Durante los días 8 y 9 de este mes de mayo, el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universitat Jaume I de Castelló se convirtió en un espacio de reflexión y diálogo interdisciplinar con la celebración del seminario Entregarse a la oscuridad. Ficciones neogóticas en cine, arte, literatura y televisión. Este encuentro reunió a especialistas de diversas disciplinas para explorar las múltiples manifestaciones de lo gótico en la cultura contemporánea.
Claude Barras es una de las figuras esenciales de la animación europea. Nacido en Sierre (Suiza) el 19 de enero de 1973, estudió ilustración en la École Émile Cohl y antropología en la Universidad Lumière, en Lyon. Su primer largometraje, La vida de Calabacín (Ma vie de Courgette, 2016), fue aclamado por la crítica y el público internacional, y obtuvo múltiples reconocimientos, incluyendo una nominación al Oscar. Ahora presenta su segundo largometraje: Salvajes.
En la pasada edición del Sitges - Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya la sostenibilidad y la angustia ante posibles futuros no deseados relacionados con el cambio climático por causas humanas a través del fantástico tuvieron una presencia importante en diferentes secciones. En este artículo expondremos algunas tendencias destacadas.
Los últimos meses prácticamente solo hablamos de inteligencia artificial (IA), que si «la IA ha venido para quedarse», que si «la IA ya no es el futuro, sino que es el presente», etc. Entre que escribo este texto y se publica, ya habrán cambiado muchas cosas y todo ello habrá evolucionado hacia caminos todavía desconocidos. Aun así, me aventuro a escribir y que pase lo que tenga que pasar. ¡Manos a la obra! ¿Qué uso estamos haciendo de la IA en profesiones como el diseño, el mundo audiovisual, el periodismo o la comunicación?
Hace unos meses, con Editorial UOC, publiqué mi libro La imaginación tangible. Una historia esencial del cine de animación, que, como su título indica, es un repaso a las películas esenciales de la historia del cine animado. La crisis sanitaria ha impedido que los libros publicados entre febrero y junio se hayan presentado en sociedad como se solía hacer hasta ahora, en compañía de amigos y lectores potenciales, y los ha dejado en un limbo del que solo meses después, poco a poco, parece que están saliendo. Quizá haya llegado el momento de presentar el libro a los lectores que ocasionalmente me leen en COMeIN, si los hubiera.
Buñuel en el laberinto de las tortugas es uno de los grandes triunfos del cine de animación español de los últimos años, una obra destinada a perdurar. Nacida en cómic en 2008 de la mano de Fermín Solís, ilustrador y autor de historieta nacido en la provincia de Cáceres, Buñuel en el laberinto de las tortugas narra el rodaje de Las Hurdes. Tierra sin pan, el documental sobre la comarca cacereña realizado por Luis Buñuel tras sus dos primeras obras, en las que se había revelado como uno de los grandes del surrealismo cinematográfico.
Sin importar demasiado cuál sea tu ideología u orientación, estarás de acuerdo, querido lector, en que vivimos tiempos muy políticos. Todo es político, y, por tanto, todos los tiempos lo son, pero no me negarás que en esta segunda década del siglo XXI se observan (y de hecho se viven) cambios y riesgos que parecían cosa olvidada hasta hace apenas un par de días. Quizá sea el momento de recuperar ciertos referentes que no debimos olvidar.
La edición que acaba de terminar (octubre de 2015) del Sitges - Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya nos ha brindado la oportunidad de asistir a un fenómeno un tanto extraño: la proyección de una película inacabada. Un número nada despreciable de amantes de la animación acudió a ver The Thief and the Cobbler, algo que no era exactamente una película, sino fragmentos acabados de una película, “cosidos” y complementados con pruebas a lápiz (pencil tests) —versiones preliminares de las escenas animadas—, layouts —dibujos con posiciones de personajes y esbozos de fondos— y simples bocetos. A pesar de estar ante una obra incompleta, y destinada a quedar inacabada, el público tenía la sensación de estar ante un pedazo de historia del cine, sensación reforzada por la presencia en la sala del creador de la película: el legendario Richard Williams.
¿Qué tiene que ver uno de los iconos populares más perdurables en nuestro imaginario colectivo con uno de los principales campos emergentes de innovación tecnológica actuales? ¿Y todo ello con la creación colectiva? La respuesta no es exactamente elemental, pero al menos intentaré proporcionaros algunas pistas.
En los últimos años he tenido oportunidad de aprender sobre el fenómeno del crowdfunding (la financiación colectiva de proyectos a partir de campañas promovidas por creadores) gracias a algunas investigaciones que he desarrollado junto a mi colega Antoni Roig y a la estudiante de doctorado Talia Leibovitz. Ambos han aprendido mucho más que yo, como comprobará cualquiera que en el futuro lea la tesis doctoral que está ultimando Leibovitz o lo que Roig ha escrito en anteriores números de COMeIN sobre crowdfunding y crowdsourcing, de modo que recomiendo acudir a esos textos para despejar algunas de las dudas que puedan surgir tras la lectura de lo que expongo a continuación.