La capital andaluza acogió la última semana de junio el XV Congreso Español de Sociología, organizado por la Federación Española de Sociología en colaboración con el Departamento de Sociología de la Universidad Pablo de Olavide. Esta nueva edición ha estado dedicada al estudio de la sociedad digital.
El informe Desigualdad digital y vejez: la brecha digital que todavía hay que cerrar analiza los datos más relevantes y actualizados sobre digitalización y gente mayor, y propone doce recomendaciones para reducir la brecha sociodigital en Cataluña. El estudio, coescrito por Mireia Fernández-Ardèvol, Sara Suárez Gonzalo e Isabel Sáenz Hernández, se puede consultar entero en la web del Consejo Asesor del Parlamento sobre Ciencia y Tecnología (CAPCIT) del Parlamento de Cataluña.
La formación universitaria en comunicación está sometida a una presión constante por adaptarse a los rápidos cambios sociales, políticos, culturales, económicos y tecnológicos. Estos determinan las características y necesidades del alumnado, pero también las particularidades y exigencias de la industria de la comunicación a la que este aspira a incorporarse. ¿Qué dicen las investigaciones más recientes al respecto? ¿Y cuáles son los retos y las oportunidades que viven las facultades de Comunicación en su día a día?
En nuestro reciente artículo «¿Ciudadanía vigilada o monitorización ciudadana?» (Suárez-Gonzalo y Feenstra, 2023), analizamos dos aproximaciones a la relación entre tecnología y democracia que beben de tradiciones democráticas distintas y persiguen objetivos diferentes: la vigilancia y la monitorización.
Desde hace un tiempo, el discurso de la «servidumbre tecnológica voluntaria» ha ganado fuerza en entornos académicos y no académicos. En particular, en relación con las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Sin embargo, ¿podemos hablar de siervos y siervas tecnológicos? ¿Podemos decir que esta llamada servidumbre es voluntaria?
Parecería lógico que una mayor capacidad para reconocer y entender los algoritmos que operan en nuestro entorno implicase una mayor capacidad de relacionarse con ellos de forma libre y acorde con la propia voluntad, especialmente cuando estos afecten a cuestiones sensibles. No obstante, hay indicios que contradicen esta intuición. En un nuevo proyecto de investigación analizaré las causas y los efectos de esta aparente disonancia que llamo la «paradoja de la consciencia algorítmica».
A pocos les sorprenderá que el régimen chino utilice tecnologías digitales para vigilar y sancionar a la población. Lo que puede sorprender más es que este tipo de tecnologías de control también se están utilizando en el seno de democracias avanzadas como la nuestra.