Número 7 (enero de 2012)

Sinapsis: la neurociencia social y cultural

Dani Aranda

Recientemente he tropezado con una de las ramas de la ciencia que tiene por objeto de estudio el cerebro y el sistema nervioso: la neurociencia. Sus investigadores están interesados en saber cómo interactúa nuestro organismo con su entorno, de qué manera nuestras neuronas se encargan de transmitir la información necesaria para que nuestro organismo responda de la manera más eficiente posible a multitud de estímulos internos y externos. Hablar de estímulos en neurociencia no sólo significa temperatura, ph, movimiento… sino también creatividad, aprendizaje, lenguaje, atención, razonamiento, empatía o emoción, entre otros. En definitiva, un estímulo tiene la capacidad de promover todos aquellos procesos, respuestas y cambios que nuestro organismo necesita para adaptarse a su entorno biológicamente hablando, pero también cultural y socialmente.

Es desde esta perspectiva social y cultural que la neurociencia abre nuevas puertas a la investigación en ciencias sociales. Incorporar a la teoría cultural, social, económica o educativa en la investigación de la mente y el cerebro (o a la inversa) nos permite estudiar cómo los valores, las prácticas o las creencias culturales modelan y son modeladas por la mente, el cerebro y los genes. Un mayor entendimiento de los procesos neuronales puede jugar un papel muy importante en la compresión de las prácticas y significados culturales, sociales o educativos entre otros muchos.

 

La intersección entre las herramientas, hipótesis, objetos de estudio y resultados de la neurociencia y las ciencias sociales nos sitúa ante un paisaje novedoso, lleno de preguntas sin respuesta e hipótesis por validar. Nos posiciona ante un contexto que se preocupa –y se ocupa– por entender quiénes somos, cómo pensamos, qué es el yo y la consciencia, por qué cooperamos, cómo incorporamos nuevos saberes,  cómo y por qué  creemos en ideas o valores, qué nos aporta el riesgo o la amistad, qué es la empatía, por qué nos emocionamos, por qué y cómo nos ayudan los sentimientos y las emociones en lo social…

 

Mary Helen Immordino-Yang es una neurocientífica interesada por la emoción, la interacción social y la cultura. Immordino ha constatado que nuestra supervivencia biológica y nuestro yo socio-cultural se controlan, se gestionan, desde los mismos sistemas neuronales: en la regulación de los latidos del corazón o de la temperatura corporal intervienen los mismos sistemas neuronales que en nuestra capacidad para emocionarnos con un relato, una fotografía o una canción. Cuando un individuo siente cierta empatía emocional por un igual, lo está sintiendo desde el mismo sistema de supervivencia biológico.

 

Biología y sociabilidad y cultura están unidas. Desde la neurociencia, sentirse (estar) vivo no únicamente tiene una traducción biológica sino también social y cultural.


 

 

Acabo con unos minutos musicales. Joseph LeDoux es profesor de neurociencia en la Universidad de Nueva York. Entre sus principales obras encontramos The Emotional Brain (1996) y Synatpic Self (2002) pero también es el líder de la primera banda de neuro-pop-rock, The Amygdaloids. En su álbum Theory of My Mind encontramos canciones que hablan de los fundamentos básicos de la neurociencia como la emoción, el miedo o la teoría de la mente.

 

 

Cita recomendada

ARANDA, Dani. Sinapsis: la neurociencia social y cultural. COMeIN [en línea], enero 2012, núm. 7. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n7.1202

comunicación y educación; 
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