El título –un tanto clickbait– del artículo es una excusa para hablar de una figura fundamental de la crítica cultural y los estudios culturales y ponerla en relación con los estudios de comunicación y su compromiso (o no) con la educación mediática.
La celebración del centenario del nacimiento de Raymond Williams (1921-1988) ha permitido estos meses poner en marcha toda una serie de iniciativas, cursos, seminarios, debates, artículos y publicaciones en torno a su figura y legado. Crítico cultural y escritor galés, su obra se centra en analizar el concepto de cultura desde una perspectiva histórica y social.
En su libro Cultura y sociedad (1958) analiza cómo surgió y evolucionó la idea de cultura a lo largo de los dos siglos anteriores y pone en evidencia las articulaciones de clase y el desprecio implícitos en los discursos culturales de la época: el elitismo de los que ven a los demás «como una masa», el pesimismo por el estado de la cultura contemporánea y la nostalgia por una «edad de oro» imaginaria en la que la cultura habría sido una fuente de comunidad auténtica y orgánica que permitía la construcción de una integridad individual. Muchas de estas ideas de cultura, nos contextualiza Williams, eran una reacción al proceso de industrialización, que transformó de forma radical la estratificación social, y también la democratización y a los movimientos por el sufragio universal.
Williams irá desarrollando esta forma de pensar las ideas históricamente y ponerlas en su contexto en obras como The Long Revolution (1961), Communications (1962), Television: technology and Cultural Form (1974) y Keywords: a vocabulary of culture and society (1976), en las que analiza la historia del capitalismo industrial en relación con las formas de comunicación, que estaban en su mismo origen (la prensa, la publicidad, la educación, el cine, la televisión), insistiendo en la importancia de las luchas por la propiedad pública y el control de estos medios y comunicaciones. En una revisión crítica del marxismo, la cultura, para Williams, es una actividad primaria y dinámica, productiva, inscrita dentro de un proceso social, no el resultado de políticas y determinaciones económicas. Desde esta perspectiva, la cultura es una forma total de vida que debe aprehenderse de forma holística y no puede reducirse a productos concretos o textos canónicos.
Estudios culturales
Gran parte del legado de Williams se ha institucionalizado a través de los estudios culturales, un campo de investigación tan controvertido como diverso (en 1997, John Storey editó un libro, What is Cultural Studies, con 22 aproximaciones diferentes a la disciplina) en el que la universidad ha tenido un papel determinante. En las últimas décadas, el creciente proceso de mercantilización de la universidad, con su sistema competitivo de publicaciones y acreditaciones, conlleva la necesidad de «vender» los contenidos como productos, de modo que los estudios culturales son un reclamo perfecto para poner en el escaparate de diversos programas, revistas y libros palabras de moda en relación con la cultura popular, los medios de comunicación y la sociedad, que se pueden reciclar y actualizar ad infinitum. De este modo, a medida que las aproximaciones de Williams a la cultura y la sociedad se han ido academizando e institucionalizando, se han despolitizado.
David Buckingham pone el foco en el desplazamiento que se ha producido de las dimensiones educativas y el compromiso político de los estudios culturales. Antes de entrar en la universidad, Raymond Williams había sido profesor en una escuela de adultos –como lo fueron antes Richard Hoggart, E. P. Thompson y, más tarde, Stuart Hall–, un espacio marginal del sistema educativo inglés que en los años 1940-50 permitió la formación de un movimiento educativo experimental y políticamente comprometido. Su objetivo no era dar acceso a los estudiantes de clase trabajadora al conocimiento «burgués», sino explorar la cultura popular cotidiana en la que vivían sus estudiantes. El pensamiento crítico de los estudios culturales discutía las nociones de «discriminación», «gusto cultural» y «educación» en relación con las experiencias y trabajo de campo en los márgenes del sistema educativo desde una perspectiva crítica. No se trataba simplemente de validar o celebrar la cultura popular, sino que su trabajo suponía un interrogatorio constante a las propias jerarquías y posiciones de profesores y alumnos, así como el examen crítico de nociones y hábitos comunes.
Buckingham es muy crítico con lo que considera una «evasión» de la educación en los estudios culturales contemporáneos porque, incluso en los casos en que esta se aborda «the focus is largely on teaching, rather than learning. University teachers occasionally describe what they do; but there is very little discussion – and hardly ever any evidence – about what their students do. How students learn to do Cultural Studies; how they engage with theory, and how they use it; how they debate and discuss in seminars and tutorials; how they learn the conventions of academic writing in this field; how they relate academic study to their own everyday cultural experiences; how they connect cultural analysis with cultural practice – these are among the many questions that are never really addressed».
Volviendo al clickbait del título de este artículo, los recientes debates en torno a las prácticas y los juegos de niños pequeños imitando en el patio de las escuelas la serie El juego del calamar (Netflix, 2021) ponen sobre la mesa algunos de los conceptos clave de los estudios culturales: la cultura popular, la experiencia y prácticas comunes relacionadas con el juego y el ocio, las representaciones mediáticas de la violencia, los imaginarios sociales en relación con el éxito y el fracaso, la regulación y el control de los contenidos mediáticos, el papel de los medios de comunicación en las construcciones sociales, el contexto económico, institucional y político, etc.
Son muchos los frentes: el papel de los medios de comunicación, que acentúan el pánico moral con noticias que solo dan voz a los expertos, sin contar con los niños y jóvenes; padres y madres que vuelcan todos sus pánicos morales y desorientación en grupos de WhatsApp; las autoridades educativas, enfrascadas en reformas sin fin que ponen de manifiesto la falta de consenso y de una cultura común sobre la que construir algo más que una «rampa» sobre la que escalar posiciones; los horarios laborales, la falta de conciliación, el paro y la precariedad, que deja a los niños con pocas alternativas de ocio; la escasez de espacios públicos para los jóvenes; el modo en que enseñamos; el papel de la investigación en comunicación y su anhelada (y, quizás, ineficaz) transferencia; etc.
En el último capítulo del libro Raymond Williams at 100, Daniel Worden (2021) afirma que «Like many critics today, I am prone to nihilistic speculation when confronted with the realities of climate violence, neoliberal privatization, structural oppression, and other capitalist modes of organization. In Williams’s resolve and commitment, I find the intellectual optimism that I need to carry on with others» (p. 167).
En este momento, la recuperación del legado de Williams nos puede ayudar a repensar los estudios de comunicación, los estudios culturales como parte de la educación mediática pero también el papel de la universidad y de los académicos en la sociedad y el sistema educativo desde un marco, paradójicamente, nuevo.
Para saber más:
Raymond Williams Foundation [en línea]. Disponible en https://www.raymondwilliamsfoundation.org.uk/
STASI, Paul (2021). Raymond Williams at 100. Lahnman: Rowman & Littlefield.
STOREY, John (1997). What is Cultural Studies? Londres: Arnold.
WILLIAMS, Raymond (1958). Culture and Society, 1780-1950. Londres y Nueva York: Columbia University Press.
WILLIAMS, Raymond (1974). Television: Technology and Cultural Form. Londres: Fontana.
WILLIAMS, Raymond (1975). Keywords: A Vocabulary of Culture and Society. Londres: Fontana.
WILLIAMS, Raymond (1976 [1962]). Communications. 3.ª ed. Londres: Penguin.
WILLIAMS, Raymond (1961). The Long Revolution. Londres y Nueva York: Columbia University Press.
Citación recomendada
PUJOL OZONAS, Cristina. Raymond Williams y ‘El juego del calamar’. COMeIN [en línea], octubre 2021, no. 114. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n114.2167
Profesora de Comunicación de la UOC