Número 46 (julio-agosto de 2015)

El universo fanfiction: entrevista a Marcos Muñoz (II)

Jordi Sánchez-Navarro

En la primera entrega de la entrevista a Marcos Muñoz reflexionamos sobre las motivaciones de la producción fan, sobre la necesidad de compartir aquello que amamos con otras personas y sobre cómo se cultiva y cosecha el prestigio en el seno de las comunidades de fans. En esta segunda y última parte, Muñoz nos habla con detalle del proceso de creación fanfiction de El Ministerio del Tiempo y de las implicaciones que para él tiene su compromiso creativo con la serie.

Marcos-MuñozJordi Sánchez-Navarro: Cuéntanos el proceso de realización de fanfiction de El Ministerio del Tiempo. ¿Cómo decides emprender la aventura de escribir ficción basada en la serie?

 

Marcos Muñoz: Cuando vimos el primer par de capítulos... las posibilidades que nos sugirió en casa... enseguida empezamos a mencionar momentos de la historia española en los que nos gustaría ver involucrados a los personajes. Garbo, el espía. La monja alférez. Tercios versus samuráis. Pero entonces algo más hizo clic en mi cabeza, algo relacionado con el transmedia de Doctor Who: las novelas de Doctor Who se dedicaron, cuando la serie no estaba en antena, no sencillamente a escribir nuevas aventuras que podían haber sido televisadas, sino a aprovechar precisamente que las nuevas aventuras no eran televisadas para ir más allá de los límites que la BBC, el sábado por la tarde, con un presupuesto ínfimo, hubieran permitido. Había sexo, y drogas, y alcohol, por supuesto. La parte escandalosa es llamativa, pero también había temáticas más complejas, mecánicas distintas a las del episodio convencional. Y luego en los audiodramas eso también se trasladó, en ocasiones, rompiendo los moldes y aprovechando las virtudes y el presupuesto “ilimitado” del nuevo medio.

 

JSN: Y tras ese clic en tu cabeza, ya tienes claros los temas que vas a tratar en tus relatos.

 

MM: Enseguida me vino a la mente lo que fue mi primer relato, “A destiempo”: ya que El Ministerio del Tiempo era una serie aparentemente de ciencia ficción pero, en el fondo, de fantasía histórica, decidí jugar con el relato y darle un toque timey wimey, más propio de la ciencia ficción. Además de introducir un circo al que quiero volver más adelante en otra historia. El segundo caso fue diferente: “Cualquier tiempo pasado fue presente” nació sencillamente de una teoría que teníamos desde los primeros capítulos. La teoría es que dado que es Amelia quien dice a Julián que llame a su mujer Maite antes de que muera el día mismo de su muerte, probablemente es Amelia quien hace que Julián provoque el timing exacto que lleva a Maite a la muerte.

Mari Nieves empezó entonces a trabajar en su saga de tercios contra samuráis en el Cagayán (un fanfic estupendo, como el que luego ha escrito sobre el 2 de mayo) y yo me puse a romper un poco los límites de la serie, de nuevo, con la saga “Tempus Fugit” que salía de las fronteras españolas y presentaba a un nuevo enemigo recurrente, Babel. Ya que El Ministerio es una organización de tiempos diversos, Babel tenía que ser una organización de geografías (y tiempos también, claro) diversas.

 

“Tactus” nació como un divertimento, para tratar de dar una explicación a la regla de que no se puede viajar al futuro, que Javier Olivares tenía que repetir en cada entrevista. Con “Tiempo de paz” quería explorar la posibilidad de una Patrulla anterior a la que conocemos. Y entonces ya me atreví con “El jardín de los tiempos que se bifurcan”, del que tenía clara la base desde el principio de todo: una de mis pasiones, los universos alternativos. La idea de que algo terrible pasa (y tenía que ser [SPOILER] el incidente de Palomares, porque es lo más potencialmente catastrófico que ha podido ocurrir en España), que por efecto mariposa empieza a cambiar más y más elementos de nuestra cronología que acaban reflejados en un mapa. Esta idea estaba inspirada en muchas historias, pero especialmente en El planeta de los simios, Quantum Leap, una saga de Superman, “Time and Time Again”, y el capítulo de Star Trek: TNG “La luz interior”.

