Llegamos al final de año y proliferan las listas con el resumen de lo más destacado en todos los aspectos de nuestra vida. Listas de todo tipo, en todos los ámbitos. Tenemos realmente una relación curiosa con las listas, objeto de polémicas inacabables sobre qué queda dentro, qué fuera y por qué ese orden y no otro. ¿Por qué son tan populares las listas? En mi caso, mi relación con las listas es complicada, y a ellas dedico este artículo.
Probablemente no hace falta, pero permitidme que subraye que el título del artículo es irónico y pretende hacer aflorar una contradicción. Una parte de mí adora las listas: la posibilidad de disponer de forma ordenada, sintética, una categorización de algo que me interese me atrae como la luz a las polillas. Las mejores películas, series, libros o discos del año, pero también lo mejor de un artista o las mejores temporadas de una serie. En el caso de discografías, bibliografías o filmografías largas o esquivas (de Frank Zappa a King Gizzard and the Lizard Wizard o Stephen King) o series de largo recorrido (Dr. Who, The Simpsons, Grey’s Anatomy ...), me ayuda mucho recurrir a listas para tener un punto de entrada, contar con alguien conocedor de esa obra o que, al menos, organice datos existentes de valoración (que pueden venir de fuentes como Rotten Tomatoes, IMDB, Metacritic, Letterboxd...).
Y si es de personas o fuentes de confianza, mejor que mejor. Y si puedo comparar distintas listas sobre el mismo tema, ya me tiene pillado. Y pasa lo mismo con la tecnología: una buena lista puede ayudarnos muchísimo no solo a elegir un producto, sino a entender en qué debemos fijarnos a la hora de elegir y, por tanto, ayudarnos a establecer nuestro propio criterio.
El final del año conlleva celebraciones… y listas
Fuente: Shutterstock
Pero otra parte de mí siempre se indigna con las listas, sobre todo cuando se hace evidente la imposibilidad de poder establecer una clasificación. ¿Mejores baterías o guitarristas de la historia? ¿Mejores playas? ¿Mejores libros de la historia? Incluso «el mejor año de la historia»; no me lo invento. A veces existen demasiadas variables para establecer un criterio. O la naturaleza de la propia lista es imposible, o el sesgo con el que se ha confeccionado se hace evidente o termina siendo sospechosa de privilegiar patrocinios de productos o destinos. O simplemente, la lista se crea sin rigor, porque hacer listas atrae clicks y lecturas.
Para comprobar cómo nos enganchamos a las listas, solo hace falta experimentar el atractivo narcisista que sentimos cuando Spotify nos dice qué es lo que más hemos escuchado, incluyendo, para satisfacer nuestro ego, mensajes de algunos de los artistas que más hemos escuchado; difícil no pensar que nos hablan de tú a tú.
2023 Wrapped, una lista altamente personalizada
Fuente: Spotify
¿Pero qué puedo decir yo? De joven elaboraba mis propias listas de canciones de la semana, y mis mejores discos del año. Incluso en una ocasión elaboré una lista de los mejores 300 discos de la historia, inventándome mis propias variables, intentando la utopía de la objetividad. Eran listas que hacía solo para mí; cuando las he recuperado me he sonreído viendo qué escuchaba entonces y cómo me esforzaba para que mis temas favoritos triunfaran, al menos, en las listas de mi imaginación. Y ahora, en mi blog de música, The Music Picker, elijo mis discos del año (los picks del año), por tramos, pero sin establecer un orden (pronto llegarán los picks de 2023, por supuesto).
Lista para acabar con todas las listas
He aquí la paradoja. Ni contigo ni sin ti. Adoro las listas, las busco, las necesito, pero a la vez me disgustan. Así que aquí va mi lista personal para acabar con –casi todas– las listas. O más bien, con aquello en lo que pueden convertirse.
10. Las listas, en su limitación numérica, son inevitablemente arbitrarias: ¿por qué 10 y no 11?
9. Se nutren en ocasiones de generar controversia, lo que les sirve para reforzar su relevancia prescriptora y su atractivo viral.
