El lobo que intentó matar a los tres cerditos ha muerto y la familia de puercos es detenida y enjuiciada. The Guardian despliega una cobertura multiplataforma. Se informa de cada paso del proceso en prensa, web, tabletas y móviles mientras la audiencia reacciona y toma partido en las redes. Con la frase “The Whole Picture” acaba el vídeo promocional.
El anuncio es un escaparate de los retos del periodismo actual, de la exigencia de ser inmediatos pero a la vez precisos, de adecuar el mensaje a cada soporte y formato y de estar atentos a la audiencia.
Lo que no cuenta el vídeo de The Guardian es cómo sus periodistas tienen que contrastar una supuesta foto publicada desde el móvil del lobo, momentos antes de morir, en su cuenta de Twitter. La instantánea corre por las redes y desmontaría la versión de la defensa propia de los tres cerditos.
Los periodistas investigan la cuenta de Twitter mientras la red hierve con mensajes a favor del lobo feroz. Comprueban la antigüedad del perfil, la regularidad de los tweets, los seguidores que tiene, la interacción con ellos (retuiteos y menciones) y su reputación en Klout para saber si era real o falso. Buscan también otras posibles cuentas en redes sociales asociadas al mismo perfil.
En paralelo, analizan la imagen. Buscan los metadatos alojados en el fichero “.exif”. ¡Bingo! No solo obtienen el día y hora en que se tomó la instantánea. También su geolocalización.
Tras estas pesquisas, el medio publica su primera información sobre el rumor de la versión lobuna y lo hace para demostrar que tanto la foto como el perfil son falsos. La imagen se tomó en las protestas de una granja porcina a miles de kilómetros de allí dos meses antes de los hechos. En las mismas fechas, se creó el perfil del lobo feroz. Escasos seguidores y seguimiento de miles de cuentas aleatorias confirman las sospechas de que fue creada con premeditación para inculpar a los acusados.
Fuera de la historia de Los tres cerditos, el rumor llega demasiado a menudo a convertirse en noticia antes de que pueda ser contrastado y desmentido. Los bulos que matan a un personaje popular tras otro en Twitter son un ejemplo. El más reciente, el de Fidel Castro.
Son muchas las exigencias del periodismo actual, que se adapta como puede para cumplirlas. Tiene que ser inmediato y a la vez capaz de contrastar la veracidad de los rumores que se extienden como la pólvora en la red. Rápido, por supuesto, pero también en profundidad. ¿Se puede hacer todo? ¿Pueden todos los medios hacerlo todo? Si hubiera que elegir, ¿con qué nos quedaríamos?
El periodismo no es más fácil que nunca. Todo lo contrario. El buen ejercicio de la profesión soporta una enorme presión. Y la más dura proviene probablemente de la exigencia de publicar más cantidad y con más rapidez. No deja de ser una paradoja que todo esto ocurra en un momento en que las redacciones se reducen o, simplemente, desaparecen.
Cita recomendada
DOMÍNGUEZ, Eva. El 'remake' de los tres cerditos en la red social. COMeIN [en línea], marzo 2012, núm. 9. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n9.1219
Profesora de Comunicación en la UOC