 

¡Aún tengo prevista una historia bastante especial con Garbo! ¡Y el circo volverá! Esa es otra cosa que me ocurre: primero salen los momentos especiales, la “guía turística” de épocas y personajes, pero luego se me ocurren ideas más complejas y a lo mejor una trama que tenías pensada salta y acaba encontrando sitio en un relato posterior. Por ejemplo, en “El jardín” tenía que haber una aventura para salvarle la vida a Isidoro de Sevilla en la Hispania visigoda, pero la complejidad de volver a enseñar un idioma a la Patrulla después de haber pasado por el latín de la aventura con el emperador Teodosio lo hacía demasiado farragoso.

 

JSN: Lo que nos explicas ilustra perfectamente la idea de que la clave de la producción fan (en concreto la fanfiction) puede ser no solo reproducir para comentar o apostillar el texto original, sino también reconstruir y desarrollar aspectos que no han sido del todo explorados o simplemente se han obviado en el texto original.

 

MM: Claro. Me gusta explorar aspectos distintos, pero mantener el lenguaje de los personajes y ser fieles a ellos, y a sus dinámicas. Cuando se me ocurre una nueva historia, siempre me planteo “entre qué capítulos de la serie ocurre” para entender cómo son los protagonistas en ese estadio de su camino y qué les pasa por la mente en esos momentos. Pero precisamente una de las señas de identidad de la serie es que no se ha ceñido a un único formato, que ha ido cambiando, y que en cada capítulo ha utilizado lenguajes audiovisuales y códigos un tanto distintos. Así que tratar de jugar con eso en los fanfictions me parece que es parte añadida del reto que propone la serie.

 

JSN: Relacionado con lo que estamos hablando, siempre he pensado que la clave de universos masivos como los de Doctor Who, Star Trek, los cómics de superhéroes, El Ministerio del Tiempo… es precisamente que dejan puertas abiertas a la ampliación. Siempre los he visto como productos incompletos, potencialmente abiertos, no resueltos, pero que a la vez incluyen férreas normas para la ampliación.

 

MM: Esas historias que crecen tanto hasta convertirse en narrativas, van creando, tácitamente, su propias reglas. Si un guionista puede llegar y escribir una nueva historia, añadir un nuevo capítulo a la “leyenda”, ¿por qué no nosotros, si tenemos la idea? Una buena historia no es la que te dice “pasó esto, aquello y se acabó así, y ya está”, sino la que te abre puertas, sugiere caminos, pasa de puntillas por unas etapas y, es de desear, siempre tiene un “continuará” al final. Porque si esa palabra te genera la necesidad de leer el siguiente capítulo, ya lo tienes todo ganado. “Continuará” es la palabra de la inmortalidad de una narrativa, y los aficionados a esa narrativa, que se han bañado en sus códigos y en sus arquetipos, pueden llenar ellos mismos esa necesidad de extenderla.

 

JSN: Henry Jenkins explicó con todo detalle cómo la producción fan rompe con la radical separación entre escritores (productores) y lectores (consumidores), desdibujándose de hecho los límites entre categorías tradicionales. Los fans demandan su derecho a llevar a cabo sus propias interpretaciones libres de restricciones y a compartirlas. Se habla, por tanto, del derecho a la interpretación, lo que en el fondo entraría en conflicto con el derecho del autor a que su obra sea lo que él ha pretendido. ¿Cuál es tu visión sobre estas posibilidades de conflicto?

 

MM: Creo que hay maneras diferentes de acercarse a la creación de los fans: por un lado, está la que intenta transgredir, cambiando algo de la esencia del personaje para convertirlo en lo que el nuevo autor pretende. Los “shippeos” son por lo general el plato fuerte de esta manera de “fanducir”, pero no el único. Hay una proyección mucho mayor del fan, no solo de la narrativa hacia lo que podría ser, sino a lo que el fan cree que debe ser. Como si estuviera corrigiendo el material original. Ahí entiendo que los autores originales puedan sentirse molestos por la transgresión de sus pretensiones y la manipulación de su obra. Pero por lo general, la gran mayoría de productores fans se acercan al material original con más cariño incluso que muchos autores profesionales para los que pueda ser, sencillamente, un trabajo más.

 

JSN: En relación a la pregunta anterior, ¿cómo te planteas ese tema en tu producción de fanfiction de El Ministerio del Tiempo? ¿Has hablado alguna vez con Javier Olivares antes de escribir un relato o lo pones en circulación y esperas la reacción posterior?

 

MM: Cuando estaba escribiendo uno de los últimos capítulos de “El jardín de los tiempos que se bifurcan”, se me apareció la necesidad de presentar al marido de Angustias, la secretaria de Salvador. Revisé el capítulo, pero en ningún momento se decía el nombre del personaje. Así que, como Javier es muy accesible, se lo pregunté por Twitter –y resulta que Javier no solo es accesible sino tremendamente generoso–, y me dijo: “No tiene. Pónselo tú, y si alguna vez vuelve a nombrarse al personaje, utilizamos ese”.

