Número 84 (enero de 2019)

'Plan S': La velocidad del acceso abierto depende del punto de referencia?

Alexandre López-Borrull

Podríamos haber elegido un título para el artículo como "Plan S: aquello de lo que todo el mundo habla" siguiendo la moda de los clickbait, pero no todo lo vale para ser leído en una era de infoxicación también académica. Anteriormente en esta misma revista hemos reflexionado sobre cómo, poco o mucho, las cosas se mueven en el ámbito de la comunicación científica. Acceso abierto como objetivo: para algunos demasiado despacio, y para otros demasiado rápido. Pues bien, este año podemos decir, dado el eco, que estamos ante uno de los verdaderos puntos de inflexión, aquellos hechos que sirven en el futuro para explicar los cambios en el pasado. Hablamos del Plan S, y el estruendo que ha generado en la comunidad científica. Veamos los hechos, las consecuencias, y algunas ideas a apuntar.

Empezamos, pues, por donde empiezan las grandes historias, volviendo de vacaciones. El 4 de septiembre se dio a conocer el Plan S, una iniciativa puesta en marcha por Science Europe en lo que se conoce como la cOAlition S. Science Europe es la asociación europea de agencias públicas de financiación de la investigación y de organizaciones de investigación, como por ejemplo el CSIC de España. Por su parte, formalmente la cOAlition S, es una iniciativa promovida por una selección de estas agencias y entidades (ver figura 1).
 
 

  Figura 1. Instituciones y organizaciones promotoras de la Coalition S

 
El objetivo de la iniciativa es lograr de forma efectiva y eficiente el acceso abierto a las publicaciones científicas realizadas gracias a la financiación pública de estas instituciones. Decimos efectiva porque por muchos esfuerzos, políticas, exigencias y promociones los datos no llegan a alcanzar los porcentajes de excelencia considerados, y llamamos eficiente para que el crecimiento del acceso abierto se está llevando a cabo fundamentalmente por la publicación en revistas llamadas híbridas. Vamos por un momento al inicio del movimiento del acceso abierto en el que la idea era que los artículos de investigación se pusieran a disposición libre de toda la sociedad mediante la publicación en revistas en acceso abierto (vía dorada) o bien la autopublicación en repositorios o sitios webs propios (vía verde). En el primer caso, o bien se pagaba para publicar (revistas con modelo de negocio privado) o bien se publicaba en revistas académicas ligadas a universidades y otros centros públicos, en ambos casos los artículos están a disposición pública. En el segundo caso, a pesar de existir una versión final, se publicaban (si no se disponía de todos los derechos) los artículos en formato no editado (pero sí revisado) en el repositorio institucional o temático escogido.
 
Sin embargo, el que se fue gestando como modelo de negocio preeminente fueron las revistas llamadas híbridas, que son finalmente financiadas tanto por la suscripción a las revistas (habitualmente vía las licencias a los grandes paquetes de las grandes editoriales) y también dispuestas en abierto vía los Article Processing Charges  (APCs). La universidad (vía biblioteca, a menudo) paga la suscripción a la revista para que sus miembros puedan acceder a todos los artículos. A la vez, los científicos que publican artículos, pagan los APCs para que aquel artículo esté en acceso abierto para todos los lectores. Pagar por leer y pagar por publicar, doble rastrillo para las principales revistas, que han encontrado un modelo de negocio aún más provechoso. La insostenibilidad para unos recursos cada vez más migrados ha llevado a plantear finalmente la cOAlition S, dado que otros muchas políticas de promoción del acceso abierto, a pesar de las disposiciones legales, no han sido exitosas.
 
Como decíamos, la cOAlition S dio a conocer sus 10 principios, tal como se pueden ver en la figura 2:
 

 Figura 2: 10 principis de la cOAlition S

 
A partir de ahí, tuvo lugar debate en muchos niveles con polémicas varias incluidas. Desde mi punto de vista, quisiera destacar los siguientes aspectos:
 
-Resulta muy significativo, aunque parezca un aspecto técnico del que se ha debatido poco, la propuesta de que los autores mantengan los derechos de autor (principio 1), y hagan que los artículos queden en formato CC BY. Este cambio, más allá de lo económico, es de los que puede hacer que las grandes editoriales, sobre todo, ofrezcan mayor resistencia a asumirlo. De alguna manera, lo que viene a decir es que si los autores no han sabido o podido hacerse valer en este aspecto, los derechos de autor de lo que se genere con dinero público sea público, y se pueda reaprovechar de las formas que permite el CC BY.
 
