Número 35 (julio de 2014)

Mejor en vivo

Anna Ibañez Cantí
¿Te has preguntado alguna vez qué significa para ti la música? No sé cuál será el caso, pero lo que está claro es que no es exactamente lo mismo para todo el mundo pero sí existen comunes denominadores. Como estudiante del master en Sociedad de la Información y el Conocimiento de la UOC, he tenido la oportunidad de resolver estas dudas, casi cotidianas, en el Trabajo Final de Master (TFM) y me gustaría compartir las conclusiones con vosotros.  

 

Por un lado, siendo seguramente la característica más importante, la música nos ayuda a gestionar las emociones. Si estamos tristes, nos podemos alegrar; si estamos alegres, nos podemos entristecer; si estamos apagados nos podemos motivar, y si estamos exaltados, nos podemos relajar. En resumen, sentimientos a la carta. Lo que hace que la música nos haga sentir de una determinada manera tiene muchas explicaciones tanto culturales y sociales como neurológicas, pero la que quizá es más evidente es la asociación de algunas piezas musicales con recuerdos personales que hacen que cada vez que aquella melodía suena, nos evoque momentos memorables de nuestra vida. 

 

La música también ayuda a hacer más amenas las actividades que o bien no motivan demasiado o nos llevan un buen rato, es decir, nos acompaña y también ayuda a matar el aburrimiento. Por ejemplo, hacer las tareas de la casa, conducir, cocinar... A muchos la música incluso también les ayuda a concentrarse para estudiar. Además, la música no sólo llena el espíritu sino que también llena la mente. Desde las letras de las canciones que nos hacen pensar hasta la aproximación más intelectual de todos aquellos que han querido ir más lejos y estudiar y analizar la música.

 

En una de las preguntas del cuestionario online que diseñé para este trabajo de investigación, pedía tres palabras que definieran la música favorita de cada encuestado. Lo que quería saber era qué busca cada uno en la música, qué es lo que asocia a la misma. Del resultado extraje unas 550 palabras, las cuales unifiqué y traduje al inglés (por demandas del trabajo). Por ejemplo, "relajación", "relajante" y "relax" se convertirían en "relaxation". Del resultado hice una nube de palabras donde utilicé las palabras que habían sido más repetidas (entre veinticinco y tres veces).

 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
Además, según las 213 respuestas del cuestionario (no es estadísticamente representativo pero nos da pistas bastante valiosas), a la gran mayoría les gustaría asistir a más conciertos en directo de los que asisten normalmente. Esta pregunta sólo se centraba en música clásica, que precisamente es un género que no es demasiado cercano a todos y en el que he centrado el TFM. Pues aun así, la mayoría de aquellos que nunca han ido a un concierto respondían que les gustaría ir y que precisamente el precio, como muchos pueden pensar, no es lo que los frena sino el desinterés, a menudo basado en la falta de información que hace que ni se planteen la posibilidad de ir a un concierto de música clásica. ¿Y esta falta de información? Parece ser que está fundamentada en el mal (y escaso) enfoque de la música clásica en la educación, desde cómo se introduce la música clásica a los más pequeños hasta cómo se transmite a los adultos a través de los medios de comunicación. Tirando del hilo llegaremos hasta el Gobierno, que de alguna manera es quien debería invertir más en cultura, según han opinado gran parte de los voluntarios que ha respondido el cuestionario. 
 
¿Y qué pasa con los que sí se plantean ir a conciertos y no van? ¿Hasta qué punto es por pereza? Durante estos meses del TFM también he querido saber qué papel jugaba la tecnología en los conciertos en directo, en concreto los de música clásica, pero me he dado cuenta de que seguramente dónde más influye la tecnología es en casa: de hecho, la evolución en los sistemas de sonido (altavoces estéreo) puede que sea uno de los motivos del decrecimiento en asistencia a los conciertos. Cuesta salir si puedes escuchar a tu artista preferido en el sofá de tu casa, en zapatillas, a la hora que más te apetezca y ‒¿por qué no?‒ con una copa de vino o una infusión. Pero luego resulta que el día que se deja la pereza en casa y asistimos a un concierto en directo, en la mayoría de las veces nos entran más ganas de volver. 
 
Ya ha llegado el verano y ahora es época de festivales de música y artes escénicas, algunos con actuaciones gratuitas, y junto con el buen tiempo, puede ser una buena excusa para romper con la rutina y una mejor excusa para lanzarse a descubrir artistas o géneros musicales con los que no estamos habituados. El festival Grec, el de Cap Roig, el del Castillo de Peralada, el de Porta Ferrada y el Acústica son algunos de los más importantes en Cataluña, pero hallarás opciones estés donde estés y vayas donde vayas, empezando por las Fiestas Mayores, que también son una buena oportunidad para llenarse de música.
 
Yo os animo a que, si no lo habéis hecho, asistáis a un concierto pronto. Si os frena alguna excusa, volved a mirar bien la nube de palabras y pensad que todo aquello, en directo, se multiplica.
 
¡Feliz verano!
 
Para saber más:
 

 

Cita recomendada

IBÁÑEZ CANTÍ, Anna. Mejor en vivo. COMeIN [en línea], julio 2014, núm. 35. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n35.1446

entretenimiento;  eventos;  música;  investigación; 
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