El pasado 9 de septiembre, durante el evento especial de Apple en Cupertino, California, para presentar el iPhone 6, asistimos a un momento inesperado y de consecuencias también inesperadas. Sobre el escenario, Tim Cook (CEO de Apple) y Bono (‘CEO’ de la legendaria banda de rock U2, que ofreció una breve actuación), iniciaron un diálogo distendido durante el cual el cantante invitó a Cook a enviar su nuevos disco, Songs of Innocence, en aquel mismo momento, automáticamente y de forma gratuita a los centenares de millones de usuarios de iTunes. Y así se hizo. Un momento histórico que parecía destinado a cambiar el rumbo de la industria musical. Pero quizás no como esperaban.
Al poco tiempo de este instante trascendente, se iniciaba un movimiento de protesta en la red, mayoritariamente por parte de usuarios que consideraban que Apple había invadido su privacidad enviándoles un contenido que no habían pedido y que no era sencillo de eliminar. En Twitter, varias menciones más o menos irónicas como “Who is U2”, “Who the hell is U2 and how did it get on my phone?” o “Wtf is U2?” ilustraron esta reacción, transformando lo histórico en embarazoso en pocas horas. Menos de una semana más tarde, y ante la presión de los usuarios, Apple daba instrucciones sobre cómo eliminar el disco de la biblioteca de iTunes.
Las controversias que se han generado alrededor de este hecho son muy diversas y todas ellas fascinantes; apunto sólo unas cuantas: en primer lugar, si se trata de un acto de soberbia dar por supuesto que 500 millones de personas reaccionarán con agradecimiento por recibir de repente el nuevo disco de la banda irlandesa (esperando provocar de paso la envidia de los no usuarios) o, visto de otra forma, si no supone una visión anticuada pensar que existen activos culturales universales, uniformizados y masivos que agradarán a todo el mundo, cuando todo apunta que vivimos (y seguramente también era así en el pasado pre-Internet) en un contexto cultural altamente fragmentado y formado más bien por nichos (por amplios que puedan ser). También se plantea qué significa de cara a la valorización de la música en general, no tanto regalar, sino repartir masivamente y de forma indiscriminada; en términos económicos, cuál es el precio que ha pagado Apple a los U2 (se habla de 100 millones de dólares) y qué significa en términos de estrategias de la industria musical y de las grandes marcas; y finalmente, hasta qué punto condiciona la forma en que se ha publicado la valoración del disco en sí mismo.
Pero para entender mejor esta reacción, creo que hay que considerar también dos historias de decepción emocional: por un lado con Apple, tras la desaparición de la carismática figura de Steve Jobs, que encarnaba la visión del genio individual detrás del gran negocio de la manzana; por otro, con U2, que más allá de publicar discos cada vez menos destacables -si lo comparamos con las décadas de los ochenta y noventa-, ha sufrido un problema de imagen por sus actividades financieras, que exponen de forma dolorosa algunas contradicciones entre la supuesta condición contestataria del rock y el negocio. O, en boca de uno de los miembros del grupo, la diferencia entre “the band and the brand”. No se puede olvidar fácilmente que Bono es el director de un fondo de inversión denominado Elevation Partners (en referencia a una canción de la banda) y que en 2014, en un encuentro con políticos conservadores, entre ellos Angela Merkel, éste entonó con entusiasmo “Amo Europa, amo el capitalismo”, lo que generó considerable polémica, sobre todo entre seguidores progresistas.
Tampoco ha ayudado el hecho de que, de forma aparentemente fortuita, Thom Yorke, líder de la banda británica Radiohead (considerada en algunos aspectos heredera de U2), haya publicado pocos días después su nuevo disco en solitario, Tomorrow’s Modern Boxes, como pack en BitTorrent. A través de este sistema de intercambio de archivos, y a un precio de 6 euros, se podía descargar legalmente, y sólo a lo largo del fin de semana de lanzamiento se superaron las 400.000 descargas (y días más tarde, el millón). La banda de Yorke , que abandonó la discográfica EMI en 2005 por desavenencias, ya saltó a primera página del panorama industrial en 2007 al publicar la versión digital del disco In Rainbows en modalidad ‘pay-what-you-want’, antes de la aparición de las ediciones físicas. De hecho, Yorke ha sido una figura muy crítica con el inmovilismo de la industria musical, hasta el punto de despachar a Spotify en 2013 como “el último pedo desesperado de un cuerpo moribundo”.
Sobre todo ello es fácil construir un discurso de buenos y malos, pero esto siempre sería a expensas de los matices. Al fin y al cabo, estos ejemplos -entre otros- exponen una tendencia en la cual la industria musical y algunos artistas especialmente influyentes experimentan múltiples maneras de volver a hacer relevante la música grabada, más allá de modelos totalmente agotados como vía masiva de consumo. En un caso, a través de la alianza con una de las más importantes empresas tecnológicas del mundo; en el otro, a través de sistemas ‘peer to peer’, tradicionalmente vinculados a la piratería, pero que a la vez son una herramienta de uso común entre los potenciales consumidores de música. Además, ambos experimentos coinciden en incidir sobre la publicación digital, semanas antes de la aparición de otros soportes físicos convencionales (fundamentalmente el recuperado vinilo), dirigidos a un público específico que sigue teniendo interés en las formas tradicionales asociadas al álbum y al contacto físico con el objeto.
Con un nuevo disco en sus últimas fases de finalización, Songs of Experience, U2 podría estar trabajando con Apple en un nuevo formato caracterizado por la interactividad y el audiovisual, donde el arte del álbum y las letras volverían a tener protagonismo de una forma lúdica. Está por ver si la reacción parcialmente negativa ante el lanzamiento masivo de Songs of Innocence les hará replantear estrategias.
Para saber más:
U2 Vs. Thom Yorke: The Surprise Album Shakedown
U2 are planning to save the music business
El cantante de Radiohead , Thom Yorke, saca un álbum por sorpresa a través de BitTorrent
Thom Yorke calls Spotify 'the last desperate fart of a dying corpse'
Máster universitario UOC en estrategias y contenidos de entretenimiento
Y como banda sonora:
U2: Achtung Baby (1991)
Thom Yorke: The eraser (2006)
Radiohead: In Rainbows (2007)
Cita recomendada
ROIG, Antoni. ¿Quién demonios es U2? COMeIN [en línea], octubre 2014, núm. 37. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n37.1467