La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto el nombre oficial de COVID-19 a la enfermedad causante de la actual pandemia de alcance mundial. El nombre se ha adoptado con rapidez, sustituyendo a otras denominaciones iniciales que se usaban coloquialmente, como «gripe de Wuhan». Precisamente, la OMS recalcó en su momento que uno de los motivos de adoptar el nombre de COVID-19 era la conveniencia de evitar el uso de nombres geográficos y, en general, de nombres que den pie a estigmatizar a países, personas o colectivos.
Ahora bien, este tipo de denominaciones que ahora, con buen criterio, se pretenden evitar, se han dado en más de una ocasión histórica a la hora de nombrar epidemias. En este sentido, quizá el ejemplo más singular de todos sea la pandemia de 1918.
Es bonito lo que nos dice la OMS respecto a evitar el uso de nombres que puedan facilitar la culpabilización de personas, países o colectivos. Ahora bien, podemos mencionar unos cuantos ejemplos, hoy en uso, de nombres de epidemias del pasado asociadas a lugares o personas: plaga de Atenas, peste Antonina, peste de Justiniano, sudor inglés, gran plaga de Londres, gripe rusa (primera), gripe rusa (segunda), gripe asiática, gripe de Hong-Kong, etc.
Estos nombres, ¿qué base factual tienen? Por ejemplo, la llamada «plaga de Atenas» fue una epidemia, probablemente de tifus, en la Atenas asediada por tierra durante la guerra del Peloponeso contra Esparta (hacia 430 a.C.). Y la «plaga de Justiniano» fue una epidemia, probablemente de peste bubónica, en el Imperio bizantino en época de este emperador (iniciada en 540-541). La dos «gripes rusas» se originan en territorio del Imperio zarista (1889) y de la Unión Soviética (1977). La «gripe de Hong-Kong» de 1968 empezó en esa ciudad, entonces colonia británica. Y así muchos más. Pero sin necesidad de detalles históricos como los apuntados, uno piensa fácilmente, a la vista de semejantes denominaciones, que hay alguna base factual de este tipo para tales nombres.
Pero nos falta todavía el ejemplo principal, enseguida viene. Quizá lo de «pandemia de 1918» no nos sugiere gran cosa. Pero si, concretando más, mencionamos la «gripe española de 1918», eso ya resulta más familiar. El nombre nos sugiere algo así como: grave epidemia de gripe de alcance mundial, que coincide en el tiempo con finales de la Primera Guerra Mundial, originada en España o cuyo primer brote importante se localiza en España. Algo así podemos recordar o suponer de entrada ante tal denominación. Es decir, podemos presumir, para hacer una comparación actual, que la España de 1918 fue algo así como el Wuhan, en la provincia de Hubei, de 2020: el primer foco conocido de la gran epidemia. De hecho, la llamada «gripe española» es, probablemente, la más famosa de las grandes epidemias con nacionalidad.
No está mal recordar o suponer, pero en ocasiones es mejor contrastar. Y esta es una de las ocasiones. Cualquier persona curiosa que hoy en día acuda a «San» Google, «Santa» Wikipedia o incluso otras fuentes menos «santas» pero más especializadas, se va a encontrar con lo siguiente. Lo exponemos aquí a modo de resumen.
El origen geográfico de la pandemia de 1918 no está claramente establecido. Las hipótesis con más eco consideran su origen en Estados Unidos, Francia (ya sea en el puerto de Brest o en campamentos militares británicos en Étaples) o China. También se incluyen Austria y España como posibles opciones, no siendo estas últimas las hipótesis consideradas más probables o más referenciadas.
Pero entonces, ¿cómo es que está tan extendido el nombre de «gripe española» para la pandemia de 1918? De hecho, la entrada «Spanish flu» de la Wikipedia en inglés, consultada al elaborar esta nota, después de explicar de forma algo confusa los posibles orígenes que acabamos de comentar, contiene este curioso pie de foto (también presente en entradas en algunas otras lenguas):
«As U.S. troops deployed en masse for the war effort in Europe, they carried the Spanish flu with them».
Es decir, que las tropas norteamericanas al desplegarse en Europa a finales de la Primera Guerra Mundial «llevaron con ellas la gripe española» (sic).
