El pasado mes de mayo tuvo lugar el ciclo de conferencias Pint of Science, que, desde el año 2013, lleva la investigación más puntera a los bares de muchas localidades catalanas y de todo el mundo. Desde el grupo de investigación Mediaccions, organizamos la presentación «Els llibres et parlen? Escolta el Disseny», una charla con finalidad divulgativa para compartir conocimientos sobre tres conceptos presentes en nuestra investigación: la agencia material, los sentidos y el diseño
Josep Artigas i Ojeda (Barcelona, 7 de marzo de 1911 - 15 de octubre de 1991) fue uno de los diseñadores gráficos, cartelistas y publicitarios más destacados de la España de la segunda mitad del siglo XX. Con su característica pipa, de pie en el estudio ante el cartel, colocado en un caballete como si fuera un cuadro, es un ejemplo de una época en la que el ordenador era inexistente en el diseño gráfico y los pinceles y técnicas como, por ejemplo, el collage eran básicos en todo el proceso creativo.
¿Cuál es el género audiovisual que mejor da voz e ilumina la memoria colectiva? ¿Qué materialidad artística evoca mejor la importancia del tiempo vivido? Me disponía a pensar sobre estas cuestiones centrales para mi proyecto de investigación sobre arqueologías visuales en este artículo escrito algo deprisa y corriendo −como lo hacemos casi todo en esta vida−, cuando, de repente, los ritmos se detienen. Me avisan de que ha muerto Antoni Mercader, investigador, creador y tejedor de infinitas alianzas culturales durante más de cincuenta años en Cataluña. La vida interrumpe el flujo de la producción académica e impone el tempo del luto: frenar y caminar hacia atrás.
Hace solo unos días que ha salido a la luz Inteligencia Artificial: retos y oportunidades para la formación y el empleo en el ámbito de la Comunicación (2025), publicado por Comunicación Social Ediciones y Publicaciones. El libro, editado por Jordi Sánchez-Navarro (director de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC) y Pedro A. Hellín Ortuño (profesor titular del Área de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la Universidad de Murcia), analiza la irrupción de la inteligencia artificial en el ámbito de la comunicación, en un sentido amplio.
Esta segunda parte del artículo publicado unos meses atrás es un ejercicio enfocado a proyectar el futuro de la cultura digital y a plasmar ideas que circulan en los debates contemporáneos ligados a nuestra forma de vida en la era de los entornos digitales. Hemos formulado cien preguntas para reflexionar en comunidad. Estas preguntas no tienen respuestas claras y definitivas; también son disparadores de conversaciones más amplias, y esa es la intención final.
A menudo me preguntan qué investigamos desde los grupos de investigación del ámbito de la comunicación o el diseño. El abanico de enfoques, intereses y recorridos es muy amplio, y es aquí donde nace la riqueza de miradas que desean entender las formas que tenemos de relacionarnos con el entorno y con la sociedad, para crear y comunicarnos. En este artículo encontraréis un ejemplo muy concreto de una de las ramas que abordamos desde el grupo de investigación de la UOC Mediaccions.
¿Quién paga cuatro euros por un café en un establecimiento cuqui?, preguntaba una amiga. ¿Quién prefiere un raquítico brunch a un buen almuerzo por el mismo precio? Pues, está claro: los turistas y los mal denominados expats (puesto que su expatriación no ha sido forzosa sino fruto del capitalismo global y extractivo). En este artículo me gustaría unir dos ideas anteriormente desarrolladas en esta revista: el problema actual de la vivienda y el papel del diseño en la reorganización de las ciudades. Todo ello atravesado por otro problema: el de la gentrificación turística.
El diseño centrado en el usuario se define por el hecho de poner las necesidades de los usuarios en el centro. Durante el proceso de diseño, se incorporan las características del contexto y los puntos de vista de los usuarios como elementos principales en la conceptualización y la toma de decisiones. El resultado es un producto o servicio ajustado a las necesidades de las personas.
En un artículo previo, a raíz del éxito del film El 47, repasábamos el insuficiente trabajo que ha hecho el cine para explicar la ciudad de Barcelona en las últimas décadas. Este déficit se entiende, en parte, por la función que otras artes y técnicas visuales asumieron desde la Transición hasta hoy. Es el caso del vídeo y la televisión, en sus diferentes expresiones más o menos institucionalizadas, así como el de la fotografía en el ámbito más artístico. Aun así, fue el diseño –en un sentido integral: como disciplina comunicativa, como gremio y como sello de identidad– lo que realmente explicó Barcelona. Otra cosa es de qué forma y con qué espíritu crítico lo hizo.
El pasado mes de diciembre se celebró Expanding the margins, un congreso internacional de investigación en diseño, organizado desde el Grupo de Investigación Mediaccions y los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC. En este artículo hablaremos de una de las temáticas que se abordaron, la relación del diseño con la salud y el bienestar, y lo haremos surfeando aspectos como el codiseño, el diseño colaborativo, la escucha activa, los estigmas y la sensibilización.