Número 103 (octubre de 2020)

La caja amarilla, el logo confinado y otras historias sobre diseño y pandemia

Gemma San Cornelio

Durante los momentos más duros del confinamiento provocado por la COVID-19, se hicieron populares algunas acciones e imágenes de marcas que tomaban posiciones con respecto a su actividad en el contexto de la pandemia. También múltiples materiales gráficos han sido desarrollados para informar, llamar la atención sobre el tema, etc. ¿Cuál ha sido el papel del diseño y el branding? En este artículo comento algunos ejemplos que pueden servir para la reflexión sobre el tema.

La caja amarilla móvil

 

La calle desierta, la noche ideal… (no, sin bromas). Las calles estaban prácticamente vacías, apenas uno o dos transeúntes llevando bolsas de la compra; esta era la imagen de los días del confinamiento más restrictivo. Sin embargo, y solo de vez en cuando, cruzaba la vía un ciclista cargando en su espalda una caja cúbica amarilla con un logo verde. ¿Sabéis de quién estoy hablando?

 

Una marca, un objeto diseñado para ser transmisor de los valores de la compañía, se carga de una visibilidad absoluta y, al mismo tiempo, se convierte en una nota disonante, algo que señalar en medio de la quietud y el confinamiento. Ese mensaje en movimiento se relaciona, a su vez, con el riesgo al que dicha empresa está sometiendo a aquellos que lo transportan en plena pandemia. Ahí está la contradicción, la disonancia. De hecho, el aumento de volumen de negocio en las empresas de delivery también contrasta con su mala reputación en cuanto a las condiciones laborales y contractuales de los empleados y empleadas, a lo que se añade la cuestión de la COVID-19.

 

Sin embargo, no es la primera vez que una caja amarilla aparece en un sitio incómodo. Recuerdo que hace aproximadamente un año, cuando sucedieron los distintos disturbios en Barcelona en respuesta a la sentencia del Procés, algunas de las fotos más polémicas y comentadas en redes sociales fueron las que captaron la imagen de un rider cruzando en medio de los fuegos para traer comida, quién sabe si a alguien que estaba en los disturbios o a un vecino o vecina. En cualquier caso, lo que se ponía de manifiesto era, de nuevo, la seguridad de los riders y la banalidad atribuida a aquellos que solicitaban sus servicios en momentos de cierta peligrosidad.

 

Más allá de los juicios morales presentes en estos debates y en los que no entraré en este texto, en términos de diseño, podríamos decir que la caja es un objeto que cumple bien su función y su objetivo de comunicación. Por tanto, la pregunta sería: ¿era este el objetivo de visibilidad inicial? ¿Se vuelve en contra de una marca demasiada visibilidad cuando no es pertinente?

 

Está claro que hay muchas otras cuestiones en juego en estos negocios y más en la situación actual, pero el diseño de la marca y sus aplicaciones son, sin duda, un caso interesante para profundizar.

 

Los logos simpáticos COVID

 

Por otro lado, también hace unos meses, múltiples medios se hicieron eco del trabajo realizado por el diseñador gráfico esloveno Jure Tovrljan, dedicado al rediseño de algunos de los logotipos más famosos, basándose en la premisa de la distancia, y publicado en su espacio de la red Behance. La mayoría de estos medios especializados en marketing se quedan en la anécdota, en lo curioso del ejercicio –que, por otra parte, está en la línea de la experimentación que muchos diseñadores gráficos realizan en redes sociales para promocionar su trabajo–, que obviamente no deja de ser algo simpático, contingente al hecho de la pandemia. No obstante, este trabajo, aparte de un divertimento de carácter formalista, implica una historia, un metadiscurso alrededor de dichas marcas (por cierto, no me consta que ninguna se quejara por este uso imprevisto). Desde luego, al final de este episodio, la que más ha quedado reforzada es la del propio diseñador, es decir, su marca personal.

 

Comunicación con poco diseño

 

Lo que está claro es que, en todo este tiempo, muchas situaciones han requerido de una intervención del diseño: desde la necesidad de mascarillas a los carteles del Ministerio de Sanidad, y no siempre de un modo acertado, como hemos podido apreciar en carteles o infografías cuyas tipografías y colores no eran los adecuados, por citar tan solo un par de elementos que, sin duda, dificultan la comunicación. Xavi Calvo, en su artículo de CulturPlaza, analiza varios ejemplos de comunicación gráfica en la pandemia señalando como causa de semejantes carencias que no se haya contado con diseñadores desde el principio, sino que ya se hayan incorporado en la última fase, replicando esa visión superficial y cosmética que se le atribuye a este (pónmelo bonito), sin tener en cuenta los elementos metodológicos y conceptuales que la disciplina puede aportar.

 

Ya lo saben, el diseño importa; me irán escuchando la cantinela en próximas entregas...

 

Para saber más:

Máster en Diseño, identidad visual y construcción de marca

La comunicación gráfica en tiempos de coronavirus

El 'delivery', un precario flotador para la restauración durante la pandemia

12 logos de grandes marcas «contagiados» por el coronavirus

 

Cita recomendada

SAN CORNELIO, Gemma. La caja amarilla, el logo confinado y otras historias sobre diseño y pandemia. COMeIN [en línea], octubre 2020, no. 103. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n103.2065

diseño;  medios sociales;  creatividad;  publicidad; 
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