En varias películas y series de ficción recientes nos encontramos con una tendencia al alza: los principales malvados de la función son billonarios o colectivos de billonarios que actúan como simple extensión de sus privilegios. A pesar de que esto no es nuevo, como siempre, la ficción nos ayuda a entender los sentimientos y los miedos de los tiempos en que vivimos: la concentración de poder, la explotación de personas, el menosprecio del cambio climático ante el negocio que supone la explotación de los recursos naturales por el consumo o la emergencia de formas de gobierno autoritarias basadas en la plutocracia o la cleptocracia.