a finales del siglo XIX y principios del XX, el mundo químico-farmacéutico marcóla emprendeduría y durante muchos años, Chemical Abstracts fue un gran ejemplo de fuente de información, ahora la tendencia y el empuje parecen tenerla el mundo de las Biociencias y la Medicina. La aparición de un nuevo modelo de revista, y totalmente ligada y apoyada por el Acceso Abierto, marca el camino. Y será el camino, sin duda.

 

En efecto, iniciativas como PLoS marcan un nuevo camino. Una sociedad, sin ánimo de lucro que lanza nuevas revistas, llamadas como tal, y que consiguen un éxito fulgurante. Pero son algo más que revistas. Son también la vía de futuro.

 

Acceso abierto: los artículos los pagan los autores para ser publicados, con cuotas y ayudas especiales para países y universidades que demuestren dificultades para asumir los costes. Revisión por parte de expertos como criterio. Y, sobre todo, muchos y muchos artículos. PLoS One es seguramente la revista más conocida y reconocida. Una revista que nace en 2006 y que al cabo de cinco años publica su artículo ¡número 20.000! Es por ello que hablamos de megajournals, dado que los cifras que los acompañan son ingentes y lo serán más, dado que es el modelo que parece más exitoso y el que más iniciativas nuevas están siguiendo, como el Scientific Reports, de Nature, o bien el Sage Open, en este caso ligado a las Ciencias Sociales y Humanidades.

 

Un cambio de modelo, una amenaza para las editoriales de siempre, que están abriendo resquicios para crear proyectos similares y abriendo cada vez más modos de Acceso Abierto, pero que puede que sea el modelo de las revistas del futuro. Seguramente, los pioneros, como siempre, puede que se salgan o den lugar a nuevas propuestas, pero el camino, repetimos, está marcado.

 

Pero, no nos engañemos, el modelo de éxito no es sólo la escala, sino también el valor añadido que hay en cada artículo. Métricas de consulta, referencias pasadas y futuras enlazadas, comentarios, foros de discusión. Hacer una revista buena y con buenos artículos, el objetivo de todo editor.


Es por ello que cada vez más, los artículos serán el punto de medida de las cosas, y que sea una revista o una base de datos tipo repositorio dependerá de un solo criterio, a nuestro entender: la evaluación por parte de expertos, la a menudo criticada pero efectiva medida de calidad con la que los científicos nos dotamos para mejorar la difusión de nuestro conocimiento.

 

Como todo modelo de éxito, saldrán nuevas iniciativas y modelos de copia, pero no todas serán igual de buenas. Pero, el camino está marcado. Y terminamos este artículo con otra canción de caminos, Thunder Road, de Bruce Springsteen, y deseando un buen verano a todos los lectores de COMeIN.


Para saber más:

 

http://www.dipity.com/plosone/PLoS-ONE-Milestones/

http://www.slideshare.net/PBinfield/ssp-presentation4

http://sgo.sagepub.com/

http://www.nature.com/srep/index.html

 

 

Cita recomendada

LÓPEZ-BORRULL, Alexandre. MegaJournals, o el fin de las fronteras documentales. COMeIN [en línea], julio 2012, núm. 13. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n13.1249

documentación;  gestión del conocimiento; 
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