Eva Ortoll y Josep Cobarsí entrevistan a Ciro Llueca, director de la Biblioteca de la UOC.
En este escenario, y tal como afirma Ciro Llueca, “la biblioteca es uno de los aliados indiscutibles de los estudiantes y se debe integrar la biblioteca en la docencia y en el aprendizaje”. Vamos a conocer algunas reflexiones e iniciativas de Ciro Llueca sobre esta idea, a partir de algunos puntos clave previstos en el plan estratégico de la biblioteca que dirige y que hemos reconvertido, con permiso de Ciro, en “Alianzas”.
#Alianza1: conciencia de un buen servicio, más allá de métricas de uso y satisfacción
Los servicios de información siempre se han preocupado por medir el nivel de uso y satisfacción de sus usuarios, la tecnología actual permite aplicar infinidad de métricas para medir todos estos aspectos. En este sentido, Ciro nos comenta que “la Biblioteca de la UOC nace 100% digital, pero no siempre es fácil disponer del acceso a los datos de los proveedores de servicios de información para saber qué usuarios se conectan, cómo, cuando, en qué momento, qué se descargan. ¿Qué usos tenemos. Hablamos de usos de los estudiantes sobre los recursos de la biblioteca, pero no podemos saber si son usuarios de primer semestre, de segundo semestre, de doctorado. ¿Qué les motiva a utilizar o no utilizar un servicio determinado? No siempre podemos saber qué tipología de usuarios realiza qué”. Así, evaluar el uso real de los servicios no siempre es tan sencillo como parece, pues los proveedores no siempre dan acceso a estos datos y, en caso de que lo hagan, no siempre ofrecen los datos en el mismo formato. Por lo tanto, muchas veces los datos no son comparables.
Ciro Llueca apunta lo siguiente: “Para poder aplicar técnicas de learning analytics tenemos que pasar por los proveedores de los datos, y, o no te dan información o te dan demasiada y no normalizada. Cada proveedor te ofrece datos diferentes y no son comparables. Las métricas que podemos extraer hoy por hoy están bastante condicionadas por los requerimientos de los proveedores. En caso de que pasen datos, dan los datos en bruto, sin valor añadido.”
Además de las métricas de uso y satisfacción, Ciro Llueca enfatiza que “nosotros queremos centrar la atención en el estudiante, fortalecer los servicios que ya se realizan y la relación, ver cómo podemos dar un mejor servicio y acompañamiento al estudiante, que muchas veces se realiza mediante el profesor. Buscar nuevas fórmulas. No se trata de aumentar el nivel de valoración del servicio en las encuestas de satisfacción, si no de tener conciencia de que se está dando un buen y mejor servicio”.
Por lo tanto, hay que avanzar en la aplicación de métricas y técnicas de análisis que realmente permitan extraer un conocimiento útil sobre los datos de uso de los servicios. Unas métricas que tienen que ir combinadas con la detección de elementos menos cuantificables, más cualitativos. Y este camino nos lleva a la segunda estrategia, centrada en facilitar el acceso e interpretación de los contenidos y de la información.
#Alianza 2: imágenes y fórmulas no intimidatorias, fomentar el aprendizaje autónomo
Para conseguir que los estudiantes sientan que realmente los recursos de información del campus y de la biblioteca les están ayudando en su camino de aprendizaje y que la biblioteca está realmente centrada e integrada en este proceso, Ciro Llueca considera que hacen falta “fórmulas anti-intimidación” que ayuden a que “se produzca el contacto, el acceso a la información gracias a aquello que el estudiante encuentra en las aulas. Entendemos por aprendizaje autónomo que el estudiante vaya a la biblioteca o al centro de recursos y se pueda buscar un poco la vida, más allá de los contenidos formales o los módulos didácticos que les facilitamos. Una biblioteca funciona como un manual de instrucciones de una aspiradora. Sabes que leyendo el manual sacarás un 200% del rendimiento, pero da pereza y pones en marcha el botón y el aparato funciona, más o menos intuitivamente, a pesar que no le sacas todo el rendimiento. Con la biblioteca pasa el mismo, los usuarios, los estudiantes no leen el manual de instrucciones porque da mucha pereza”.
Una página web completa, descriptiva, con una buena estructura de contenidos y de información es un paso indispensable para conseguir que los usuarios localicen la información, pero no es suficiente. El lenguaje que se emplea para clasificar los apartados para “un usuario no es tan evidente. La reflexión me lleva a pensar que con tantos tecnicismos el usuario no llegará por él mismo al recurso que necesita. Hay que pensar formas para que el estudiante llegue de forma alternativa al recurso. En definitiva, se trata de rebajar la complejidad del acceso a los recursos”.
Dentro de las fórmulas de acceso anti-intimidatorias que puedan facilitar el acceso a los recursos, Llueca considera que hay que hacerlo con “el uso de imágenes más que de palabras, palabras más cercanas al lenguaje natural y menos técnicas, acercarse a una forma más natural de comunicación”.
