Número 86 (marzo de 2019)

¿Qué es el periodismo de calidad?

Víctor Cavaller

La irrupción tecnológica de nuevos medios, formas y fuentes de información y de comunicación, la ampliación y crecimiento de su alcance y participación, así como la necesaria inmediatez que implica la actividad profesional periodística están introduciendo una categoría diferenciada en el ámbito que se ha venido a definir como periodismo de calidad. La diferencia presupone la existencia de un periodismo de baja calidad, y por lo tanto hace referencia a un estándar deseable, lo que obliga a redefinirlo. Este artículo se pregunta sobre las características que garantizan la excelencia en el periodismo que permiten valorarlo respecto de otras formas. 

El periodismo se define como la actividad profesional de compilar, analizar y difundir información relativa a la actualidad. Su ejercicio está definido (1) por tratarse de un proceso comunicativo que hace referencia a hechos o acontecimientos, (2) por la existencia de unas normas legales y de un código deontológico y (3) por aquellos aspectos del negocio donde se enmarca su actividad. Si existe un periodismo de calidad, su medida debe hacerse pues a partir de estas dimensiones que marcan o determinan sus límites, restricciones y requerimientos.
 
El límite de la realidad
 
El pasado diciembre de 2018 la prensa y sociedad alemana se vio conmocionada por el caso del periodista de investigación Claas Relotius, del semanario alemán Der Spiegel, al conocer los detalles de cómo había falsificado e inventado sistemáticamente las historias que publicaba en sus reportajes.
 
El prestigio y fama del periodista, gracias a sus impresionantes crónicas, había crecido hasta convertirse en una estrella mediática. Todo el mundo ignoraba que las historias que escribía eran resultado de su talento literario y no de su trabajo y rigor profesional periodístico.
 
Claas Relotius elaboraba sus reportajes, para hacerlos más impactantes, como quien escribe una novela histórica o un guión cinematográfico, modificando o creando protagonistas extraordinarios, tomando datos de otros medios o importando escenas de películas, inventando biografías de fuentes inexistentes, etc. Lo increíble del caso, es que lo hizo durante siete años, desde el año 2011 hasta el 2018, en mayor o menor grado en unos 60 reportajes, saltándose los filtros del control de calidad de la revista.
 
El caso es paradigmático y pasará a los anales como un ejemplo de lo que no es hacer periodismo.
 
Los principios del periodismo de calidad se basan en el compromiso con la verdad informativa, lo que implica que haga referencia a hechos acaecidos (no novelados, fabulados o inventados), a contrastar las informaciones en fuentes fiables, ser riguroso, honrado y respetuoso con la realidad, desvinculada de cualquier interés político, social o económico, a presentar la noticia desde los diferentes puntos de vista, etc.
 
La medida de la excelencia periodística se da en un rango que va del respeto a los mínimos o la consecución de los máximos en el seguimiento de estos principios.
 
Las restricciones del derecho y de la ética
 
El 31 de agosto de 2017, El Periódico de Cataluña, publicó una noticia firmada por su director Enric Hernández, donde se difundía un documento que se presentaba como el aviso que la CIA envió a los Mossos d’Esquadra días antes atentado de la Rambla del día 21 de agosto del 2017 y donde supuestamente se alertaba de un atentado en Barcelona.
 
El comunicado presentaba sospechosamente numerosas faltas de ortografía y términos erróneos que evidenciaban que había sido alterado y falseado.
 
La autenticidad del comunicado fue negada por la propia CIA y el caso, que pasó a llamarse sarcásticamente "The nota" [sic], fue denunciado como una violación de los principios deontológicos del periodismo, del derecho a la información y por su clara intencionalidad política.
 
El caso ‘The note’ es un ejemplo más sofisticado de mala praxis periodística en tanto que sobrepasa las restricciones del derecho y de la ética periodística. Al hecho de falsificar la realidad se suma la omisión del contexto de la información con la intención de crear un relato favorable a una interpretación de los hechos y a una opción política.
 
En general puede decirse que un individuo tiene derecho a ser informado y a informar. La libertad de información se refiere a la protección del derecho de libre expresión y al derecho de acceder a la información sin censura o restricciones. Los fundamentos del deber y las normas morales del periodismo son objeto de estudio por parte de la deontología.
 
De entrada, hay que diferenciar que no todo lo legal es necesariamente ético y que no todo lo que es ético es necesariamente legal. Nuestra historia, la humana en general y la cotidiana en particular, está llena de acciones ruines y detestables desde el punto de vista ético pero amparado en sistemas legales y de acciones generosas y humanitarias que no son obligadas por la ley.
 
El ejercicio deseable del periodismo debe evitar toda mezquindad aunque tenga un aval legal y debe orientarse a lo que es ético en el contexto donde se produce.
 
Los requerimientos del negocio
 
El pasado 16 de febrero, el prestigioso semanario The Economist publicó un artículo con el título "Should the government determine what counts as quality journalism? Or should the job be left to private companies?"
 
El artículo expresa de forma brillante las dificultades que tienen actualmente los periódicos ante el nuevo modelo de negocio que enmarca la actividad periodística. Varios factores convergen en una inexorable concatenación causal: (1) la mayoría de los consumidores optan por una fuente de información en línea, (2) la publicación online es más barata, (3) se ha producido una profusión de nuevas fuentes, (4) los sitios web que dirigen los periódicos establecidos compiten con otras fuentes de información en línea como portales de noticias y con bloques profesionales o aficionados, (5) Internet acoge buscadores y redes sociales donde se mezclan contenidos informativos que resultan de la acción automatizada de algoritmos (6) los algoritmos priorizan la toma de atención a la calidad de la información y (7) se propaga el foco en determinados evento y ausencias de información, (8) consecuentemente, esta mecanización es aprovechada con intenciones ilegítimas però beneficiosas, lo que provoca un fenómeno basado en la difusión de noticias falsas (del inglés Fake News), cuyo objetivo es la desinformación y la propaganda, que se convierte en un anomalía planetaria.
 
Es evidente, que en el actual contexto de la transformación digital, cada vez es más difícil mantener una distinción clara entre la información, la publicidad o los mensajes de comunicación y prestar atención a factores como el interés, la actualidad, la proximidad, el formato, la importancia de las noticias que deberían orientar el ejercicio del pensamiento crítico. El reto es titánico. El fenómeno de las noticias falsas son una amenaza y una oportunidad para el periodismo de calidad.
 
Cita recomendada: CAVALLER, Víctor. ¿Qué es el periodismo de calidad? COMeIN [en línea], marzo 2019, no. 86. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n86.1917.
 
periodismo;  ética de la comunicación; 
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