En septiembre de 2009 me citaba en una céntrica cervecería de Madrid con Bruno, Carola y Nico, tres jóvenes creadores que meses atrás habían decidido emprender una auténtica locura según todos los estándares: producir un largometraje de ciencia-ficción con vocación internacional y licenciado a través de Creative Commons, de forma que sus seguidores pudieran verla e incluso remezclarla como quisieran. Este mes de mayo, cuatro años después, El Cosmonauta se estrena mundialmente.
En ese primer encuentro con el núcleo creativo de El Cosmonauta, que reconozco abordé con una mezcla de curiosidad, admiración y escepticismo, me quedaron ya de entrada algunas cosas muy claras: una convicción absoluta, un entusiasmo contagioso –y persuasivo– y una voluntad decidida de dejarse la piel en el intento. Y salí ese día convencido de que estos chicos hablaban en serio e iban a hacerlo de verdad. En cada ocasión posterior en la que he coincidido con ellos se me ha confirmado aquella sensación inicial. Y creo que esa es la única manera de poder llevar a cabo una empresa aparentemente imposible que, cual Compañía del Anillo, iba a convertirse en una carga sobre las espaldas de un reducido grupo de entusiastas, que pronto se vieron apoyados por otros entusiastas e inquietos digitales en las redes sociales, pero también cuestionados –sobre todo en España– por olas de incromprensión (desde la industria audiovisual establecida), desinterés (también desde la industria pero, aunque me duela, también desde la academia) y desconfianza crítica, lo que me parece sano siempre que no surja del purismo, la ignorancia o el cinismo. No es por tanto casualidad que la primera persona que me puso tras la pista de El Cosmonauta fuera un profesional de la publicidad, o sea, un inquieto por profesión. Ni tampoco que los cientos de productores (seguidores que aportaron un mínimo de 2 euros en el proyecto) que surgieron a los pocos meses se hayan llegado a convertir en más de 5.000.
El Cosmonauta era ya una apuesta arriesgada en sí misma, pero su valor estriba también en su compromiso por las licencias abiertas y su visión pionera del crowdfunding como forma no sólo, o no tanto, de conseguir recursos económicos sino de obtener dos beneficios fundamentales: demostrar ante posibles inversores el interés popular del proyecto sin comprometerlo y, lo más importante, esteblecer un vínculo honesto con una parte de su público objetivo, aquellos seguidores dispuestos a poner su dinero en un intangible y a ayudar a difundir un sueño. Ahora el crowdfunding es una tendencia de moda dentro y fuera del ámbito cultural, pero la experiencia de El Cosmonauta no sólo ha sido pionera, sino la más ambiciosa y compleja que conozco en mi entorno cercano. Porque más allá de las recompensas, del merchandising, El Cosmonauta ha querido estar siempre cerca de sus seguidores, cruzando en diversas ocasiones la barrera de la virtualidad para intentar generar, en cierta manera, una comunidad. Y eso requiere mucho esfuerzo, o dicho de otra manera, creérselo de verdad.
Otro aspecto fundamental de El Cosmonauta, en coherencia con su compromiso fundacional, es su vocación de relatar y compartir su proceso y su experiencia, intentado contribuir a promover un modelo de negocio alternativo, y así facilitar una hipotética replicación de la experiencia para otros proyectos. Este es el objetivo de las hasta el momento dos versiones de El Plan, como ellos titulan su descripción del modelo de negocio. El Plan resalta algunos de los aspectos más interesantes pero también más polémicos de El Cosmonauta, sobre todo teniendo en cuenta la fragilidad de la situación económica actual y los apoyos públicos a la cultura (soy consciente de utilizar un eufemismo). Una de las controversias alrededor del modelo de El Cosmonauta se encuentra en la aparente apuesta neoliberal de sumisión de la producción cultural a los avatares del mercado, dejando de lado las subvenciones y atendiendo a los gustos del público, lo que puede significar limitar potencialmente la libertad creativa. Sea como sea, de lo que se trata en cualquier caso es de cuestionar y debatir sobre lo establecido, lo que no puede ser más oportuno.
Las peripecias tras El Cosmonauta están llenas de contratiempos y anécdotas, desde los innumerables problemas para obtener trajes espaciales soviéticos y pasarlos por la aduana rusa, pasando por el rodaje en diversos países, con actores ingleses, las jornadas de rodaje retransmitidas en directo por streaming, las continuas batallas con patrocinadores e inversores, su intento de mediación en plena batalla entre los agentes culturales por la ley Sinde, las llamadas al rescate de los fans en momentos en que todo parecía a punto de colapsarse, incluso una importante crisis de prestigio online en las redes sociales por una desafortunada publicación fruto del estrés y la inexperiencia... Y muchas más que merecen sin duda un libro que espero vea pronto la luz. La intensa experiencia de cuatro años apasionantes, intensos y complicados han convertido probablemente a Nico, Bruno y Carola personas distintas, pero esa inquietud que les movió en un principio sigue inquebrantable. Y El Cosmonauta es ya una realidad tangible, que llegará a nuestras pantallas (todas ellas) en la segunda semana del mes de mayo, empezando con la première en Madrid del dia 14 de mayo y una serie de actividades a lo largo de esa semana en Barcelona, aprovechando otra cita ineludible, el Festival Internacional de Cine Creative Commons, y que conducirá al estreno mundial en Barcelona el 18 de mayo en el CCCB, con el apoyo de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de la ciudad. Desde la UOC estaremos muy implicados en todas estas actividades, por lo que pensar ahora en aquel primer encuentro me hace sentir tremendamente feliz.
Para saber más:
Web de El Cosmonauta: http://elcosmonauta.es
El Plan: http://elcosmonauta.es/the_plan.html
Entrevista de Nicolás Alcalá para NoFilm School: http://nofilmschool.com/2013/04/nicolas-alcala-the-cosmonaut/
Festival de cine Creative Commons de Barcelona: http://www.bccn.cc/
Centre de Cultura Contemporània de Barcelona: www.cccb.org
Cita recomendada
ROIG, Antoni. 'El Cosmonauta': la película que no podía existir llega a su destino. COMeIN [en línea], abril 2013, núm. 21. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n21.1328