Todavía estudiaba
Periodismo cuando nació un nuevo canal de televisión,
Cuatro, con
Iñaki Gabilondo al frente de sus informativos, quien era y es, para la mayoría, un referente de esta profesión. Su mera presencia significaba la apuesta de Cuatro por la información de calidad. Más de trece años después, la cadena, ahora perteneciente al grupo
Mediaset, cierra
Noticias Cuatro. O transforma estos informativos,
como he estado leyendo recientemente, en un nuevo modelo de información, representado por el programa
Cuatro al día.
No tengo claro si este movimiento será beneficioso para el periodismo de verdad, ese que solía denominarse cuarto poder, como vigilante del resto de poderes públicos. Al fin y al cabo, incluso el magacín más informativo acaba convirtiéndose en entretenimiento. Porque, si algo necesita el buen periodismo, aparte de recursos, es tiempo.
Parece que ya voy siendo lo suficientemente mayor como para recordar los informativos de Telecinco con profesionales como
Àngels Barceló,
Juan Ramón Lucas o
Jon Sistiaga. Eso fue hace ya tiempo. Y, ahora, su cadena hermana, movimientos empresariales de por medio, está tendiendo a convertirse en una cadena de entretenimiento o, haciendo alguna concesión, de
infoentretenimiento.
No es objetivo de este artículo hacer una crítica a determinadas decisiones empresariales. Sí lo es reflexionar sobre algún que otro aspecto que el debilitamiento del periodismo supone para las relaciones públicas.
Desafortunadamente, hace unos meses viví de cerca el
cierre de la edición impresa de El Correo de Andalucía, periódico centenario y segundo diario más antiguo de España. Este cierre suponía el despido de casi una treintena de profesionales. Con algunos de ellos tuve relación: yo les he enviado notas de prensa de mis clientes; ellos me han pedido entrevistas o más información sobre ellos. Por eso sé que, en los
medios de comunicación, en la mayoría de los casos,
hay excelentes profesionales que realizan su trabajo con rigor y con dedicación. Y eso nos afecta a los que estamos al otro lado, a los que nos dedicamos a las
relaciones públicas.
Pensar que redacciones con menos periodistas nos benefician, porque, al tener que atender a más temas, nuestras notas de prensa tendrán más posibilidades de ser publicadas tal como las enviamos, no deja de ser una derrota también para nuestro sector. Los profesionales de las relaciones públicas tenemos un trabajo curioso: nos contratan y nos pagan organizaciones de cualquier tipo (empresas, entidades sin ánimo de lucro, partidos políticos, administraciones públicas…), pero, si realmente hacemos bien nuestro trabajo, también nos debemos a otros muchos públicos, entre ellos, los periodistas y la ciudadanía.
Por eso, nunca es buena noticia que desaparezcan medios de comunicación o programas informativos. Los periodistas, con sus preguntas y repreguntas, a veces nos ponen en situaciones difíciles. Pero eso nos ayuda a ser mejores profesionales, a trabajar para que nuestras informaciones sean realmente interesantes para ellos y para la ciudadanía. Y a ejercer nuestra profesión con ética, reuniendo el valor necesario, si llegara el caso, para decirle a quien nos paga que no está actuando de la forma correcta.
Creo que, de esta forma, desde las relaciones públicas también tenemos una oportunidad de contribuir a crear un mundo más transparente y mejor. Llámenme idealista.
Cita recomendada: GODOY MARTÍN, Francisco Javier. ¿Por qué el cierre de 'Noticias Cuatro' no es bueno para las relaciones públicas?
COMeIN [en línea], febrero 2019, no. 85. ISSN: 1696-3296. DOI:
https://doi.org/10.7238/c.n85.1911.