La mayor variedad de plataformas y canales ha contribuido a la fragmentación del consumo de contenidos en un ecosistema en el que los social media se llevan una parte importante de nuestra atención. Curiosamente, mayor oferta no implica mayor calidad. Esto se hace evidente si pensamos en el tiempo que pasamos viendo vídeos de corta duración sin valor añadido, superficiales o absurdos que, aunque parecen inofensivos, pueden perjudicar e incluso difundir mensajes de odio que se filtran más allá de estos entornos.
Encuentras unos periódicos viejos deshaciendo cajas y es imposible no fijarse en aquellas fotos retro de los anuncios. Los móviles y los ordenadores portátiles, tecnología punta muy asociada a la modernidad, envejecen mal. Lo vemos en unos anuncios de 1996 que introducen la oficina móvil. Era una equipación sofisticada y cara que se lanzaba al mercado en un momento en el que los móviles eran minoritarios. En España, la penetración era inferior al 10 %, es decir, había menos de 10 líneas de móvil por cada 100 habitantes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto el nombre oficial de COVID-19 a la enfermedad causante de la actual pandemia de alcance mundial. El nombre se ha adoptado con rapidez, sustituyendo a otras denominaciones iniciales que se usaban coloquialmente, como «gripe de Wuhan». Precisamente, la OMS recalcó en su momento que uno de los motivos de adoptar el nombre de COVID-19 era la conveniencia de evitar el uso de nombres geográficos y, en general, de nombres que den pie a estigmatizar a países, personas o colectivos.
El término medialidad y aquellas formas derivadas que se obtienen anteponiéndole diferentes prefijos comienzan a consolidarse como neologismos en nuestro idioma para definir nuevos conceptos relativamente útiles en el ámbito de la comunicación digital. Este artículo se plantea clarificar los diferentes significados que integra esta familia terminológica de creciente uso.
Según el último informe mundial sobre la felicidad - World Happiness report 2018 - Finlandia es el país más feliz del mundo. La clave, para los autores del informe, está en su envidiable sistema de bienestar público, aunque otros aseguran que la causa de tanto regocijo está la sauna, en los arándanos silvestres y en la práctica del kalsarikännit. Para algunos expertos, sin embargo, el secreto de la felicidad, sea en el país que sea, reside en nuestra capacidad de expresarla en palabras. O dicho de otro modo, en nuestra habilidad para dar sentido a las emociones a través del lenguaje.
El pasado 28 de septiembre Facebook anunció públicamente que los datos vinculados a las cuentas de cincuenta millones de usuarios habían quedado al descubierto a causa de un ciberataque. Según ha reconocido la propia empresa, los hackers lograron hacerse con los tokens de estos usuarios, es decir, con las autentificaciones que permiten acceder a aplicaciones repetidamente sin necesidad de volver a introducir la contraseña cada vez.
Conocidos acontecimientos recientes en la esfera política, cultural y judicial relacionados con la libertad de expresión y la (auto) censura, aunque también otros menos comentados en los medios, me han llevado a querer cuestionar la noción ampliamente aceptada, pero profundamente problemática de "sentido común" tal y como se utiliza en la actualidad.
El 1 de enero del 2017 entraron en vigor los criterios recogidos en la nueva Gramàtica de la llengua catalana i Ortografia catalana del Institut d'Estudis Catalans. En el presente artículo haremos un repaso de la aplicación de los nuevos criterios ortográficos en los escritos que difunden los medios de comunicación, en las obras lexicográficas de referencia y también en otros recursos lingüísticos.
El 26 de septiembre se celebra el Día Europeo de las Lenguas con el objetivo de promover la riqueza lingüística y cultural de Europa y fomentar el aprendizaje de lenguas. Esta iniciativa hace posible que una gran variedad de instituciones, como por ejemplo las que son responsables de la política lingüística o las instituciones educativas, sean partícipes de fomentar el interés por las lenguas y difundan la relevancia que tiene el aprendizaje continuo de lenguas.
La creación de nuevos términos en una lengua es un proceso que requiere reflexión y debate entre los distintos especialistas en la materia. Para crear nuevos términos, las lenguas tienen a su alcance varios recursos, como la adaptación de préstamos, que es una forma de dar nombre a una nueva realidad que se produce. Más allá de esta adaptación, las lenguas cuentan con una gran variedad de recursos propios para dar nombre a nuevas realidades, como la especialización, la metáfora, la habilitación y la conversión, y también la derivación, la composición, la composición culta y la sintagmación.