-También resulta muy significativa la propuesta de los financiadores de ser ellos (o las universidades) quienes asuman los gastos de publicación, en lugar de los investigadores. Como dice en Robert-Jan Smits en una entrevista en el País: "tengo muy claro que hay suficiente dinero en el sistema, sólo que en el lugar incorrecto... ahora el dinero está en las bibliotecas académicas, que gastan enormes cantidades para suscribirse a revistas, pero esto podría cambiar de lugar si forzamos el acceso abierto."
 
-La clave de los principios y las incertidumbres que se generaron a continuación fue sobre todo el punto 9, que dice que el modelo híbrido de publicación no cumple los principios de la coalición. Esto presentaba dudas como si quería decir que ya no se podía publicar en aquellas revistas investigación financiada por las instituciones promotoras, en algunas disciplinas, el conjunto de revistas target pasa a ser muy escaso. Por poner un ejemplo, en la categoría temática de Library and Information Science que recoge el Scimago Journal & Country Rank (SJR), de las 226 revistas recogidas, sólo 42 son revistas plenamente de Open Access, siendo la mayor parte de las otras híbridas . En el caso de Chemistry (Miscellanous), pasaríamos de 449 revistas a sólo 65 revistas totalmente en acceso abierto.
 
-Este hecho movilizó investigadores preocupados, legítimamente, por lo que se menciona como la libertad académica, la posibilidad de escoger la revista científica donde publicar. Hay que tener en cuenta que cuanto más arriba en los cuartiles considerados, más híbridas son las revistas que están, dado que es el método elegido por la mayor parte de las grandes editoriales. El debate radica en que pasamos de una realidad donde se disponía de un listado negro (black list) como la lista Beal, pensada para filtrar revistas depredadoras (con todas las críticas y sesgos que tenía), a una posible futura lista blanca, con sólo las revistas que cumplen los requisitos que el Plan S dispone. Así, en algunos entornos, se plantea que DOAJ podría ser este entorno, dado que cumple un criterio selectivo de calidad y todas las revistas cumplen los requisitos mencionados. Uno de los principales focos de crítica ha sido en el mundo de la Química, dado el gran número de revistas que quedarían fuera del dominio posible. Este hecho ha provocado una carta abierta, Reaction of Researchers to Plan S; Too far, too Risky ?, firmada por científicos de todos los países de las instituciones promotoras. En todo caso, la reflexión sería cuál es la libertad académica cuando se decide publicar en una u otra revista en función del cuartil que éstas tienen.
 
En las especificaciones publicadas en noviembre de 2018, la cOAlition S concreta más cuáles son las acciones que harían que los artículos cumplieran el Plan S (figura 3)
 

Figura 3. Concreciones de la guía de implementación del Plan S sobre cómo cumplir los principios

 
Con ello se suaviza la dependencia de todo el proceso en el modelo de revista, diciendo que se puede elegir una revista que cumpla requisitos (vía dorada), que se depositen los artículos (versión aceptada) en un repositorio, o bien, como fórmula de transición, sean revistas que están dando los pasos para cumplirlas. Este último apunte, una tercera vía para entendernos, es lo que puede hacer que una realidad ahora mismo compleja pueda tener sentido. La clave será entonces la negociación con las grandes editoriales para poder dejar claro este agreement y un calendario real y realista. Tal como se presenta la iniciativa, serían las instituciones las que tendrían un papel activo, también económico, a la hora de publicarse los resultados de la investigación.
 
-China apoya la propuesta del Plan S. En un gesto contundente y definitivo, las tres principales entidades científicas, la China 's National Science Library (NSL), su biblioteca (National Science and Technology Library (NSTL) y uno de los principales financiadores, Natural Science Foundation of China (NSFC), han afirmado que apoyan los esfuerzos del Plan S "para transformar, tan pronto como sea posible, los artículos de investigación con financiación públicos en acceso abierto inmediato justo publicados, y dan también apoyo al amplio abanico de medidas flexibles e inclusivas para lograrlo ". Para entender la magnitud de la decisión hay que considerar que en 2018, China se convirtió en la primera potencia en publicación de artículos científicos. Así por ejemplo, Bo-Christer Bjork ha estudiado que las megajournals tienen un alta dependencia de la producción china, que en algunos casos se convierte en el 25% de los artículos publicados. Para acabar de entender el potencial, consideramos la asimetría, académicos chinos publicando en masa en revistas internacionales, y menos científicos internacionales publicando en revistas chinas.
 
