En la primera parte de este artículo se situaba en los años cuarenta del siglo XX la generalización del neologismo saharaui, coincidiendo con una campaña de investigaciones a cargo del Instituto de Estudios Políticos y, después, del Instituto de Estudios Africanos. Esta campaña llevó al Sáhara a muchos expertos y generó abundante bibliografía dedicada al territorio.
Fernando Álvarez, por ejemplo, lo usa con habitualidad en sendos artículos publicados en 1941: "La vida del saharaui es dura (…) nosotros que, aún en épocas como la actual, consideradas difíciles, son comparativamente con la del saharaui, vida cómoda y regalada (…) el trabajo manual no es para el orgulloso saharaui (…) el saharaui es todo un señor; nació para la guerra y la mujer es para él su descanso y poesía" (1941, pp. 85-86), y "el saharui es altanero, soberbio, ceremonioso, amable, obsequioso, político y audaz" (1941, p. 337). Pese a que en 1944 el profesor Alcobé (1944, p. 20) todavía hablaba de moros, sin más, al año siguiente, el biólogo Guinea (1944, p. 101) utilizó ya el nuevo gentilicio, bien que citándolo entre comillas, como asimismo harán otros autores.
Ángel Doménech Lafuente, cultivado militar y autor de una copiosa obra de investigación, dudó al principio de la transcripción más adecuada que debía dar al término. En 1945 escribe sahrauia, lo que ciertamente resulta de difícil dicción en español: "Los «sahrauis», atónitos e imitando a Bens, se llevaban la mano a la frente –en ademán de saludo– como prueba de respeto y acatamiento y simbolizando la colaboración y el amor. Y la radio comunicó a España –por conducto del ministro de Estado– la nueva paz para los «sahrauis» de buena voluntad" (1945, p. 169); "El vestuario de los «sahrauis» es muy sencillo" (1945, p. 172), y "Aún cuando el «sahraui» es esencialmente ganadero (…) Este «sahraui» tan orgullosos altivo e independiente en sus relaciones con los demás" (1945, p. 173).
Pero rápidamente resuelve el entuerto y añade la vocal que facilita la pronunciación, utilizando desde entonces con generosidad los neologismos saharaui (Doménech, 1949, pp. 17-18; 1953a, pp. 31-43; 1953b) y, en femenino, y tal como se dice en árabe, saharauia, aunque escribiéndolos también entre comillas, o con cursiva, como para poner de relieve su carácter novedoso, mientras que un funcionario deportado en Güera que dejó testimonio escrito de sus sinsabores aludió a "la población indígena (…) formada por moros propiamente dichos, llamados aquí saharauis, es decir, habitantes del Sáhara" (Guzmán, 1953, p. 56).
Lo mismo cabe decir de Alonso Allustante, que emplea el masculino y femenino en español tal como se hace en árabe: "El modo de vida del «saharaui» (…) las tribus «saharauias»" (1947, p. 6). Y, más adelante, "El «saharaui» es fanático seguidor de la las doctrinas del Islam" (1954, p. 61), aunque sigue refiriéndose a "cada tribu «saharauia»" (1954, p. 61).
El mismo Bens, que había publicado en los primeros años de su gobierno sendos informes de las primeras expediciones que realizó al interior del desierto en las que hablaba de saharianos (Bens, 1907), utilizó en cambio, cuando editó sus memorias en 1947, la palabra moro, si bien excepcionalmente en una de sus páginas dice: "Otra cualidad que el «sharaui» ama mucho es la cortesía" (Bens, 1947, p. 204). Un caso curioso es el de Julio Martín Alcántara, quien tituló su libro de poesía, editado en 1955, Romancero saharauí, escribiendo el gentilicio como palabra aguda.
Julio Caro Baroja estuvo en el Sáhara español entre el 9 de noviembre de 1952 y el 9 de enero de 1953 con su colaborador Miguel Molina Campuzano. Fruto de estos dos meses de estancia fueron sus Estudios saharianos –una de las tres obras capitales de etnografía sobre el Sáhara occidental, con las de Sophie Caratini y Alberto López Bragados– así como una serie de conferencias que dictó y se publicaron como monografías. Se puede decir que al hablar de los habitantes del desierto español casi siempre los denominó sencillamente nómadas, saharianos (1957, p. 12) o nómadas saharianos (1955a) y también población sahariana o sociedad sahariana (1985, p. 406), si bien en una ocasión pudimos leer –¿fue un mero error de imprenta?– saharanís (1954, p. 72) y también constatamos el uso, bien que excepcional, de saharaui: "Aunque el fatalismo del saharaui es grande y su tendencia a la inercia mayor aún que su fatalismo" (1955b, p. 229).
La provincialización de 1958 supuso la progresiva y habitual utilización del neologismo. Los habitantes de la nueva provincia empezaron a ser conocidos rápidamente como saharauis, consagrando y castellanizando en la literatura administrativa el término de origen árabe. Y de modo paralelo, la inicialmente sutil –y luego tórrida– emergencia del nacionalismo autóctono asumió con naturalidad este mismo vocablo como particularmente adecuado para definir la nueva identidad colectiva. La literatura y la publicística del Frente Polisario no tuvieron dificultad alguna en utilizar el neologismo y cuando el 28 de febrero de 1976 proclamó en Bir Lahlu, frente a la ocupación marroquí, la independencia de su pueblo, lo hizo constituyendo una nueva entidad política que habría de denominarse República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
A partir de entonces, el gentilicio tuvo plena consagración no sólo legal e incluso internacional –la RASD, aún con buena parte de su territorio ocupado, es un estado reconocido por muchos otros y miembro de pleno derecho de la Unidad Africana–, sino también académica. Los autores contemporáneos lo incorporan con toda claridad, empezando por los autóctonos.
