«La base material sobre la que el patriarcado descansa se sustenta fundamentalmente en el control que ejercen los hombres sobre el poder del trabajo femenino.»
Heidi Hartmann
Esta frase de la
feminista Hartmann sirvió como punto de partida para el debate que planteamos en septiembre en el acto
#GenderUOC sobre el
papel de la mujer en la profesión. Y da para dos puntos de vista: como profesionales y como protagonistas de las noticias.
¿Hay un techo de cristal?
Hay un techo de cristal y, casi mejor dicho, un techo de hormigón. Es transversal a todas las profesiones, con la peculiaridad de que el periodismo traslada la visión de la realidad. Y si las decisiones de los consejos de administración y de redacción está bajo una perspectiva masculina, el resultado va a ser un discurso parcial de lo que ocurre. Por lo tanto, se produce un engaño a la ciudadanía que favorece la permanencia de estereotipos que alimentan la desigualdad.
Según los datos del último Informe Mundial sobre la Condición de la Mujer en los Medios de Información (
Global Report on the Status of Women in the News Media), las mujeres solo ocupan el 27% de los cargos directivos de medios en el mundo. Este informe representa los datos de más de quinientos
medios de comunicación en sesenta países distintos.
• El 10% de los cargos de dirección en medios impresos
• El 7,8% en radio y televisión
• El 3,9% en medios digitales
Todo esto en una profesión donde el 64% de sus estudiantes universitarias son mujeres… Por lo tanto, las cifras hablan por sí solas.
A esto le podemos sumar este otro informe de la
American Society of News Editors sobre la
diversidad de género en las redacciones de EE. UU. La imagen, que refleja un resultado basado en medias, muestra una balanza muy descompensada.
Si abrimos la imagen, vemos que el único cargo desempeñado por una mujer en la redacción es en la sección de Fin de Semana. El resto, todos hombres. Basta señalar que esto es solo un ejemplo y que no es representativo solo de El Confidencial, sino que es una realidad generalizada, con los datos vistos, en el conjunto de las redacciones periodísticas.
¿Quién lleva el peso de la precariedad en la profesión?
En los datos del Informe Anual de la Profesión Periodística 2015, encontramos que del 77% de los contratos indefinidos, los hombres nos llevan de ventaja 12 puntos más. En cambio, en los contratos por obra (que son los más precarios) tenemos un 3,6 en hombres y un 10,7 en mujeres. La situación de falso autónomo debería pasar a llamarse «la situación de falsa autónoma», ya que es más intensa en la mujer, según detalla el mismo informe. Aún queda un dato más. Las cifras de desempleo en la profesión:
• Mujeres periodistas en paro (5.029)
• Hombres periodistas en paro (2.861)
No solo es cuestión de dinero ni de posicionamiento dentro de la estructura laboral, sino también de la falta de respeto o consideración a la que se enfrentan las mujeres en las redacciones y en su día a día, solo por serlo: con el cuestionamiento de sus reportajes, de sus artículos de opinión, y con múltiples
micromachismos que se han normalizado en esta y en otras profesiones. Gran ejemplo es el que comenta Rosa María Calaf en este
vídeo de Micromachismos, de
eldiario.es.
Cobertura que perjudica a la mujer en la información
• CAPÍTULO II. En el ámbito de la publicidad y de los medios de comunicación. Artículo 10. De acuerdo con lo establecido en la
Ley 34/1988, de 11 de noviembre, General de Publicidad, se considerará ilícita la publicidad que utilice la imagen de la mujer con carácter vejatorio o discriminatorio.
• CAPÍTULO II. Artículo 11. El Ente público al que corresponda velar para que los medios audiovisuales cumplan sus obligaciones adoptará las medidas que procedan para asegurar un tratamiento de la mujer conforme con los principios y valores constitucionales, sin perjuicio de las posibles actuaciones por parte de otras entidades.
• Artículo 14. Medios de comunicación. Los medios de comunicación fomentarán la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombre y mujer, evitando toda discriminación entre ellos. La difusión de informaciones relativas a la violencia sobre la mujer garantizará, con la correspondiente objetividad informativa, la defensa de los derechos humanos, la libertad y dignidad de las mujeres víctimas de violencia y de sus hijos. En particular, se tendrá especial cuidado en el tratamiento gráfico de las informaciones.
El acoso en redes sociales
Si bien las
redes sociales han sido para las feministas un espacio de conquista, también lo han sido para el
machismo. Como se menciona en este artículo de
Verne, de
El País, justo en los mismos años se ha producido un repunte en las búsquedas del concepto «
feminazi», uno de los insultos más recurrentes en redes sociales para desprestigiar el feminismo. Etapa que no está exenta de amenazas directas a compañeras feministas, o acoso.
En este artículo se resumen solo cuatro pilares de análisis. Es cierto que la desigualdad salarial, la precariedad y los techos de cristal son comunes a todas las profesiones. Pero también es cierto que la representación de la realidad y la creación de una opinión pública depende, en gran medida, de la visión que ofrecen los medios de comunicación. La cultura de la violación y del acoso, o el relato equivocado entorno a los asesinatos de violencia de género no se fundamentan en la nada. Dedicamos un día a la violencia machista, como el 25N, pero debería ir acompañado de una autocrítica en la profesión, por las violencias que perpetúan los medios en sus noticias, por el acoso y precariedad que sufren compañeras de profesión solo por ser mujeres, y por las violencias simbólicas que se reproducen.
La prensa no es tolerante contra el terrorismo, contra la discriminación por raza, contra el acoso escolar, contra la corrupción… pero en la violencia de género se ofrece información manipulada a diario. Quizás, por ello, sí existe un repudio social ante un acto terrorista o ante un ataque racista, pero no existe el repudio social ante el machismo. Si los medios transmiten estereotipos sexistas, frivolizan los asesinatos y culpabilizan a las víctimas contribuyen a perpetuar las causas de la violencia.
Una publicidad e información sexistas donde se cosifique, se instrumentalice, se desprestigie, y se revictimice a quienes la padecen recae en la desinformación. Y desinformar sobre las causas de la violencia machista y de la configuración social del patriarcado aleja al periodismo de su función social y de su función de contribuir a la igualdad.
Cita recomendada
BERNAL TRIVIÑO, Ana Isabel. ¿Cuánto machismo hay en el periodismo? COMeIN [en línea], noviembre 2017, núm. 71. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n71.1773