En el contexto actual de pandemia, pero también de crispación política, han circulado numerosos bulos cuyo origen se encuentra en contenido generado desde cuentas que parodian a algún conocido personaje de la esfera pública, habitualmente desde Twitter. En algunos casos se ha llegado a suspender algunas cuentas acusadas de jugar a la confusión con una persona real. Esta desconfianza informativa suele pasar por alto la diversidad de tipologías, contextos y roles que juegan los personajes paródicos en redes sociales. En este artículo propongo hacer una aproximación inicial a este fenómeno, más complejo de lo que parece a primera vista.
Durante la primera semana de marzo tuvimos la suerte de poder compartir tiempo e ideas con dos grandes figuras expertas en movimientos sociales y activismo digital: los profesores Emiliano Treré (Universidad de Cardiff) y Guiomar Rovira (Universidad de Girona). Aceptaron el reto de mantener una conversación, que resultaría apasionante, sobre justicia de datos, activismo en la era de los datos, algoritmos y la importancia de las pequeñas acciones para el cambio social, incluso ante causas aparentemente perdidas. Este es un pequeño adelanto que espero sirva a modo de inmersión en una cuestión fundamental en los complejos tiempos que vivimos.
La popularización de plataformas sociales como Pinterest, que permite compartir intereses de forma eminentemente visual, ha contribuido a situar en primer plano a la imagen como herramienta de expresión en las redes sociales. La imagen siempre ha formado una parte esencial de nuestros intercambios personales y sociales, pero la tendencia ha ido en aumento en paralelo a la mayor presencia de dispositivos móviles táctiles, como los smartphones o los tablets. El éxito de Pinterest y otras herramientas emergentes se encuentra en combinar una pasmosa facilidad de capturar contenido de la web y presentarlo gráficamente de una forma totalmente distinta. Y esto es sólo la punta del iceberg.