Número 85 (febrero de 2019)

Colores que nos gustan y colores de moda. A propósito del "color del año"

Gemma San Cornelio

Como suele suceder últimamente, cuando se acerca el final de año aparecen una serie de listas, que recogen lo mejor del año que termina, pero también todo tipo de predicciones respecto al año que empieza. Es el caso de la ya habitual publicación del color del año por parte de la empresa Pantone: el color del 2019 será el living coral. ¿No lo conoces? 

Pues la compañía lo define así: "Situado en el centro de nuestro ecosistema cromático y de una intensidad natural, el PANTONE Living Coral nos recuerda a los arrecifes de coral que protegen los diferentes caleidoscopios de color".
 
 
De entrada, una de las primeras reflexiones que sugiere esta elección es que se nos está trasladando un mensaje de tipo ecológico. Una especie amenazada en determinadas partes del mundo, como es el coral, se reivindica como el color tendencia, el que utilizaremos en el presente año. Pero, en realidad, aunque en su descripción se apela a cualidades naturales -en contraposición a las digitales o tecnológicas-  también podríamos atribuir estas características a otros colores.
 
De hecho, cuando me preguntan cuáles son las cualidades de un color u otro me suelo remitir a las clasificaciones cromáticas que están claramente consensuadas, como por ejemplo a partir de la temperatura (eje cálido/frío) y algunas convenciones fuertemente arraigadas, a pesar de que sean contingentes al contexto cultural (el blanco como pureza en el mundo occidental, por ejemplo). 
 
El resto de motivos por los que un color se asocia a un producto, un estado de ánimo, o una sensación, son variados: tal y como recoge Pastoureau (2016) los hay de tipo histórico, por cuestiones de producción, incluso otras razones puramente subjetivas y sensoriales, asociadas a un recuerdo, etc. Así pues, ¿qué cuestiones determinan que unos colores estén más o menos presentes en una temporada o aparezcan cada cierto tiempo?
 
 Según Pastoureau, las preferencias cromáticas (el color que más nos gusta a cada uno) no ha variado mucho en los últimos siglos, por lo que el azul se encuentra siempre en cabeza, seguido del verde y el rojo, y finalizando con el amarillo. Esto es aplicable tanto a hombres como a mujeres, así como a todas las franjas de edad y categorías profesionales.
 
Entonces ¿quién y por qué se decide cuál será el color del año? ¿Es realmente necesario? ¿Qué intereses hay detrás de ello? Como afirma Agudelo (2013), entender qué color o paletas de color se utilizarán en el futuro inmediato resulta de necesidad para las empresas del sector textil, por ejemplo, con el fin de poderse anticipar a la necesidad de infraestructuras como máquinas y tintes que puedan dar salida a la demanda necesaria. Por lo tanto, hay una necesidad industrial y comercial. Y luego está la detección de tendencias, que es todo un sector relacionado con el marketing. Lo que no queda claro del todo es si las tendencias, en el caso concreto del color, son un deseo colectivo que debe ser revelado, o por el contrario funcionan como una profecía autocumplida, en el sentido de que el consumo de un color concreto estará en buena medida determinado por su disponibilidad, y ésta a su vez responde a la detección de una supuesta tendencia. Es decir, será más difícil, especialmente en el sector de la moda y el interiorismo, encontrar productos cuyas paletas de color no estén dentro del catálogo del año en cuestión.
 
Otro aspecto que llama la atención es que Pantone, que es un actor principal en el sector del diseño, se haya convertido, casi de forma exclusiva, el prescriptor, o la voz con más popularidad sobre el color, dejando en un plano secundario o prácticamente fuera de juego a otras asociaciones sin ánimo de lucro como la International Color Authority (que se reunía en Londres cada año hasta hace poco tiempo, -su web ya no está disponible), o la asociación americana Color Marketing Group. Estos últimos también realizan sus predicciones sobre el color desde mediados de los años 60 de siglo pasado. Lo hacen segmentadamente, por lo que para el 2019 hablan del color opulencia en América Latina, como: "Exagerado, ecléctico y energético, opulencia es un matiz de poder suntuoso y de vida opulenta. La tendencia de "Más es más" se convierte en un grito pasional para celebrar una nueva era de maximalismo". En cambio, en Europa el color clave será el Frágil "un rosa muy pálido, con un toque de color naranja, que se puede comparar con una cáscara de huevo; hay fuerza dentro de la fragilidad ".
 
 
En cuanto a los métodos para recoger los datos que determinan las previsiones de color, Pantone, (que comenzó a anunciar el color del año hace apenas 10 años), explica que se basa en el entretenimiento, películas en fase de rodaje, colecciones de arte, moda, destinos turísticos populares, entre otros factores. También pueden proceder de nuevas tecnologías, materiales, texturas, plataformas de redes sociales o eventos deportivos globales. No obstante, resulta difícil imaginar cómo se recoge toda esta información, tanto en el caso de Pantone como en otros análisis de tendencias y, de hecho, no hay muchas publicaciones académicas que traten este tipo de investigaciones. Lo que recoge Chang et al (2013) en su artículo, es un conjunto de técnicas y modelos de pronóstico basadas en ecuaciones y algoritmos bastante sofisticados para el análisis de datos históricos de cuatro años de ventas de diferentes colores de una empresa de prendas de ropa.
 
Sea como sea, en los próximos meses podremos comprobar cuál es la presencia real de los colores que se han señalado como tendencia. ¿Cómo lo ves? ¿Te los comprarías para ir a la moda?
 
Para saber más:
 
Chang, L. X., Gao, W. D., & Zhang, X. (2009). Discussion on fashion color forecasting researches for textile and fashion industries. Journal of Fiber Bioengineering and Informatics. 
 
 
Pastoureau, M (2017) Los colores de nuestros recuerdos. Editorial Periférica
 
 
Cita recomendada: SAN CORNELIO, Gemma. Colores que nos gustan y colores de moda. A propósito del "color del año". COMeIN [en línea], febrero 2019, no. 85. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n85.1908.
 
 
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