En este sentido, no todos los usuarios necesitan lo mismo y, por lo tanto, hay que adaptarse no sólo a sus necesidades, también a sus comportamientos de navegación. Por eso Ciro Llueca piensa que “no se pueden tratar todos los tipos de usuarios igual, un estudiante de informática no hace falta que vea todos los recursos de derecho, ahora en estos momentos cualquier estudiante está viendo lo mismo. No tiene mucho sentido. ¿No sería más lógico que un estudiante de primer curso viera unas cosas y un estudiante de doctorado otras? Sería muy interesante que tuviéramos un sistema inteligente que a medida que va cambiando y creciendo en su aprendizaje y hábitos sobre los recursos de la biblioteca fuera cambiando la presentación y disposición de los recursos a los cuales tiene acceso. Esto ayudaría mucho.”
Para avanzar hacia esta personalización por segmentos en la visualización y presentación de contenidos, Ciro Llueca tiene claro que hay que poner la mirada en el exterior, identificar qué hacen otras instituciones similares y qué tendencias hay en el mercado y en el sector. De ahí que la tercera iniciativa se centre en la exploración del entorno.
#Alianza3: Monitoreo del entorno
Las acciones de exploración, monitoreo o vigilancia del entorno, cada vez son más presentes en las instituciones académicas para adoptar estrategias que ayuden a crecer la institución y situarla óptimamente en el contexto en el cual opera. Y en este sentido, parece que Ciro Llueca lo tiene bastante claro. “En la biblioteca dedicamos esfuerzos a la monitorización, a partir de aquí detectamos cosas que pasan. También hemos aplicado estrategias de comparativa con otros webs de bibliotecas para ver qué servicios están dando a los estudiantes”. La tarea no es sencilla. Como comenta Ciro Llueca, “hay pocos referentes de bibliotecas nacidas íntegramente en versión digital. Cuando haces recogida de información bebes de muchas fuentes, buscar referentes que hayan hecho cosas interesantes. Más allá de los indicadores precisos, la opinión de los estudiantes es importante, claro.”
Pero Ciro no se conforma en hacer una sencilla exploración de webs, también aplica la inteligencia competitiva sobre el terreno, a pie de calle. En este sentido “una vez hemos detectado bibliotecas universitarias interesantes y vemos qué servicios están dando a los estudiantes, enviamos después embajadores a las bibliotecas, sobre el terreno, para ver como gestionan los servicios con los estudiantes, para hacer estancias, tener conversaciones, etc.”
Y en este viaje, las acciones van encaminadas a lograr que los estudiantes crezcan académicamente y, si puede ser, también personalmente.
#Alianza4: crecimiento académico y personal
Con objetivo de contribuir a que los estudiantes estén satisfechos en su crecimiento académico (y si puede ser también personal), Ciro Llueca tiene claro que para “conseguirlo hay que ir alineados con los profesores. Hay que mantener el vínculo fuerte con los profesores, pero sin olvidar la relación con los estudiantes”. En este sentido habría que humanizar un poco algunos servicios, a pesar que las implicaciones organizativas que comporta no son sencillas de resolver. Un ejemplo lo encontramos en el hecho que los estudiantes reciban respuesta desde un “buzón automático”. Con el volumen de estudiantes es complicado individualizar, pero que te responda alguien con un nombre a veces es una cuestión de estética. Dentro de la virtualidad necesitas un poco de humanización. Quizás hay que encontrar un equilibrio entre un nombre personal y un nombre tan frío como es un buzón lógico.”
A Ciro Llueca le gustaría que cuando un “estudiante hace una apuesta por la universidad virtual o cuando un estudiante piensa en volver a matricularse, piense un poco en aquello que le aporta la biblioteca”.
El director de la Biblioteca de la UOC ve un ejemplo claro en la elaboración de repositorios de pruebas finales y exámenes, o de resolución de prácticas, como se hace en el resto de universidades referentes. “No hace falta que sea un repositorio exhaustivo y retrospectivo, porque caeríamos en la infoxicación de los estudiantes, sólo hacen falta pequeñas muestras, no hace falta un gran manual, quizás una muestra de un compañero le puede resultar útil en un momento determinado, ejemplos de iguales que ayuden al estudiante a orientarse, a hacer las cosas con más tranquilidad. No necesita tenerlo todo. De alguna manera le estamos enseñando a hacer una buena citación, a incluir un gráfico, a responder un comentario. Le ayudamos a ir al centro del tema.”
Con todo, conseguir que el estudiante tenga la percepción de que la biblioteca forma parte de un conjunto de actores que participa en la satisfacción de su aprendizaje, junto con el resto (profesores, tutores, compañeros, etc.).
Como concluye Ciro Llueca, “el objetivo no es sólo satisfacción académica, también personal. ¡El objetivo de la biblioteca es que todos los estudiantes consigan matrícula de honor¡“.
Cita recomendada
ORTOLL, Eva; COBARSÍ-MORALES, Josep. El aprendiz digital: la biblioteca como aliada. COMeIN [en línea], julio 2016, núm. 57. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n57.1653