Número 55 (mayo de 2016)

Klingon, películas de fans y 'copyright' (tlhIngan Hol, fans copyright 'ej)

Antoni Roig

Con todo a punto para la celebración del fin de año de 2015, los productores de Axanar, un film de fans sobre Star Trek que recientemente había recogido más de un millón de dólares a través de una campaña de crowdfunding, recibían un mal augurio para el 2016: una demanda judicial por infracción de copyright por parte de CBS/Paramount. Es el inicio de una enorme, fascinante y hasta divertida polémica sobre copyright en las producciones de fans e, incluso, sobre los idiomas.

La relación entre las creaciones de fans y las producciones literarias o cinematográficas que les sirven de base ha sido siempre convulsa, al encontrarse en una zona gris entre los derechos sobre propiedades culturales tan populares como Star Wars, Harry Potter, The Lord of The Rings, Star Trek, James Bond o todos los universos posibles de superhéroes de Marvel o DC y la propiedad emocional de los fans que, a lo largo del tiempo, han contribuido a mantener vivo el interés sobre estos mundos y esas propiedades. Los fans llevan a cabo esta actividad intercambiando opiniones, datos, información o material gráfico, pero también a través de la creación artística directamente inspirada en estos textos-fuente, como ilustraciones, relatos escritos, musicales, representaciones miméticas de personajes a través de la gestualidad y el disfraz (el cosplay), vídeo y, como en el caso que nos ocupa, películas de fans.  

 

De películas de fans, hay de muchos tipos; muchas de ellas son, o bien parodias, o bien pequeños homenajes que no van mucho más allá de la broma o el ejercicio técnico (un clásico es el de la reconstrucción de las luchas de espada láser popularizadas por Star Wars). Pero cada vez es más frecuente que aparezcan películas de gran dimensión en cuanto a complejidad técnica y artística. Películas que, por un lado, aspiran a reproducir el universo objeto del film de la forma más detallada y creíble posible y, por otro, amplían el universo narrativo proponiendo nuevas historias relacionadas directamente con los eventos oficiales que aparecen en las producciones originales (lo que se suele denominar el canon). Este hecho ha provocado, ya en el pasado, situaciones de conflicto entre los grandes estudios propietarios de los derechos y colectivos de fans que intentan sacar adelante su proyecto personal.  

 

Aunque las casuísticas son enormes y a menudo contradictorias, existe un cierto pacto tácito que consiste en tolerar este tipo de producciones siempre que no se busque el beneficio económico y se establezca claramente que se trata de una adaptación no oficial. Teniendo en cuenta que, al fin y al cabo, los propietarios mantienen siempre el derecho de vetar un producto de estas características en cualquier momento, habitualmente los promotores de films de fans suelen ponerse en contacto con representantes de los propietarios de los derechos para tratar de asegurar que no se encontrarán con problemas. Este parece haber sido también el caso de Axanar, una de las producciones de fans más ambiciosa nunca planteada y que se presentó como una precuela de la serie original.

  

Pero algo cambia radicalmente cuando CBS y Paramount Pictures Corporation demandan a los productores de Axanar a finales de 2015: el principal motivo parece estar vinculado a la exitosa campaña de crowdfunding del film, que recogió más de un millón de dólares. Si bien es un hecho aceptado que las películas de fans no pueden buscar beneficios económicos y que, por tanto, se espera que se trate de filmes autoproducidos de forma amateur y sin ánimo de lucro, este equilibrio tácito se puede romper cuando se recurre a plataformas de financiación como Kickstarter o IndieGoGo. El principal motivo es que esto genera diferentes vías de intercambio económico fuera del control de las corporaciones sea monetario (como el porcentaje que se queda la plataforma o el pago de servicios profesionales a través de los ingresos de la campaña) o en especies (las recompensas a los fans que apoyan el proyecto).  

 

Esta noticia ha generado una notable polémica dentro y fuera del ámbito del fandom. Por un lado, se ha generado un vivo debate entre los propios fans sobre los límites, en términos de producción y financiación entre las producciones profesionales y las de fans, en una cuestión de autenticidad vs. profesionalización. Hay quien considera que Axanar habría cruzado algunas líneas rojas en cuanto a nivel de profesionalización, ya que precisamente por la ambición de la producción, su presupuesto y las personas implicadas (algunas de ellas pagadas para hacer su contribución), está muy cerca de un producto profesional. Paradójicamente, Alex Peters, productor de Axanar y portavoz del proyecto, destaca que muchas de las personas que han participado en él son también profesionales de la industria, lo que hace aún más complejo el debate sobre los límites entre los films de fans y las prácticas industriales. La otra consecuencia es que se ha reactivado el miedo por parte de las personas que donan o financian este tipo de producciones y que, no esperando rendimiento económico, sí al menos quieren garantizar que los proyectos se podrán hacer realidad y que no se verán obligados a ser detenidos o, peor aún, a ser encerrados en un cajón una vez terminados, como ya ha sucedido en otras ocasiones. 