 

Si no recuerdo mal, creo que ha sido la única vez que he comentado con los creadores un aspecto de la trama de un fanfic antes de escribirlo. Ah, sí: en “Tempus Fugit” decidí hacer aparecer a Aurelio Pimentel, el CM que firma los mensajes y tuits de El Ministerio. Así que le pregunté, in character, en qué época vivía, sin decirle para qué era.

 

Por lo general, todos los que han formado parte de la creación de El Ministerio son muy abiertos y facilitan ese tipo de posibilidades.

 

JSN: ¿En qué categoría colocarías tu producción? ¿Es una expansión del universo que presenta nuevos escenarios y personajes que amplían el universo narrativo siendo consistentes con el canon? ¿Creas universos alternativos, reubicando los personajes en un nuevo escenario que puede ser o no canónico?

 

MM: Por rebuscado que sea lo que he escrito hasta ahora, para mí la serie manda: busco huecos entre episodios y trato de crear historias no narradas pero plausibles. Cuando más me lanzo a la piscina (con la Patrulla de 1938 o Babel), intento no contradecir nada que la serie haya establecido, e incluso en el caso del Universo Alternativo de “El jardín”, el objetivo final es restablecer el statu quo original. He jugado con los juguetes, pero siempre recogiéndolos al terminar.

 

JSN: ¿Te planteas introducir personajes originales creados por ti o hacer crossovers? ¿Te impones límites? ¿Cuál crees que son las implicaciones éticas o legales de una actividad fan que se aleja del canon?

 

MM: Siempre acabas necesitando secundarios o antagonistas que la serie, en ocho capítulos que lleva, no ha tenido tiempo de crear. Así que acabas por crear esos personajes y a veces con la intención de reutilizarlos (por ejemplo, tengo intención de reutilizar el circo de “A destiempo”, el agente que acaba uniéndose a El Ministerio en “Tempus Fugit” y, por supuesto, a la organización Babel). De momento no tengo demasiado interés en hacer crossovers, pero es posible que, si meto a la Patrulla en el siglo XIV, utilice algún personaje de mi novela 1387, aunque solo sea porque los conozco bien. Parte del juego creativo que me marco es ceñirme al canon.

 

Cuanto más se aleja la narrativa del canon, más propia del autor es, con lo que eso implica: más fácilmente puede perder el interés de los fans de la serie, pero más puede ganar de interés por su propia creación si es lo suficientemente atractiva.

 

JSN: Aun contemplando como remota la posibilidad de incorporarse a la producción profesional, muchos fans no ven su actividad como una pasarela a la profesionalización ni como banco de pruebas, sino como una salida permanente para su expresión creativa. ¿Cuál es tu posición sobre ese tema?

 

MM: Creo que cada uno tiene que darse libertad absoluta en ese sentido y escribir con la intención que el cuerpo le pida, pero sobre todo escribir porque el cuerpo se lo pida. Yo escribo a partir de los personajes y las reglas de El Ministerio porque me gusta, me lo paso pipa haciéndolo y me llena: pensar las tramas, meterme en la piel de los personajes, tratar de desarrollarlos o enfrentarlos a situaciones distintas. ¿Me gustaría publicarlo profesionalmente? ¡Por supuesto! ¡Si alguien quiere que deje de hacerlo gratis, aquí estoy! En serio: de cada uno de mis fanfics por entregas de El Ministerio tengo en mi cabeza una versión más larga, “tamaño novela”, que se desarrolla de otra forma. Igual que tengo ideas guardadas porque me parecen demasiado complejas para la web (aunque los veinte capítulos de “El jardín de los tiempos que se bifurcan” han sido un buen banco de pruebas). Pero no es algo que me detenga: mientras eso pasa, o incluso si no pasa, cuando venga una idea habrá un nuevo fanfiction.

 

Y una de las virtudes de El Ministerio del Tiempo, precisamente, es que es una serie tremendamente inspiradora.

  

Para saber más:

 

El señor ministro de asuntos fan: entrevista a Marcos Muñoz (I) 

 

Cita recomendada

SÁNCHEZ-NAVARRO, Jordi. l universo fanfiction: entrevista a Marcos Muñoz (II). COMeIN [en línea], julio-agosto 2015, núm. 46. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n46.1551

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