El título –un tanto clickbait– del artículo es una excusa para hablar de una figura fundamental de la crítica cultural y los estudios culturales y ponerla en relación con los estudios de comunicación y su compromiso (o no) con la educación mediática.
¿Qué ocurre cuando inoculas un componente de arbitrariedad en un determinado proceso? ¿Qué sucede si estimulamos cualquier cadencia considerada como rutinaria a través de un catalizador inesperado? Quizás estas cuestiones incomoden cualquier modus operandi, pero la introducción de recursos como las barajas de cartas de estimulación creativa nos llevan a explorar territorios nuevos e insospechados, a priori, no planteados al inicio del proyecto.
El mundo del deporte muestra a menudo reglas distintas a las de las empresas, aunque los clubes más conocidos no hay duda de que son grandes empresas. En el ámbito del trabajo, la relación entre Laporta y Koeman esta temporada 21-22 reproduce un caso de mobbing: un hostigamiento psicológico sistemático en el entorno laboral. Me explico.
Además del hacker, revisaremos la figura contemporánea del maker. La figura del maker nace vinculada a la fabricación digital en los inicios del año 2000. Muchas personas ven a esta figura como la domesticación de los hackers, jóvenes de clase media, provenientes de ámbitos creativos y que se especializan en el relato de las recién llegadas tecnologías de la fabricación digital. Los makers ondean la bandera de una nueva sociedad de consumo más democrática.
Mucho se ha hablado de las restricciones a los eventos en directo a causa de la pandemia. Sin embargo, para muchas personas acceder a los espectáculos en directo siempre ha sido un reto. Según la OMS, alrededor del 15% de la población mundial son personas con discapacidad, lo que en el caso de España son más de tres millones de personas. Para estas personas no siempre es posible acceder a la oferta de ocio existente.
Insistir en que internet no es un objeto neutro y separable, del que pueda establecerse un sentido al margen de la sociedad que lo produce y en la cual se integra, no debería entenderse como una afirmación que vaya en contra de los estudios de internet como una disciplina independiente, con carácter propio, sino todo lo contrario. Más bien lo humaniza. Que la inmensa estructura tecnológica que llamamos internet encarne distintos valores e intereses en todos sus niveles, desde el soporte material sobre el que se despliega hasta las formas fugaces de comunicación y consumo que facilita, es lo que permite, precisamente, que su análisis configure un ámbito de estudio diferenciado, capaz de arrojar resultados relevantes sobre el mundo en que vivimos.
El estudio de la creatividad ha interesado a perfiles de investigadores de variadas disciplinas, desde la psicología hasta la más reciente sociobiología. Entre las lecturas veraniegas he descubierto el trabajo de uno de los padres de esta última, el entomólogo Edward O. Wilson, que promete un viaje por las galerías de los orígenes de la creatividad humana y acaba vaticinando una Tercera Ilustración.
Los medios de comunicación nos ofrecen una imagen de la realidad y por ello resulta especialmente importante ahondar en la representación que ofrecen desde una perspectiva de género. Pero no solo es fundamental ver lo que reflejan sino también quién cuenta la información y en qué condiciones. Ello implica descubrir si las mujeres tienen presencia, visibilidad y poder de decisión en las redacciones de los medios. Un tema que se está abordando en los últimos años y sobre el que se están produciendo algunos avances desde el ámbito normativo.
Recientemente mantuve una conversación con la guionista de televisión Marta Gené Camps por el podcast de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación, Parenthesis. Ella es parte del equipo creativo de las primeras tres temporadas de la serie Manifest y cuenta con una larga y apasionante experiencia en la televisión norteamericana. Hablamos de cómo funcionan las series de televisión desde dentro; qué hacen guionistas, productoras, showrunners o directoras, entre otras muchas cosas. Este artículo quiere ser un complemento al episodio, donde me centro en el fenómeno de la campaña de fans que ha salvado Manifest de la cancelación, consiguiendo que Netflix lo acoja para una macrotemporada final.