 

Pero esto no ha sido lo más sorprendente. Cuando se pidió a CBS/ Paramount que especificaran las infracciones concretas sobre el copyright, una de ellas resultó especialmente impactante: el uso del lenguaje klingon. El klingon es un idioma imaginario empleado en Star Trek por la raza del mismo nombre, a la vez que los principales antagonistas de los héroes de la Enterprise. El klingon ha sido utilizado extensivamente en otras producciones de fans y el hecho de tratarse de un lenguaje ha sido, sin duda, el elemento más llamativo de la demanda... hasta extremos casi surrealistas. Así, los demandantes indican que al no existir klingons, el idioma ficcional no es apto para la comunicación y, en consecuencia, es protegible por copyright. Los demandados, por su parte, sostienen que el klingon, más que un lenguaje propiamente dicho, es una idea o un sistema y que, por tanto, no es objeto de copyright. Por si esto no fuera suficiente, un grupo de lingüistas e inventores de lenguas (sic), la Language Creation Society, emitió un comunicado de apoyo a los fans, indicando que el lenguaje ha huido de las manos de sus creadores para ir a parar a las de miles de personas que han contribuido a convertirlo en un idioma vivo y real. Así, según el abogado Marco Randazza, mientras que Paramount puede aducir que tiene derechos sobre un fragmento de un guión, no puede afirmar lo mismo de un idioma utilizado por fans de Star Trek en convenciones, libros o programas de televisión. Desde este punto de vista, se considera que nadie puede erigirse en dueño de un sistema de palabras. Otros abogados defienden el derecho a que un lenguaje sea objeto de copyright si el autor es conocido, pero indican también que hay que relativizarlo en el momento en que buena parte de las palabras del idioma no han sido creadas por sus autores, como sería el caso del klingon, y, por lo tanto, existe un margen amplio que caería bajo la categoría de uso justo. 

 

En un reciente giro de los acontecimientos, J.J. Abrams ha intervenido públicamente para adelantar que la demanda está en proceso de ser retirada. Lo ha hecho aprovechando un acto promocional para presentar el nuevo trailer del próximo film de Star Trek, Star Trek Beyond, producido por Abrams (director de los dos primeros filmes de la renovada franquicia) y dirigido por Justin Lin. En sus declaraciones, Abrams, un maestro contando historias, presenta la situación desde la perspectiva de Justin Lin señalando que el propio Lin se sintió muy enfadado con esta demanda como fan de la saga: "Empezamos a hablar y nos dimos cuenta que no era la manera apropiada de tratar a los fans... Los fans de Star Trek son parte de este mundo. Así que Lin fue al Estudio y los presionó para que detuvieran la demanda y así, en las próximas semanas, se anunciará oficialmente, por lo que los fans podrán seguir trabajando en su proyecto." 

 

De momento, los productores de Axanar, aunque agradecen profundamente las declaraciones de Abrams, siguen trabajando para asegurar que la demanda sea efectivamente retirada, a la vez que sugieren que tras el motivo de la presión ejercida por Lin (y directa o indirectamente por Abrams) se encuentra la evidencia de que todo este proceso había hecho daño al fandom de Star Trek, creando bandos a favor y en contra de la posición de CBS / Paramount. Aunque todavía no se puede garantizar que el caso Axanar haya acabado, sí se considera que este anuncio es un alivio para todos aquellos equipos que están implicados en la producción de films de fans, sobre todo aquellos con una dimensión económica y complejidad elevadas y que por este motivo recurren a iniciativas de financiación como el crowdfunding. Y también para los klingonhablantes, que haberlos, los hay. 

 

Para saber más:  

 

Aranda, D.; Sánchez-Navarro, J.; Roig, A. (eds.) (2003). Fanáticos: la cultura fan. Barcelona: Editorial UOC. 

 

Traductor con opción Español/Klingon

 

Banda sonora: 

 

Burn the witch, del álbum A Moon Shaped Pool (Radiohead) 

 

Star Trek (2009), Michael Giacchino.

 

Cita recomendada

ROIG, Antoni. Klingon, películas de fans y 'copyright' (tlhIngan Hol, fans copyright 'ej). COMeIN [en línea], mayo 2016, núm. 55. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n55.1637

cine;  propiedad intelectual;  entretenimiento;  terminología;  fandom; 
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