En el sector de la publicidad y otros ámbitos de la comunicación persuasiva, a medida que el uso de la inteligencia artificial (IA) se convierta de forma vertiginosa en un mero commodity, las agencias deberán dotarse de elementos diferenciadores que aporten verdadero valor a sus clientes y, en definitiva, a las marcas en este terreno. El lanzamiento de Mmusa, la herramienta de IA promovida por la agencia de branding Summa, apunta en esa dirección.
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha emergido como una de las tecnologías más revolucionarias y ha transformado numerosos sectores, incluyendo el de la publicidad. Las agencias de publicidad han empezado a incorporar IA en sus procesos de trabajo, consiguiendo resultados impresionantes en términos de eficiencia, creatividad y personalización. En este artículo, exploraremos los beneficios del uso de IA en las agencias de publicidad, y analizaremos su impacto en los roles profesionales dentro del sector.
La inteligencia artificial (IA) se ha instaurado en la sociedad y sobre todo en la educación evocando controversias y prejuicios, y convirtiéndose en la gran temática actual. Esta nueva realidad supone nuevas demandas y suscita dos necesidades en el proceso de implantación de la IA en la educación. Primero, que las instituciones educativas se preparen para los cambios y transformaciones que esta implantación conlleva. Y, segundo, no menos importante y seguramente una extensión del primero, que la formación del profesorado se enfoque en la adquisición y desarrollo de las competencias digitales necesarias para la utilización adecuada de la IA, ya sea para valorar sus innumerables posibilidades de aprendizaje o para repensar el modelo educativo actual.
El uso, el impacto y la evolución de la inteligencia artificial generativa (IAG) en la profesión periodística plantea limitaciones, dudas, preocupaciones y retos como, por ejemplo, seguir la rápida evolución de esta tecnología disruptiva. Para saber cuál es la situación actual de la industria mediática, a mediados del 2024, y poder entender mejor qué representa y podría representar la IAG para los periodistas, seleccionamos algunos de los datos y destacamos parte de las conclusiones de dos interesantes informes internacionales recién publicados.
Se ha hablado mucho de cómo los sistemas de inteligencia artificial (IA) refuerzan los estereotipos y la discriminación, principalmente por los sesgos de género, raza u origen de los datos que usan y que se refuerzan con sistemas de aprendizaje automático. Un caso notorio fue motivo de debate en Amazon; el gigante tecnológico decidió dejar de usar su sistema de inteligencia artificial para la selección de personal pues descartaba a las mujeres, solo porque la mayoría de los informáticos hasta el momento habían sido hombres, lo cual ha influido en la forma en la que se usa la inteligencia artificial para la selección de personal en todo el mundo. Pero, ¿qué podemos decir del edadismo de la IA?
Dentro de la vibrante oferta radiofónica actual, en España destaca un ecosistema diverso en el que varias cadenas desempeñan un papel crucial en el impulso y revitalización de los formatos dramáticos de ficción. Nombres insignes como RNE, Cadena SER, COPE, Onda Cero y Atresmedia se han situado en la vanguardia contribuyendo al rescate y la difusión de la ficción radiofónica.
La inteligencia artificial ha dejado de ser una tecnología o una problemática de nuestros tiempos, es ya una tautología que anula cualquier forma de reflexión crítica sobre la condición cíborg del humano actual. Es un ejemplo el protagonismo absoluto que ha tenido en la decimoctava edición del Mobile World Congress (MWC, 2024), celebrado en Barcelona este pasado febrero. El comportamiento del hombre tecnológico es un síntoma de que quien determina hoy nuestra identidad son las empresas tecnológicas y su extractivismo computacional (Gozalo Salellas, 2023; Sadin, 2020).
Hace apenas cinco años, escribí un artículo en esta misma revista en el que hablaba de desinformación y elecciones europeas. En aquel momento, parecía que las elecciones habían tenido unos resultados «aceptables» para el statu quo y se concluyó con que se había sabido actuar contra la desinformación de forma adecuada en relación con la activación del Código de Buenas Prácticas contra la Desinformación, al cual debían adherirse las grandes plataformas y redes sociales.
El valor de la información de actualidad es algo innegable. Ello hace que despierte interés tanto su control como la gestión de la agenda temática. En los últimos años, los hábitos de consumo informativo han cambiado y, en muchos casos, la tecnología y empresas que no son periodísticas han incidido en qué hechos conocemos y de qué manera nos informamos. Ahora la inteligencia artificial (IA) también entra en esta ecuación.