-Habrá que ver cómo las revistas científicas encaran estas nuevas guías y políticas. Como han hecho otras veces, es posible que se hagan pasarelas para cumplir con los requerimientos, y que las revistas sean menos híbridas. Ya hemos visto otras veces que a pesar de tener muy claro dónde se quiere llegar, la velocidad y los primeros pasos son las que han generado más debate. Esta vez, el Plan S ha pisado un poco más el acelerador, y esto para algunos ha sido demasiado rápido. Todavía me sorprende observar cómo hay una parte de la comunidad académica para quienes el acceso abierto es tan engorroso como proceso como rellenar una instancia burocrática y se ha ido generando una resistencia, unos anticuerpos resistentes al cambio que hacen que cualquier cambio se considera demasiado rápido y intrusivo. Ciertamente, deberá lidiar también con esta realidad. Lo que está claro es que los financiadores sí son conscientes de la escasez de los presupuestos y los ingentes márgenes de beneficio de las editoriales, y toman decisiones en este sentido, también para proteger y preservar un bien común, como el conocimiento científico.
 
-El debate ha sido en algunos casos puramente académico, pero como en otros aspectos de nuestra vida, también los medios sociales han recogido el mejor y peor del pensamiento humano. Así, en Rick Anderson recogía recientemente como el debate ha sido llevado a extremos bastante desagradables. En su artículo the Scholarly Kitchen, defendía los motivos y la legitimidad de las preocupaciones y dudas que sobre todo las primeras noticias del Plan S daban a entender. Lo peor ha sido comprobar como en el mundo académico, las teorías de las dos orillas, las cajas de resonancias de los medios sociales también aparecen, y cierto activismo ha optado por la vía gruesa, tanto los que han entrado en las descalificaciones personales de los promotores y firmantes de cartas en contra del Plan S, como los que han apuntado a las teorías conspiracionistas los intereses de personas relevantes en relación a favor o en contra de las grandes editoriales.
 
-Cataluña y España, desde sus instituciones deberían estar a toda costa. Como dice en esta entrevista Robert-Jan Smits, "les está costando encontrar un interlocutor para saber cuál es la postura española ..., pero sin duda España habría de ser, a la cOAlition S, porque cuenta con científicos brillantes que hacen ciencia puntera, y es una pieza importante de esta revolución ". Aunque no formar parte de la coalición, científicos españoles han firmado la carta abierta con reservas sobre el Plan S. Contamos también financiadores privados, como Bancaixa o el BBVA puedan también añadirse a la iniciativa, si es necesario con sus propios ritmos.
 
Hay finalmente y no en último lugar, una reflexión global a hacer. Esta aproximación europea tendrá efectos globales, y habrá que ver cómo se sitúa el resto del mundo académico. El movimiento del acceso abierto quiere y pretende tener una solución global a los problemas de la comunicación científica, y la aproximación europea es necesaria, pero evidentemente no es suficiente. Hemos visto como las fundaciones  Wellcome y Gates apoyan la propuesta, dejando claro incluso que ellos hubieran ido más allá, como ya hacen en la financiación que gestionan para proyectos de investigación. Una interesante editorial en la revista Conservation Biology, crítica con el Plan S, hablaba de que esto podía a la larga perpetuar lo que se conoce como imperialismo académico, una visión poscolonial donde el modelo occidental tiene el monopolio de los flujos de información científica. Esta editorial ha tenido también su respuesta aún en forma de preprint, donde también se recuerda que las vías de promoción han sido muchas y que incluso hasta el 1 de febrero se pueden hacer comentarios y retorno a la iniciativa del Plan S y habrá que ver el resultado final.
 
Los científicos han tenido tradicionalmente filtros para poder leer los contenidos. A medida que se era consciente del problema, se iba pasando a un filtro más focalizar poder publicar los contenidos. En el límite, nos podríamos encontrar con que todo el mundo puede leer artículos, el problema siendo que sólo pueden publicar ciertos grupos de investigación de ciertos países, como una nueva fractura económica y académica. De nuevo, los países en desarrollo ven cómo se mueven presupuestos y sigue sin solucionarse el problema. Una aproximación global pasaría, de nuevo, por una plataforma global de publicación de contenidos, con filtro de evaluación por expertos, con menor peso de la edición formal del artículo pero con criterios formales homologables. Ya puestos, podría convertirse también en un medio social para evitar depender de iniciativas privadas sin criterios claros de preservación. Lo mejor de las revistas, de las redes sociales y de los repositorios. ¿Nos ponemos a ello?
 
Cita recomendada: LÓPEZ-BORRULL, Alexandre. 'Plan S': La velocidad del acceso abierto depende del punto de referencia? COMeIN [en línea], enero 2019, no. 84. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n84.1904.
 
 
comunicación científica;  investigación;  gestión del conocimiento; 
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