Número 54 (abril de 2016)

Ei, cuidado con la resivión... y la mano del Creador

Alexandre López-Borrull

Sí, sí, es un error tipográfico hecho intencionadamente. Con él también queremos tener en cuenta que, a menudo, para que la comunicación científica sea efectiva, ha habido alguien que ha revisado la forma de los artículos, la ortografía, la sintaxis y otros aspectos. Empezando por este artículo. Gracias por este trabajo demasiadas veces poco reconocido. Pero hoy, en este artículo, quisiéramos reflexionar sobre uno de los pilares de la comunicación científica, la revisión de los contenidos. Y lo haremos a partir de una polémica que tuvo lugar, curiosamente, alrededor de Sant Medir (3 de marzo). Y tuvo lugar, quizá no casualmente, en una revista en acceso abierto. Vayamos por partes.

Hechos. Tienen lugar en la prestigiosa revista PLOS ONE, una megarevista (megajournal). Para que tengamos en cuenta la magnitud de la revista, en el año 2013 publicó más de 31.000 artículos. Es una revista exitosa en acceso abierto, y presente e indexada en las principales bases de datos secundarios en ciencias, como SCOPUS y Web of Science. El 5 de enero publican el artículo "Biomechanical Characteristics of Hand Coordinación in Grasping Activities of Daily Living", escrito por Ming-Jin Liu, Cai-Hua Xiong, Le Xiong y Xiao-Lin Huang, que tiene el siguiente resumen: 

 

"Hand coordinación can allow humans to have dexterous control with many degrees of freedom to perform various tasks in daily living. An important contributing factor to this important ability is the complex biomechanical architecture of the human hand [...] The explicit functional link indicates that the biomechanical characteristic of tendinous connective architecture between muscles and articulations is the proper design by the Creator to perform a multitude of daily tasks in a comfortable way ... "  

 

Sí, ya en el propio resumen, clave para hacer decidir los científicos la lectura o no del artículo, menciona el Creador, y le atribuye el diseño inteligente de las articulaciones de las manos. Sí, Darwin aún tiembla. El eterno debate de la ciencia, creacionismo contra evolucionismo. Este concepto de creador aparece dos veces más, al inicio de la introducción, pero también en la discusión final. Una leída en diagonal puede dar un error, ¿pero tres? Pero no es éste necesariamente el tema del artículo. A partir de un cierto momento, hacia principios de marzo como decían, las redes sociales comienzan a hervir, sobre todo con la etiqueta #CreatorGate. A partir de aquí, lo inevitable, revisión interna por los editores científicos de la revista y el artículo es oficialmente retirado, aunque todavía puede ser leído, compartido, etc.

 

Un mes después, las reflexiones a un nivel más frío respecto como puede afectar esto a la comunicación científica: 

 

1. Según fuentes de PLOS ONE, el 70% de los artículos de 2013 fueron aceptados. Esto quiere decir que se sometieron unos 40.000 artículos. La media de revisión de cada artículo es de 2.9 personas, se elige un editor y éste decide dos expertos revisores más. Esto implica unas 116.000 revisiones (que no revisores únicos). Podemos pensar que estaríamos hablando de error experimental, casi instrumental? El error, aunque importante, ¿puede cargarse el prestigio de la revista? Pienso que no debería. 

 

2. Si la revisión de los artículos por expertos (el peer-review) es uno de los pilares de la credibilidad científica, paradójicamente a la vez es también una de las eslabones débiles. ¿Voluntariedad contra profesionalización? La mayoría de las revistas no pagan a los revisores científicos para hacer este trabajo. ¿Reconocimiento contra horas de dedicación? El sistema científico valida que los revisores (y las instituciones que de hecho les pagan) den horas de su tiempo. ¿A una ONG? no, demasiado a menudo a una editorial científica. ¿A cambio de qué? Un cierto quid pro quo, un día lo haces tú, porque asumes que alguien lo hará de tu artículo. Y así seguimos con el modelo del siglo XIX. Pero posiblemente no es lo mismo revisar para una revista de una universidad, en abierto, que se hace casi artesanalmente por la voluntad y casi terquedad científica de un grupo de profesores, que para una revista de la editorial Elsevier, que tiene más de 750 millones de euros de beneficios, ¿no? 

 

3. El énfasis en la postpublicación, la necesidad de que los artículos no sean vías finales de la comunicación en un ámbito. Es difícil hacer que después tengamos que trasladar a las redes para debatir sobre una temática. Debe haber un punto medio entre que un artículo sea intocable y que se pueda retirar, porque a menudo habría más cosas a editar con posterioridad a la publicación. Antes, en la época del papel, hubiera sido necesario un número posterior con una nota del editor retirando el artículo, cuando ya millares de estantes contienen el número de la revista. En este sentido, hay que agradecer el trabajo de gente como Retraction Watch, que intentan hacer seguimiento de determinadas temáticas y polémicas y que tuvieron un papel activo en la difusión de la polémica.

 

4. Existen fuentes que han aprovechado para atacar el acceso abierto. ¿Qué tiene que ver eso, cuando estamos hablando precisamente del mismo proceso de revisión? Ya no es necesario mezclar acceso abierto y mala calidad, son excusas del siglo XX, por decirlo de alguna forma. Es el proceso de revisión el que también está en debate y no bien resuelto, y no el modelo de negocio de las revistas. Podemos decir, en un lenguaje grosero si se quiere, que había gente que le tenía ganas a PLOS ONE, pero tal como menciona Daniel Cressey, también revistas como Nature o Science han tenido a veces problemas con determinados contenidos publicados, tales como la memoria del agua o la vida basada en Arsénico

 

5. También se puede hacer una reflexión sobre las métricas alternativas. Las métricas de evaluación de la producción científica, como las clásicas como el factor de impacto, se basan en un criterio numérico que cuantas más citas más calidad tiene un artículo. De hecho, las métricas alternativas intentan ir en este mismo sentido, pero añadiendo más indicadores. Pues bien, este artículo podría ser un buen contraejemplo. Aunque de citas aún no tiene (pero tendrá, aunque es pronto por el ritmo de publicación científica), el resto de métricas son espectaculares: 72 comentarios, más de 184.000 visualizaciones, 13.000 menciones en Facebook y 1.350 en Twitter. Por lo tanto, cuenta como siempre con la utilización de los indicadores. 

 

Por último, no quisiera terminar sin mencionar una interesante idea que Eric Metaxas cita en un artículo en CSNews. Él habla de un libro, Darwin Doubt, donde un paleontólogo chino, J. Y. Chen, afirma que "en China, podemos criticar a Darwin, pero no al gobierno; en cambio, en Estados Unidos se puede criticar al gobierno, pero no a Darwin ", y razona que quizás no se dio el derecho a defensa a los autores chinos sobre qué entendían ellos por “creador”. 

 

Como vemos, la comunicación científica ofrece momentos de debate intensos, sobre qué es la ciencia en un entorno global, también, y nos ofrece muestras de los defectos del método, el científico y el de publicación. Seguiremos, pues, debatiendo sobre cómo mejorar los procesos de difusión del nuevo conocimiento científico.

 

Cita recomendada

LÓPEZ-BORRULL, Alexandre. Ei, cuidado con la resivión... y la mano del Creador. COMeIN [en línea], abril 2016, núm. 54. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n54.1625

investigación;  gestión del conocimiento; 
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