Brianna Janel una influencer estadounidense, se quedó encerrada dentro de su automóvil Tesla. El vehículo smart, proyecto favorito del empresario neoconservador de Silicon Valley Elon Musk, necesitaba actualizar su sistema operativo y decidió hacerlo mientras la tiktoker estaba en el interior. Durante la actualización del sistema, el Tesla Model 3 se cerró automáticamente sin permitir salir a su conductora. Al parecer, el automóvil le advirtió que no detuviera la actualización, pues no era bueno para los procesos que necesitaba realizar el sistema operativo del vehículo. Ella decidió quedarse dentro sin pensar, al parecer, en las posibles consecuencias.
Muchas residencias emblemáticas en la historia de la arquitectura han sido encargadas por sus futuros dueños, directamente a los starchitects. Esto implica que son los dueños del terreno, que esos trozos de tierra son una garantía para su futuro. Un ejemplo emblemático de esto es la Maison à Bordeaux del arquitecto neerlandés Rem Koolhaas. Es una casa a medida de una familia con un elevado nivel económico.
Le Corbusier publicó en 1924 La ciudad del futuro, una obra fundamental del planeamiento urbano y rural moderno. El libro subraya el crecimiento incontrolado de las ciudades y propone los principios básicos de lo que considera la ciudad del futuro. En 1965 Jean-Luc Godard presenta la película de ciencia ficción Alphaville, un ícono del movimiento nouvelle vague en la que el director francés nos presenta una ciudad futurista bajo la trama de un agente secreto enviado a Alphaville para asesinar al fundador de la ciudad, el científico conocido como profesor Von Braun.
Diseñar comunitariamente se puede entender como un ejercicio de distribución creativa e implementación grupal para realizar un proyecto de beneficio común. El diseño comunitario emana de formas organizativas transversales, anárquicas y cooperativistas, y se aleja del organigrama de los estudios profesionales de diseño. Toda construcción comunitaria se basa en la distribución de las obligaciones y de los beneficios de dicha producción. Este escenario no está exento de conflicto y está repleto de matices, como es comprensible. El diseño como actividad profesional se caracteriza por buscar directamente la prestación de servicios a un cliente muy concreto, para el cual se trabaja por encargo. El cliente tiene el poder de tomar las decisiones.
Este es el mejor título de un libro de diseño de la historia. Lo publicó en 1981 el diseñador Bob Gill (Nueva York, 1931-2021) y para muchos sigue siendo una publicación única y que va a contracorriente de las publicaciones habituales de diseño, aún en la actualidad. Fallecido a los 90 años, Gill fue diseñador gráfico, redactor, director artístico, profesor de diseño, ilustrador, cineasta y tocaba jazz al piano muy mal, según su biografía. Vivió entre Londres y Nueva York y fundó junto con Alan Fletcher y Colin Forbes el estudio de diseño Fletcher/Forbes/Gill, estudio precursor de Pentagram, uno de los estudios más importantes de diseño de la actualidad que reúne a una comunidad de diseñadores con perfiles diversos del más alto nivel internacional.
El acto de tejer trasciende a todas las generaciones y a lugares diversos. Tejer conecta hilos, nodos, situaciones, localidades y fortalece los vínculos sociales. Esto lo saben bien desde los científicos hasta las comunidades de barrio.
Es indudable que todos los objetos diseñados, ya sean analógicos o digitales, consumen o han consumido energía eléctrica. Ya sea en su producción (una silla) o en su distribución, la han consumido. Y muchos de ellos se alimentan de la electricidad para funcionar regularmente, como por ejemplo una cafetera o un teléfono móvil.
Hay tres tecnologías que marcarán el futuro de la práctica del diseño: la inteligencia artificial, la neuroinformática y el blockchain. No son cápsulas cerradas y monolíticas, están vinculadas a procesos tecnológicos complejos. Además, debemos enfrentarlas o permearlas con tres procesos socioculturales actuales que también están revolucionando la sociedad: la crisis medioambiental, los feminismos y las comunidades de práctica. Si no realizamos este ejercicio de contraste, de las nuevas tecnologías solo podremos dar una versión limitada y carente de un espacio crítico de reflexión.
En 2019 se publicó el libro Urbanismo feminista. Por una transformación radical de los espacios de vida, del Col·lectiu Punt 6. Se editó en Virus Editorial. A menudo es importante detenerse a entender el perfil de las diversas editoriales, y, en este caso, hay una conexión directa de la temática del libro con la idea política de la editorial en cuestión, que concibe «el libro como una herramienta de una comunidad de lucha y en lucha, que no tiene sentido si no es para pensar la realidad de manera radicalmente crítica».
Como parte de la denominada democracia participativa se han diseñado numerosas tecnologías muy sofisticadas basadas en internet, como el voto electrónico. Este sistema evoluciona reforzando su legitimidad a través de tecnologías como el blockchain, que permite verificar la transparencia del voto ciudadano. Gracias a internet se ha expandido la posibilidad de participar en el debate social de diversas formas, más allá de los sistemas habituales e históricos.