Número 81 (octubre de 2018)

¿Cuánto vale una película?

Antoni Roig

De entre los infinitos atractivos que ofrece un festival como Sitges para los amantes del cine, fantástico (o no), encontramos también charlas profesionales como las organizadas por el Film Hub. En este artículo comparto de forma breve una síntesis de la sesión titulada “¿Cuánto vale una película?”, que se convirtió en una interesantísima masterclass sobre cómo se compran, se venden y se estrenan hoy en día las películas. 

La excusa inicial para organizar la charla fue la presentación de la guía del mismo título coordinada por la subdirectora de la Fundación del Festival de Sitges y tutora del máster en cine fantástico UOC-Sitges, Mònica Garcia, quien moderó y alentó un apasionante diálogo entre David Mitjans (A Contracorriente Films) y David Rodríguez (general manager en comScore). La conversación partió del reto de cómo intentar tasar algo tan único e incierto como es el valor de una película en términos de mercado. Ambos expertos coincidieron en la multitud de factores incontrolables que pueden alterar radicalmente el posible rendimiento de un film, así como dificultar el hecho de poder identificar la fecha de estreno más adecuada. Un escándalo que erosione la credibilidad y el atractivo de una estrella (como fue el caso del rendimiento del último film de Woody Allen, Wonder Wheel, afectado inesperadamente por las acusaciones de abuso sexual hacia el director) hasta condiciones climatológicas inesperadas, la competencia de algún acontecimiento deportivo o incluso estrenos televisivos (como una nueva serie completa en Netflix) pueden dar al traste con la más concienzuda planificación. Pero ello no imposibilita establecer estrategias para minimizar riesgos. Entre las habituales, la comparativa con el rendimiento de otros films similares o el desarrollo de algoritmos que ayuden a encontrar la fecha de estreno en salas de cine más adecuada a través de un análisis de la competencia. Como explicó Rodríguez, comScore aplica este principio en su herramienta Forecast; y es que aunque el peso del rendimiento en taquilla es menor que hace años, sigue siendo clave de cara, por ejemplo, a favorecer las ventas a televisión. Por tanto, las salas de cine siguen marcando en buena medida la trayectoria posterior de un film.

 
¿Cómo se compra una película?
 
David Mitjans explico de forma muy didáctica el papel de los llamados Sales Agents (agentes de ventas), que actúan como intermediarios entre los productores de un film internacional y los posibles distribuidores en cada país, en procesos de negociación muy intensos y rápidos que tienen lugar en mercados y festivales. Aunque lo más habitual hace unos años era comprar una película acabada para su distribución, últimamente se tiende a comprar a partir del guion y el dossier de proyecto donde se detallen puntos de interés como el director o los actores: la precompra es así la única opción para hacerse con films seguros en taquilla con estrellas sólidas o directores de éxito (Mitjans citó a Liam Neeson como ejemplo). Es también habitual que los agentes de ventas viajen a festivales con un proyecto y, si obtienen suficientes contratos de distribución, se dé entonces luz verde a la producción de la película. Los riesgos de este sistema para el distribuidor son evidentes, ya que hay que comprar algo que no se ha visto y que no es seguro termine produciéndose. En los festivales también se compran películas acabadas que hayan recibido algún galardón, aunque esto tampoco es garantía de éxito, ya que se trata de films minoritarios, conocidos como arthouse films que resultan más difíciles de vender a televisiones.
 
 
¿Qué garantías tenemos?
 
Como es bien conocido, indica Mitjans, la presencia de estrellas, particularmente actores y directores es un factor importante, aunque no proporcione total certeza. Es interesante tener en cuenta que hay estrellas que han dejado de funcionar en cine, pero que en cambio siguen siendo valores atractivos para televisión, como es el caso de Nicolas Cage, Pierce Brosnan o Bruce Willis. Este tipo de actores también resultan de interés para plataformas como Netflix, donde un rostro conocido ayuda a singularizar un film dentro de un vasto catálogo. También hay agentes especializados en productos orientados a televisión, ya que las cadenas agradecen ofrecer algunos productos en primicia que no hayan pasado por salas. David Rodríguez apunta que el cine fantástico dispone de una cierta masa crítica de público fiel, lo que puede ser una garantía, pero también que tras el boom del cine de terror actual (It o el universo Expediente Warren) suelen haber multinacionales como Warner. Esto es debido  a que el público del terror, apunta Mitjans, es joven y resulta caro llegar hasta al mismo. Al igual que sucede en otros géneros, hay pocas películas medias de éxito, con excepciones como la reciente Hereditary.
 
La paradoja del mercado interior
 
En relación a las películas españolas, el proceso de distribución es incluso más complicado, porque en este caso, es habitual que las películas ya tengan como co-productor una televisión (p.e.RTVE, TV3, Mediaset o Atresmedia) y quizás incluso una plataforma (p.e. Movistar), con lo que el distribuidor se queda con poco margen. Esto, junto con la proximidad con los productores hace que se tengan que buscar acuerdos específicos caso por caso y con más detalle que en los films internacionales, por ejemplo en el lanzamiento, pósters, trailers, etc. Por todo ello, curiosamente, distribuir en el propio país termina siendo más complicado.
 
Para saber más:
 
 
GARCIA MASSAGUE, Monica et al. ¿Cuánto vale una película? Editado por Nivell 10, Ayuntamiento de Sitges. Sitges, 2017
 
Banda sonora:
 
 

 

Cita recomendada

ROIG, Antoni. ¿Cuánto vale una película? COMeIN [en línea], octubre 2018, núm. 81. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n81.1871

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