Y así Larosi Haidar explica que "el pueblo saharaui es un pueblo africano híbrido de poblaciones árabes y bereberes, de religión musulmana, que habla una variante árabe denominada hassanía y estuvo vinculado a España durante más de un siglo" (2007, pp. 34-35). Un dato curioso es el que me explicaba este mismo autor (entrevistado el 20/09/2013) al recordar que, cuando era niño y asistía como alumno al Colegio Nacional La Paz de El Aaiún, los alumnos de la ciudad menospreciaban a sus congéneres llegados del interior del territorio y les llamaban despectivamente "saharaui zaccu laul", o sea, "saharaui de culo mustio". Y es que entonces los niños nativos de la ciudad aplicaban el gentilicio saharaui para adjetivar a sus congéneres procedentes del campo. Cuando el Frente Polisario empezó a usar el gentilicio para identificar a toda la comunidad nacional, entonces dejó de tener carácter peyorativo y los niños nativos del interior fueron adjetivados "emdejna", o sea, "indígena de color ceniza".
Antonio Carlos de Laiglesia menciona en su excelente libro sobre las tribus moras a "los habitantes del antiguo Sáhara español, conocidos como saharauis" (1985, p. 89). Y Alberto López Bargados ha definido el gentilicio, del que bien podemos decir sin temor a error que, por fin, ha dejado de ser un neologismo, como la "denominación castellana con la que han sido designados los «habitantes del Sáhara» y que ha devenido un etónimo [nombre de un grupo étnico] para designar al pueblo de origen bidán (arabófono) que habita en el antiguo Sáhara español" (2007, p. 501). Ese mismo autor recuerda la penetración española hacia el interior a partir de 1934 y añade: "Por primera vez en la historia colonial sahariana los administradores comenzaron a establecer contactos prolongados y concretos con las poblaciones bidán de esta parte del Sáhara que bajo la impronta colonial española, empezaron a convertirse progresivamente en saharauis" (2007, p. 508).
Séanos permitido añadir que el término saharaui es, sin duda, el ejemplo más evidente del bumerán lingüístico: un fenómeno muy real interactivo, que es fruto del contacto colonial entre dos pueblos y en el que cada uno de ellos –y no sólo el colonizador sobre el colonizado– influye, a veces subliminalmente, sobre la lengua del otro.
Para saber más:
Alcobé, Santiago (1944). "Perspectivas para el estudio antropológico del Sáhara español, en África, núm. 25.
Alonso Allustante, Enrique (1947). "Del poblado Tarfaia (Apuntes para su historia)", en Mauritania, núm. 230.
Alonso Allustante, Enrique (1954). "Leyendas, creencias y supersticiones", en Mauritania.
Álvarez Amado, Fernando (1941). "Notas del Sáhara español. Las tribus", en Mauritania.
Bens, Francisco (1907). España en el África occidental, Tipografía San Justo 4, Las Palmas.
Bens Argandoña, Francisco (1947). Mis memorias. 22 años en el desierto, Ediciones del Gobierno del África Occidental Española, Madrid.
Caro Baroja, Julio (1954). "Una visión antropológica del Sáhara español", en Archivos del IDEA, núm. 28.
Caro Baroja, Julio (1955a). "La historia entre los nómadas saharianos", en Archivos del IDEA, núm. 35.
Caro Baroja, Julio (1955b). Estudios saharianos, Instituto de Estudios Africanos, Madrid.
Caro Baroja, Julio (1957). "El grupo de cabilas hasanía del Sáhara español", en África, núm. 82
Caro Baroja, Julio (1985). Disquisiciones antropológicas, Universidad de Madrid, Madrid.
Doménech Lafuente, Ángel (1945). "La tribus", en Mauritania, núm. 211.
Doménech, Ángel (1949). "El Sultán azul", en África, núm. 90.
Doménech, Ángel (1953a). "Del vivir nómada de las tribus", en Cuadernos de Estudios Africanos, núm. 21.
Doménech, Ángel (1953b). Ma el Aini, Señor de Semara, Editora Marroquí, Tetuán.
Guinea, Emilio (1944). "La cultura botánica de los nómadas en el Sáhara español", en África, núm. 29.
Guzmán, Rafael de (1953). Horas en el sáhara, Instituto Editorial Reus, Madrid.
Haidar, Larosi (2007). Cuentos saharauis Traducción y aproximación a los cuentos de animales, Ediciones IDEA, Santa Cruz de Tenerife.
Laiglesia, Antonio Carlos de (1985). Breve estudio de las tribus moras de Mauritania, Instituto Hispano-Árabe de Cultura, Madrid.
López Bargados, Alberto (2007). "Images coloniales et poscoloniales des saharaouis en espagne", en Colonisations et héritages actuels au Sahara et au Sahel, volumen II, L’Harmattan, París.
Martín Alcántara, Julio. (1955). Romancero saharauí, Sáhara.
Cita recomendada
de DALMASES, Pablo-Ignacio. Del nombre de los saharauis (y II). COMeIN [en línea], diciembre 2014, núm. 39. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n39.1482
Periodista, doctor en Historia y colaborador docente de la UOC