Mataró, 30 de mayo de 2025, ocho de la tarde. Me siento en la butaca junto a mi yo de 15 años –la fan de Al salir de clase y de Martín H– que me ha hecho seguir la trayectoria de Sergio Peris-Mencheta y Juan Diego Botto desde hace más de 25 años hasta nuestros días. Lo hago cargada de expectativas, sin duda, pero sin saber aún lo movilizadora que será la obra 14.4.
Si bien sus obras Un trozo invisible de este mundo (2012) y Una noche sin luna (2021) ya nos pusieron frente al espejo que nos muestra las consecuencias del odio, la desmemoria y el exilio, esta nos interpela sin concesiones, desde la honestidad, inapelable desde la experiencia vital del propio protagonista, el actor Ahmed Younoussi. 14.4 toma su título de los kilómetros que separan el continente africano del continente europeo en el estrecho de Gibraltar. Una distancia que parece ínfima y fácil de sortear desde el privilegio blanco, pero que es un muro de contención de la «Europa fortaleza» lleno de violencia, miedo e incertidumbre en forma de agua y concertinas, para todas esas personas que cada año intentan cruzar, arriesgando su vida en muchas ocasiones.
La historia de Ahmed es una entre muchas, pero –a través de su voz– el público acompaña cada tramo del trayecto desde que con apenas 3 años empezara a valerse por sí mismo hasta que con solamente 9 años consiguiera llegar a España, casi por casualidad, escondido en el carenado del techo de la cabina de un camión. Pero esta autobiografía no es solamente una obra teatral ni una experiencia estética, ya que nos sitúa y nos confronta, obligándonos a una profunda reflexión que no nos permite acomodarnos en la butaca en la posición de meros observadores, sino que nos convierte en testimonios de un viaje largo y traumático que interpela nuestros prejuicios y nuestra desidia ante las políticas migratorias de la Unión Europea y del Estado español.
Dinámicas participativas, pedagogía y espacios de diálogo
Escribía Eduardo Galeano en El libro de los abrazos (1989):
«¿Para qué escribe uno, si no es para juntar sus pedazos? Desde que entramos en la escuela o la iglesia, la educación nos descuartiza: nos enseña a divorciar el alma del cuerpo y la razón del corazón. Sabios doctores de Ética y Moral han de ser los pescadores de la costa colombiana, que inventaron la palabra sentipensante para definir el lenguaje que dice la verdad».
Siempre que recuerdo ese fragmento, reafirmo mi convicción de que a este mundo le faltan más personas sentipensantes. Necesitamos recordar que la movilización de emociones ha estado presente en luchas y revoluciones a lo largo de la historia y, que esa «fantasía de la individualidad» que tan bien define Almudena Hernando, unida a la noción ilustrada –y profundamente disociada– de la racionalidad absoluta, nos ha hecho dejar en manos de la ultraderecha un amplio campo semántico que tiene que ver con el amor, la vida, el miedo, la seguridad…
Y de repente, te enfrentas al relato de Ahmed, y atestiguas que es imposible no emocionarse ante esta puesta en escena que encarna el sufrimiento y la resistencia de tantos millones de personas en tantas fronteras de este condenado planeta. Y es imposible también ignorar, desde una mirada educomunicativa, el tremendo potencial que tiene esta obra como recurso pedagógico. Porque la narración en primera persona moviliza la afectividad del público, creando conexiones empáticas que pueden facilitar la comprensión de fenómenos como el racismo y la exclusión social. El teatro, en este sentido, trasciende la mera representación para convertirse en laboratorio de aprendizajes, en el que cuerpo, reflexión y emoción convergen en un espacio de escucha activa e invita a desmontar mitos sobre la migración y proponer vías de acción contra los discursos de odio.
Educar para la resistencia democrática
En un contexto de polarización creciente, donde las redes sociales multiplican mensajes de odio y desinformación, el teatro –o al menos este tipo de teatro– ofrece un espacio de resistencia democrática. Porque ese es el gran valor de la obra del tándem brillante que forman Sergio Peris-Mencheta y Juan Diego Botto: ir más allá del montaje teatral para convertirse en un dispositivo educomunicativo que se convierte en herramienta para formar ciudadanía crítica y para desactivar discursos de odio desde una experiencia cultural profundamente transformadora, capaz de sembrar semillas de empatía y formar agentes de cambio. Una experiencia que trasciende el escenario y que permite hablar de «alteridad», de «memoria histórica», de «responsabilidad colectiva»…, también despertar la capacidad o la intención de cuestionar relatos hegemónicos, y que nos preguntemos cómo nos relacionamos con «el otro / la otra» y qué narrativas reproducimos sin darnos cuenta.
Que obras como 14.4 recorran auditorios y aulas es un paso decisivo para apostar por una educación crítica y solidaria, donde el arte se alía con la pedagogía para construir sociedades más justas y diversas y, en definitiva, más humanas.
Imagen de portada:
Fragmento del cartel promocional de la obra 14.4. Fuente: Barco Pirata Producciones Teatrales.
Citación recomendada
HERRERA SÁNCHEZ, Sonia. «‘14.4’: un antídoto contra el racismo y los discursos de odio». COMeIN [en línea], julio 2025, no. 156. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n156.2555