Las fuentes coinciden en que la denominación «gripe española» es debida (o facilitada) por el hecho de que siendo España un país neutral en la Primera Guerra Mundial, las noticias sobre la gripe fueran publicadas sin censura (a diferencia de lo que sucedía en los países beligerantes), dando la impresión de que España era el foco originario (véase, por ejemplo, este artículo).
Ello no significa, no obstante, que esta denominación fuera la única utilizada entonces. En este sentido, la entrada «Pandemia de gripe de 1918» de la Wikipedia en español incluye este gráfico estadístico en inglés (entradas en algunas otras lenguas también lo incluyen):
El gráfico tiene interés no solamente estadístico, sino también porque es indicio de que en la época el nombre de «gripe española» no era el único en circulación. Por lo menos en 1919 o fecha algo posterior, «Influenza Pandemic» era también usado en un documento científico en inglés como este.
Por otra parte, y por lo menos en los primeros tiempos, hay varios nombres populares documentados para la epidemia. Recogemos en la siguiente tabla los que nos constan en países de Europa Occidental:
País | Denominación |
---|---|
España | «Gripe francesa» (era extendida entonces en España la idea de que la epidemia había entrado desde Francia), «enfermedad de moda» (por ser tendencia), «soldadito de Nápoles» (canción de una popular zarzuela de entonces) o simplemente «gripe» (preferida por las autoridades españolas, por aquello de no alarmar). |
Portugal | «Gripe neumónica». |
Gran Bretaña | Flanders Flu («gripe de Flandes»). |
Alemania | Blitzkatarrh («catarro de guerra»). |
No obstante, parece que esta diversidad inicial de nombres coloquiales dio paso con bastante rapidez (o quizá coexistió durante cierto tiempo) al nombre de “gripe española». Entre los pioneros de la españolización de la pandemia de 1918 ya en ese mismo año, cabe apuntar al Ministerio de Salud de Suiza (según fuentes en holandés que invito a consultar con ayuda de traductor automático si conviene), y a la prensa británica, seguida presurosamente nada menos que por el British Medical Journal (según fuentes británicas).
¿Y hasta hoy? Sí, hasta hoy. Después de una exploración exploratoria (valga la redundancia), puedo decirles que el nombre de «gripe española» sigue siendo de uso frecuente en la época actual (y a menudo sin contextualización de ningún tipo, ni siquiera entrecomillado) en no pocas crónicas periodísticas y artículos científicos en diferentes lenguas. Y ello sucede también en publicaciones de referencia o de prestigio, no dependiendo en principio tanto de la publicación como de la pieza de contenido en concreto.
¿Esta situación puede ser corregida? Por supuesto que sí, no haría falta para ello ninguna revolución. Bastaría con que esas publicaciones de referencia o de prestigio pusieran algo más de empeño en aplicar de forma consistente sus propias guías de estilo y cuidaran un poco más cómo se documentan sobre terminología.
A ello les animo, con propuesta de hashtag incluida: #1918FluPandemic-NotSpanishFlu, #PandemiaGripe1918-NoGripeEspañola.
NOTA: Un artículo reciente de la revista COMeIN sobre fake news de Àlex López-Borrull me recordó este hecho y decidí investigar un poco sobre el tema; aquí he expuesto un resumen de lo encontrado exclusivamente en fondos digitales de internet, únicas fuentes accesibles con el actual confinamiento.
Para saber más:
ROSENHECK, Jackie (2005). «The sota-called “Spanish” flu. Doctor’s Review». http://www.doctorsreview.com/history/nov05-history/
MECKING, Eric (2006). «Spaanse griep en Eerste Wereldoorlog Het drama van 1918». D'Eerste Wereldoorlog 1914 – 1918. https://www.wereldoorlog1418.nl/spaanse griep/index.html
BENNETT, Harry (2020). «Spanish Flu and the history of pandemic propaganda». Prospect, 19 de marzo de 2020. https://www.prospectmagazine.co.uk/politics/coronavirus-spanish-flu-1918-pandemic-from-spain
Cita recomendada:
COBARSÍ, Josep. «La ‘nacionalidad’ de las epidemias o el curioso caso de la pandemia de 1918». COMeIN [en línea], mayo 2020, no. 99. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n99.2038
Profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC
@jcobarsi