8. Las listas se han convertido en un género de internet que a veces limita con el clickbait.
7. Se priman ciertas tendenciaspor encima de otras, en función de una agenda cultural ajena al objeto de clasificación, con lo que los criterios de clasificación se adaptan a cuestiones externas.
6. Contribuyen a una cultura de la exclusión, que refuerza lo «más importante» por encima de lo «menos importante», en esa obsesiva búsqueda de «lo mejor»: la lista nos impide entrar más a fondo, satisface nuestra ansia de clasificación y a menudo nos quedamos en la superficie.
5. Se emparentan con la cultura-algoritmo, que nos ofrece la información siempre ordenada por orden de relevancia (que es un eufemismo para decir que sitúan antes lo que más interesa).
4. Abren camino a esa posición arrogante –si me permitís, con un toque cuñadil– de prescripción que se puede llegar a situar por encima de ti.
3. Pasan por objetivas siendo en el fondo tremendamente subjetivasy con criterios poco claroso, haciendo un salto mortal, se justifican con el mito del gusto, del que «no hay nada escrito» (claro que lo hay), con lo que se busca afirmar y a la vez negar la discusión.
2. Refuerzan una cultura de la clasificación, que no deja de ser una extensión del neoliberalismo en el que todo debe ser segmentado, rankeado y ofrecido por orden, como en nuestros buscadores.
1. Suelen olvidarse del contexto histórico y cultural, y por eso las que consumimos suelen tener un claro sesgo occidental: se presentan como creadas en abstracto, pero siempre lo hacen desde una mirada ubicada en un tiempo, un lugar y una posición cultural y social.
El ‘Top 10’, una cifra emblemática para las listas
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Por supuesto, hay mucho camino que recorrer a través de las listas. Listas hechas con transparencia, con nombres y apellidos, con criterios, con humildad, con participación, sin tener que rendirse ante la ordenación o la clasificación, que no pretendan situarse por encima de la persona lectora, sino en diálogo; listas expandibles, cambiantes, comentables. Conscientes de que, al final, solo son una pequeña mirada a un universo amplísimo, que difícilmente existe «el mejor», que el número 5 puede ser tanto o más importante que el número 1.
Felices Fiestas y felices listas.
Para saber más:
GARCÍA MARTÍNEZ, Alberto Nahum (2020). «Mi problema con las listas de lo mejor del año». Medium [en línea]: Disponible en: https://medium.com/fuera-de-series/mi-problema-con-las-listas-de-lo-mejor-del-a%C3%B1o-e3081ff0b018
FERNÁNDEZ-SANTOS, Elsa (2022). «‘Sight & Sound’ poll rekindles debate about the greatest films of all time». El País [en línea]. Disponible en: https://english.elpais.com/culture/2022-12-11/sight-sound-poll-rekindles-debate-about-the-greatest-films-of-all-time.html
Banda sonora:
GUARDIAN MUSIC (2023). «The Guardian’s Best Songs of 2023». Spotify [en línea]. Disponible en: https://open.spotify.com/playlist/6ExbMJSDjlxbuIfVJ3yKv0?si=99af175393264284&nd=1&dlsi=900482efcc7044f8
SIMON (2023). «Rolling Stone Best songs of 2023». Spotify [en línea]. Disponible en: https://open.spotify.com/playlist/29sIYF1JZNgdGJtrPKGup0?si=e15da903e35f4685&nd=1&dlsi=46f80b79a6134c95
MONDOSONORO (2023). «Top 100 de mejores canciones internacionales de 2023». Spotify [en línea]. Disponible en: https://open.spotify.com/playlist/07Votpb2ZsOrgXcFQ8Ry4Q?si=c6590e2808714c64&nd=1&dlsi=7b757d2468864669
ANADIRA (2023). «TMP - Los picks de 2023». Spotify [en línea]. Disponible en: https://open.spotify.com/playlist/79zFYGvB79O5tiORsHLCq6?si=e697b403ceca4ba5&nd=1&dlsi=b329160aa82442be
Citación recomendada
ROIG, Antoni. «Diez cosas que odio de las listas (ordenadas de menos a más)». COMeIN [en línea], diciembre 2023, no. 138. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n138.2381
