Por primera vez en la historia de la humanidad podemos ver cómo funciona el cerebro humano, y observar a tiempo real su actividad. Todo esto gracias a tecnologías de neuroimagen no invasivas, como los escáneres fMRI, que nos permiten detectar las áreas activas del cerebro de manera visual. Cuando atribuimos funciones específicas a cada una de estas regiones y observamos cuáles se activan (por ejemplo, el hipocampo, el córtex prefrontal, la amígdala…), establecemos una relación de causalidad de las unas con las otras.