Doce recomendaciones para avanzar hacia la igualdad sociodigital en la vejez

Las desigualdades digitales son una expresión más de las desigualdades sociodigitales que caracterizan nuestras sociedades. Hoy en día, actividades cotidianas de comunicación, ocio o consumo, o la relación con empresas e instituciones públicas proveedoras de servicios básicos son (como mínimo) intervenidas por productos o servicios digitales. Por lo tanto, tener: 1) acceso a las tecnologías digitales; 2) competencias para usarlas, y 3) la capacidad de utilizarlas (o no) de acuerdo con los intereses propios o necesidades y para el beneficio propio, son tres cuestiones cada vez más necesarias para vivir de manera autónoma y sin demasiadas complicaciones, pero, sobre todo, para ejercer la ciudadanía de manera plena.

Sin embargo, nuestro informe reciente Desigualdad digital y vejez: la brecha digital que todavía hay que cerrar explica que, en Cataluña, todos los datos disponibles muestran que las personas mayores (de 65 años o más) tienen mucho menos cubiertas estas necesidades que las personas más jóvenes.

 

Infografía que ilustra los resultados del informe

Fuente: UOC

Los datos que analizamos en el informe, elaborado juntamente con Mireia Fernández-Ardèvol (líder del estudio) e Isabel Sáenz Hernández por encargo del CAPCIT, muestran que, además, entre el grupo de las personas «mayores» también hay bastantes diferencias: las personas de 75 años o más sufren una brecha sociodigital todavía más acusada que el grupo de personas de 65 a 74 años. Además, estos datos ponen de manifiesto que la brecha sociodigital es interseccional. Es decir, que los factores que la provocan están interrelacionados entre sí: afecta más a las personas mayores cuando estas tienen niveles educativos o de renta bajos, viven en zonas rurales o son mujeres.

Y, por otro lado, apuntan a la existencia de un círculo vicioso (Cv) que profundiza la desigualdad y la exclusión digital de las personas mayores por una serie de motivos interrelacionados, entre los cuales destacamos tres:

• Cv1: las estadísticas oficiales y los estudios sobre cuestiones digitales a menudo olvidan a las personas que se encuentran por encima de la edad de jubilación (momento en el que dejan de participar en el mercado laboral) y, por lo tanto, los datos sobre digitalización y gente mayor son limitados.
• Cv2: la ciudadanía mayor es normalmente excluida de los procesos de diseño y gobernanza de las tecnologías digitales y, por este motivo, los servicios y productos digitales no responden a sus necesidades.
• Cv3: los estereotipos, e incluso los autoestereotipos, sobre la relación de la gente mayor con las nuevas tecnologías, generan carencias de confianza y de autoestima que afectan negativamente a la relación de las personas mayores con la tecnología digital y contribuyen a reforzar las desigualdades digitales.

De acuerdo con el análisis, la contextualización y la interpretación de los datos más recientes y actualizados de los que disponíamos en el momento de elaborar el informe, proponemos doce recomendaciones para avanzar hacia una mayor igualdad sociodigital en la vejez. Sin seguir el orden planteado en el informe (entre corchetes se indican los números de las recomendaciones en el informe en formato [Rn]), en este artículo, presento, en primer lugar, las más relevantes para romper los tres puntos (Cv1, Cv2 y Cv3) del círculo vicioso:

En relación con el Cv1, recomendamos:

• recoger datos cuidadosos y actualizados, desglosados por grupos de edad de diez en diez a partir de los 65 años y sin límite superior, que permitan estudiar a fondo la relación entre digitalización y gente mayor [R11], y
• que estos datos se recojan en función de criterios unificados que permitan medir aspectos como las competencias y capacidades digitales de la gente mayor de una manera clara y comparable [R4].

En relación con el Cv2, recomendamos:

• impulsar acciones de formación y capacitación [R3], y también programas de asesoramiento y acompañamiento con una amplia participación de gente mayor en funciones de formadores, asesores o acompañantes, que permitan a todas las personas adaptarse a un entorno digital cambiante con autonomía y fomenten, también, la cooperación intergeneracional [R5];
• explorar e implementar medidas de promoción de la participación de las personas mayores en el diseño y la gobernanza del desarrollo tecnológico [R7];
• garantizar un diseño tecnológico universal y generar servicios digitales simples y de calidad, adecuados a las preferencias y necesidades de todas las capas de la población, o bien ejercer un cierto control sobre ellos cuando los desarrollan o implementan empresas privadas pero se trata de servicios esenciales (la banca, el agua, la electricidad, la salud...) [R8];
• proporcionar siempre alternativas analógicas a los servicios digitales que actúen como mediadoras entre las administraciones públicas y la ciudadanía y/o ejercer un control sobre los que intervienen entre la ciudadanía y empresas cubriendo servicios referidos al cumplimiento de necesidades básicas [R9], y
• por último, dar apoyo a personas con situaciones socioeconómicas desfavorables [R10].

Además, con el objetivo de reducir los estereotipos y los autoestereotipos sobre digitalización y gente mayor (Cv3), recomendamos: impulsar acciones de sensibilización y concienciación de la población en general y de los agentes sociales y económicos para reducir los estereotipos y también los autoestereotipos sobre gente mayor y digitalización [R6].

Por otro lado, presentamos una serie de recomendaciones relativas al diseño y la aplicación de medidas, planes y acciones políticas.

En cuanto a su diseño, recomendamos:

• que, en cualquier caso, estas medidas, planes y acciones estén informadas por datos cuidadosos y actualizados, interpretadas por personas informadas y competentes en el tema, y se diseñen con participación de una ciudadanía sensibilizada, formada y capacitada;
• que estén guiadas por: a) una reflexión sobre cuál es la manera socialmente más justa, efectiva y adecuada de diseñar, desarrollar y emplear las nuevas tecnologías digitales para que, efectivamente, beneficien y no perjudiquen a las personas; b) principios democráticos e igualitarios, muchos de los cuales se recogen en declaraciones y cartas de derechos (digitales), que reconocen la necesidad de considerar las tecnologías digitales e internet como bienes públicos, de acceso universal; y c) el objetivo de proteger los derechos y las libertades de la ciudadanía [R1], y
• que aquellas centradas en la capacitación digital de la ciudadanía se complementen con acciones que reduzcan otros factores de desigualdad estructurales y relativos al contexto socioeconómico, que provocan nuevas desigualdades digitales y perpetúan las existentes [R12].

En cuanto a su implementación, recordamos la importancia de que esta sea rigurosa y transparente y recomendamos que vaya de la mano de apoyo a organismos públicos independientes que monitoricen su implementación correcta, y también su adaptación a los cambios en el ámbito digital [R2].

Y, para complementar las anteriores, recordamos la importancia de asegurar la inversión necesaria para que estas recomendaciones se cumplan [R10].

Para saber más:

CONSELL ASSESSOR DEL PARLAMENT SOBRE CIÈNCIA I TECNOLOGIA (s. f.). «Desigualdad digital y vejez: la brecha digital que todavía hay que cerrar». Capcit [en línea]. Disponible en: https://www.parlament.cat/document/intrade/407417697

Citación recomendada

SUÁREZ-GONZALO, Sara. «Doce recomendaciones para avanzar hacia la igualdad sociodigital en la vejez». COMeIN [en línea], mayo 2024, no. 142. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n143.2430