Durante la primera semana de marzo tuvimos la suerte de poder compartir tiempo e ideas con dos grandes figuras expertas en movimientos sociales y activismo digital: los profesores Emiliano Treré (Universidad de Cardiff) y Guiomar Rovira (Universidad de Girona). Aceptaron el reto de mantener una conversación, que resultaría apasionante, sobre justicia de datos, activismo en la era de los datos, algoritmos y la importancia de las pequeñas acciones para el cambio social, incluso ante causas aparentemente perdidas. Este es un pequeño adelanto que espero sirva a modo de inmersión en una cuestión fundamental en los complejos tiempos que vivimos.
El consumo de contenidos digitales e inadecuados ha sido noticia, recientemente, por las consecuencias negativas que puede tener en los menores. Este consumo ha ido incrementándose, en los últimos años, por la facilidad de acceder a él en nuestra vida diaria. A pesar de la existencia de una regulación específica para proteger a los niños en el consumo de contenidos audiovisuales, en medios tanto tradicionales como digitales, todavía existen riesgos y desafíos que se deben abordar para garantizar su seguridad y bienestar.
Mucho se ha hablado –y se seguirá hablando– sobre el impacto en la vida adulta de los niños que crecieron entre los focos del cine, la televisión y la industria del espectáculo. Y en particular: sobre qué fue lo que vivieron o dejaron de vivir en sus infancias, lo que supuestamente les impide vivir una vida adulta sana y equilibrada. Seguro que de inmediato se os viene a la mente algún caso. Saludos a Macaulay Culkin. Y recuerdos para Kailia Posey.
Existe un consenso generalizado en que las mujeres tenemos un problema de confianza en nosotras mismas y, desde los medios de comunicación, la publicidad y los manuales de autoayuda, se van lanzando mensajes de autoestima e imágenes de mujeres empoderadas para solucionarlo.
Para la cibernética todas las entidades, ya sean seres vivos o mecánicos, funcionan como sistemas de autorregulación. Esta indistinción entre lo «vivo» y lo «muerto» (o no-vivo) coloca en el mismo plano anorgánico (ni orgánico ni no-orgánico) la subjetividad e identidad humanas y la capacidad de agencia de las máquinas (Salzano, 2022). Desde este paradigma, la tecnología actúa difuminando las líneas que conforman la interioridad humana, abriéndola al afuera, ya sea mediante experiencias de terror o de éxtasis.
El audio ha ido cobrando cada vez mayor protagonismo como formato para el consumo de contenidos informativos. Sin embargo, las pautas de consumo del mensaje sonoro han cambiado drásticamente marcadas por la creciente presencia del pódcast y la experimentación que lleva a producir piezas creativas que consiguen atraer a nuevos públicos, en especial a aquellos más jóvenes. Todo ello impacta en las estrategias que desarrollan los medios, que pasan por una mayor audificación de la información.
Pocas veces tenemos la oportunidad de visitar exposiciones y conocer a la persona que ha realizado las piezas. Unas veces porque son creadoras inaccesibles, otras porque ya no están. No es el caso que hoy presento en esta crónica, ya que he tenido la suerte de poder recoger la visita realizada a la exposición La magia del camino. Diseño y procesos, de Lluc Massaguer, en el espacio de la Escuela Municipal de Arte y Diseño de Terrassa, que se ha podido visitar hasta el día 27 de enero de 2023.
El dúo Twitter-Musk no para de darnos titulares. El peligro de quiebra técnica por la reducción de trabajadores expertos en infraestructura tecnológica es el último capítulo de una corta pero intensa historia de terror de la era de internet: el miedo a la pérdida de la memoria digital, tan poco atendida en estos tiempos de condición efímera en los que la inmediatez, la fugacidad y la aceleración se imponen.
Marc-Uwe Kling ha escrito QualityLand (2017), una novela que no solo es un best seller, sino que además analiza de forma divertida los retos de la digitalización de la sociedad y está teniendo más impacto que cualquier texto académico. La novela es una distopia más sobre qué puede pasar si las tecnologías digitales que conocemos hoy en día siguen avanzando por donde van. Muy en la línea de otras novelas distópicas sobre tecnología, como El Círculo (Eggers, 2017) o Clara y el sol (Ishiguro, 2021).
Ante el uso de las plataformas de social media en el conflicto bélico de forma estratégica, las propias empresas se han visto en algunos casos en la necesidad de pronunciarse sobre su postura ante determinado empleo. La manera de actuar y reaccionar ha sido diferente, pero evidencia las medidas que estos entornos pueden poner en marcha para fomentar o limitar el alcance de algunos perfiles y contenidos.