Número 100 (junio de 2020)

Paradojas de la comunicación en un mundo postpandemia

Tomás Creus

En estos días de pandemia y confinamiento, se ha disparado el consumo de entretenimiento en la red. Mientras se multiplican las propuestas creativas online de artistas u organizaciones de la industria digital, los espacios tradicionales del arte, como los museos, los cines, el teatro o la música en directo, experimentan la agonía de las salas cerradas y el temor de un futuro incierto en cuanto a su continuidad. La tragedia del virus ha dejado al descubierto, todavía más si cabe, la fragilidad del sector de la cultura, mientras se dibujan en el horizonte nuevas maneras de consumirla en un mundo postpandemia.

El pánico global fruto de la crisis sanitaria del COVID-19 se reduce lentamente a medida que los comercios reabren, la gente sale a la calle y la economía poco a poco vuelve a funcionar. Pero sus consecuencias aún serán sentidas por un buen tiempo. Una de estas consecuencias es la continuación de un proceso que, quizás lamentablemente, pero también inexorablemente, ya estaba ocurriendo hace años: la decadencia progresiva de las salas de cine y su substitución por la ‘pantalla en casa’ en streaming.

 

Aun en un hipotético escenario donde el virus desapareciera por completo y no viniera la tan anunciada segunda ola que algunos expertos advierten, todo indica que vienen tiempos difíciles para la pantalla grande, con su carácter social, de espacio de encuentro y experiencia compartida. Las personas tenderán a quedarse más en casa, es más barato y es más seguro. El streaming gana, el cine pierde.

 

De manera similar, en este nuevo mundo postpandemia, todo apunta a que ganarán todavía más terreno los videojuegos, las relaciones en las redes sociales y el consumo de todo tipo de entretenimiento digital, mientras pierden cada vez más popularidad formas de comunicación y entretenimiento más efectivamente sociales, como las conversaciones cara a cara y los eventos compartidos en espacios públicos.

 

Todo ello va acompañado de una creciente desafección del público por los medios de comunicación tradicionales como fuente prioritaria de información, otro proceso que también se está produciendo desde hace mucho tiempo, pero que es más evidente durante esta pandemia. La avalancha de informaciones muchas veces contradictorias, la confusión incluso de las fuentes oficiales, la búsqueda constante de más información, han llevado a muchas personas a descreer de las “versiones oficiales”, al mismo tiempo que se propagan cada vez más noticias falsas o versiones alternativas no contrastadas, rumores que van desde el “5G es el verdadero virus” hasta “el virus fue creado en un laboratorio chino”, o “el virus no existe”, “el virus fue creado por Bill Gates”, etc. Todo ello en un escenario mundial donde empresas como Google o Facebook básicamente controlan el monopolio de la comunicación en Internet y definen en buena medida lo que se propaga como información o como fake news.

 

Otra consecuencia de la actual pandemia, aún más preocupante, es el crecimiento del uso de tecnologías de control –sea por gobiernos, empresas o instituciones– como pueden ser los sistemas de localización mediante aplicaciones móviles o el uso de drones y robots para controlar los movimientos de la gente, entre otras muchas posibilidades. Aunque ahora algunos de estos mecanismos hayan sido utilizados por una cuestión de salud pública (y aun en este caso muchos cuestionan el posible exceso de tales medidas), se abre la posibilidad a que puedan utilizarse en otros contextos y con otras finalidades. Es una caja de Pandora que se ha abierto y no es fácil volver a cerrarla.

 

Quizás uno de los pocos aspectos positivos de toda esta historia es que parece estar generando un mayor interés de las personas por su salud, desde tomar vitaminas y hacer deporte hasta simplemente lavarse las manos con más regularidad. La pandemia también ha supuesto una nueva llamada de atención a las consecuencias imparables de la falta de cuidado del medio ambiente y la salud del planeta en general. Queda por ver si todo ello ayudará a crear más conciencia sobre la importancia de llevar una vida más sana, valorar más la cultura y saber informarnos mejor.

 

Cita recomendada

CREUS, Tomás. Paradojas de la comunicación en un mundo postpandemia. COMeIN [en línea], junio 2020, núm. 100. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n100.2046.

entretenimiento;  cine;  periodismo;  arte;  gestión de la información; 
Números anteriores
Comparte