Estos últimos meses están siendo emocionalmente intensos por muchos motivos. Uno de ellos, la definitiva explosión del movimiento colectivo que confronta lo que vivimos ya con el nombre de emergencia climática; en definitiva, que nos confronta con nuestro futuro inmediato y el de las próximas generaciones. Las acciones y reacciones en torno a Extinction Rebellion, la denominada huelga por el clima y la popularidad creciente de Greta Thunberg son el punto de partida de toda una serie de pensamientos, sentimientos y conflictos que me asaltan como ciudadano, comunicador, padre y académico implicado en el estudio de la cultura popular y las narrativas digitales. Esto es lo que quiero compartir con vosotros en este artículo.
Las cifras nos lo recuerdan frecuentemente: el vinilo no solo no ha desaparecido, sino que su consumo está en una línea claramente ascendente a escala mundial. Aunque lo parezca, este fenómeno no es en absoluto cosa de fans de cierta edad que han vivido la era de los vinilos. Lo que me lleva a escribir este artículo es la curiosidad de saber por qué hay un porcentaje importante de adolescentes y jóvenes que se sienten atraídos por los discos en vinilo e incluso los coleccionan. Pongámonos a girar y bajemos la aguja.