Número 78 (junio de 2018)

Redes sociales: 'thinkers dead & asshole alive'

Pablo Lara

Atreverse a decir que el mundo es gilipollas y encontrar una respuesta afirmativa en Google con más de 3 millones de resultados en 0,38 segundos nos obliga a reflexionar sobre el momento de falsos positivos que vivimos en la era de la información interpelada por la tecnología. 

Esta afirmación provocadora debe ayudar a abrirnos los ojos ante la falta de capacidad crítica delante de algoritmos creados para satisfacernos. Buscadores desarrollados para encontrar fácilmente los criterios que afirmen aquello que es mentira o que directamente es difícil de averiguar, siendo capaces de extraer una conclusión evidente de aquello que no es evidente.
 
Para más desdén, el primer resultado es de Robert I. Sutton un profesor de Harvard que da sentido a la frase y estudia el mundo del asshole en las organi-zaciones. Realizar estas preguntas y ver sus resultados nos obliga a reflexionar sobre el origen de los algoritmos de búsqueda y cómo se utilizan actualmente. 
 

Durante un congreso internacional de comunicación pregunté a Google si soy Rey, también me cuestioné un posible error de cargo y pregunté si soy Presidente de una República, y para rizar el rizo me cuestioné la procedencia de mis conciudadanos y pregunté al buscador si vivo con Extraterrestres Veganos. La respuesta a cada una de las preguntas al buscador siempre fue afirmativa. Y aquí surge el primer problema.
 

Solo una persona del auditorio me cuestionó la fórmula de búsqueda utilizada y, efectivamente, aquí podemos encontrar una solución a los falsos positivos: saber utilizar los buscadores de manera más correcta. Las búsquedas no eran incorrectas ni utilizaba el buscador incorrectamente; simplemente no utilizaba todas las posibilidades de filtro para averiguar si mis afirmaciones eran correctas. 
 

Cuidado, el algoritmo está preparado para dar respuestas positivas. Si tienes un mayor conocimiento, entre las diferentes posibilidades, puedes utilizar las comillas para buscar algo exactamente, pero peligro: las comillas son excluyen-tes de cosas parecidas, pues se buscan las palabras exactas y en el orden es-crito. 
 
En el siguiente ejemplo utilizamos y obviamos las comillas, y cambiamos el orden de las palabras. Así podemos comprobar que los resultados no son los mismos, aunque se pregunte de lo mismo.
 
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Con comillas: “pablo lara profesor de la UOC”
Cerca de 7 resultados (0.39 segundos) 
Con comillas: “profesor de la UOC pablo lara”
1 resultado (0.44 segundos)
Sin comillas: Pablo lara profesor de la UOC
Cerca de 40.100 resultados (0.50 segundos)
Sin comillas: profesor de la UOC pablo lara
Cerca de 40.000 resultados (0.54 segundos)
 
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Ejemplo: búsquedas en Google avanzadas y simples

 
Delante de estos ejemplos, podemos comprobar que una falta de capacidad crítica para saber utilizar el buscador, junto con un desconocimiento de técnicas más avanzadas, puede provocar un cierto grado de analfabetismo digital en el momento actual con las fake news o posverdad.
 
A modo de conclusión, los algoritmos de búsqueda iniciados a principio del siglo XXI se crearon para dar respuestas afirmativas a unos problemas y necesidades que podemos constatar que no son vigentes actualmente. En los años de crecimiento de internet la premisa no era crear información falsa ni confundir a la opinión pública. El principal objetivo era darse a conocer y ser encontrado. Actualmente esos criterios de presencia se han modificado, la sociedad ya se ha interconectado y ahora se busca cambiar criterios de pensamiento para convertirnos en ciudadanos asshole y hacer desaparecer a los thinkers.
 
Para saber más:
 
 
 
 

 

Cita recomendada

LARA, Pablo. Redes sociales: 'thinkers dead & asshole alive'. COMeIN [en línea], junio 2018, núm. 78. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n78.1845

gestión de la información;  medios sociales; 
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