Número 41 (febrero de 2015)

Cocinar, comer, comunicar

Amalia Creus

El buen comer está de moda, está en los medios y está, sobre todo, en la red. Festivales gastronómicos, restaurantes pop-up, blogs y apps nos ayudan a elegir un buen vino o a descubrir el tiempo exacto de preparación del fricandó... Lo que se cuece va más allá de los fogones y, ya sea por la crisis o por estar a la última, el hecho es que la cocina gana cada vez más 'seguidores', se expande en Internet y se multiplica en las redes sociales. Bienvenidos al mundo foodie, donde comer y cocinar son, más que nunca, comunicar.

Hubo un tiempo en que las comidas eran un espacio reservado a la familia y a los amigos más cercanos, un tiempo en el que comprábamos nuestras provisiones en una tienda de barrio y en el que el secreto de nuestros mejores platos estaba en seguir las recetas de nuestros abuelos. Pero nuestros ámbitos alimentarios, igual que las demás dimensiones de nuestra vida, no han quedado inmunes a los cambios sociales que nos brindan las tecnologías digitales. Hoy las redes sociales nos permiten expandir horizontes, conocer nuevos sabores y adquirir nuevos productos, reinventando así, a través de múltiples canales, nuestro gusto y nuestra manera de comer. El presente es de tecno-chefs, de gastroblogueros, de propuestas culinarias que se exhiben en reality shows, sitios web y vídeos en línea. Internet ha abierto nuestro apetito y nuestra curiosidad a nuevas experiencias gastronómicas, convirtiéndonos en participantes activos de una cultura alimentaria que se crea, comparte y saborea en la red.

 

En ese emergente nuevo mundo gastronómico, algunos estudios nos hablan de sorprendentes dimensiones de nuestras prácticas alimentarias. Por ejemplo, el hecho de que nuestra relación con la comida se construya, cada vez más, desde nuestra experiencia visual. Así lo señala un informe recientemente publicado por la consultora Hartman Group: “Cada vez es más frecuente elegir y comprar alimentos en línea, sin necesidad de tocarlos, degustarlos u olerlos”. En su lugar –afirman estos especialistas– “buscamos sitios web que nos ayuden a imaginar la experiencia que nos proporcionan diferentes alimentos”, sea con la ayuda de imágenes apetitosas, sea a partir de comentarios compartidos en las redes sociales. En efecto, la naturaleza social de nuestras prácticas alimentarias es otro aspecto que se ha ido transformando desde la aparición de Internet. Un ejemplo de ello es la creciente relevancia que han adquirido las opiniones y experiencias ajenas a la hora de elegir qué y dónde comer. Sitios como Tripadvisor, Foodspotting o Wikitapas son solo algunos ejemplos de los muchos recursos que hoy nos permiten compartir, en tiempo real y a todo color, nuestras aventuras y desventuras gastronómicas.

 

Para algunos expertos en el tema, el entorno económico actual ha ayudado a potenciar el interés colectivo en los fogones. La crisis ha dado lugar a que más personas opten por comer en casa, despertando un reavivado entusiasmo por la cocina casera. Otros, sin embargo, apuntan a una excesiva sofisticación de la cocina de toda la vida que no hace más que revestir de aires fashionistas una experiencia tan humana, universal y cotidiana como es el acto de comer. Así opina, por ejemplo, William Deresiewicz, periodista de The New York Times. El foodismo –dice– ha adquirido las características de lo que en tiempos de posguerra la clase media acomodada solía llamar cultura; es caro y es esnob, en la medida que requiere de un conocimiento experto que solo pueden adquirir los más abastados. “Ya a nadie le importa si sabes de Mozart o Da Vinci –ironiza– pero es mejor que sepas diferenciar entre una ganache y una cobertura fondant”.

 

Sea como sea, lo interesante del tema es que comer va mucho más allá de una necesidad biológica. Como alguna vez afirmó el antropólogo francés Claude Fischler, los alimentos son portadores de sentido. El tomate y el caviar, de manera muy diferente, nutren tanto a nuestro cuerpo como a nuestro imaginario. Permiten, en palabras del mismo autor, construir y poner en escena la realidad de las relaciones sociales: comunicarnos, transmitir tradiciones, generar afectos. De todo ello seguiremos hablando, con mucho gusto, en próximos COMeIN...

 

Cita recomendada

CREUS, Amalia. Cocinar, comer, comunicar. COMeIN [en línea], febrero 2015, núm. 41. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n41.1512

cultura digital;  medios sociales; 
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