Este es el punto de partida de un par de investigadores que publicaron una pequeña reflexión en el
Impact blog de la London School of Economics. Según su opinión, los mecanismos de
promoción académica tendrían que considerar también la participación de los
científicos en los medios populares (editoriales, revistas, diarios, televisiones, radios …) si entendemos que una de las responsabilidades de la ciencia —hablo de las
ciencias sociales que son mi ámbito— es influir en los
debates públicos y en la toma de decisiones políticas que afectan a la sociedad.
Más allá de poder culpabilizar a las diferentes agencias de calidad y a la política universitaria que modelan los currículums de nuestra investigación es necesario que los científicos y las científicas reconsideren cuál es su papel en la sociedad más allá de la promoción profesional y de las mejoras salariales que proporciona.
La investigación no está exclusivamente al servicio de la carrera profesional sino que tiene que ver, también, con nuestra responsabilidad para influir en las políticas sociales, culturales, económicas, sanitarias… que lastran los debates públicos y la cotidianidad de nuestra sociedad.
También existe el efecto rebote, el desembarco en los medios populares y redes sociales de profesores que con la coartada de su perfil universitario se lanzan a la caza de visibilidad y retuits como opinadores profesionales sobre perros verdes y pulpos en los garajes.
No se acaba de entender que la universidad se considere socialmente la atalaya del pensamiento cuando sus habitantes están mudos y únicamente promocionan debates en artículos académicos que rara vez tienen alguna influencia más allá del contexto universitario o que, por el contrario, se apuntan a la corriente vacua del opinismo al peor estilo de Sálvame Limón.
Ya hace algún tiempo que desde la academia estamos viendo cómo la reflexión y la construcción de conocimiento poco o casi nada tiene que ver con la universidad. Multitud de nuevas editoriales están publicando ensayos de autores que no forman parte de la academia y que se plantean seriamente cómo influir en los debates contemporáneos.
Se hace difícil entender cómo la investigación universitaria prefiere mirarse el ombligo profesional y enmudecer ante los problemas y los debates que nuestra sociedad tiene cada vez más al margen de la universidad.
Más allá de las excepciones, que las hay, la investigación en ciencias sociales está realmente tocada y los principales responsables somos nosotros mismos, los investigadores e investigadoras, y los damnificados, la sociedad.
Cita recomendada
ARANDA, Dani. La investigación universitaria no está exclusivamente al servicio de la carrera profesional. COMeIN [en línea], septiembre 2017, núm. 69. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n69.1754