5.
Microsoft compra
Github. La semana pasada se confirmó que Microsoft tenía planes para adquirir la conocida plataforma Github, por unos 7.500 millones de dólares. Una vez hecho el anuncio y como explican en
Genbeta, muchos usuarios y repositorios se plantearon (o dijeron que lo harían, que ya sabemos que no siempre es lo mismo) moverse a GitLab y criticar la adquisición. Personalmente, me quedo con dos afirmaciones. En primer lugar, el nuevo CEO de Github afirma que «la vieja Microsoft tenía miedo del
open source». Paralelamente, el director de la Linux Foundation
valora que es una buena noticia para el
open source. Escuchar las dos opiniones me lleva a pensar en cómo han cambiado las cosas, y como en una trilogía larga, los que parecían los malos aún pueden convertirse en los buenos, tal vez todo es coyuntural. En los años noventa y principios del siglo XXI, Microsoft, por su éxito y su ingente posicionamiento (y enriquecimiento) era el malo de todas las películas. Entonces apareció Google y todos creímos que esto equivaldría a poder tener actores que pudieran compensar y equilibrar el sistema. Actualmente, sin embargo, el que parece el equipo a batir sería Google, con una posición casi monopolística (casi el 90% de las
búsquedas a nivel mundial son hechas en su buscador). El péndulo se ha movido al otro lado. En este sentido, añado la opinión, siempre cuidada, de Lluís Codina que en un
artículo valora Bing, el buscador de Microsoft, también para evitar el verdadero problema, el monocultivo informacional.
Viendo cómo se están reubicando los diferentes actores en comunicación científica, nos la jugamos y hacemos unas pequeñas visiones de cómo pueden cambiar en los próximos tiempos:
1. Las empresas productoras de
contenidos científicos están diversificando sus productos para mantener presencia y cuotas de mercado. Las
bases de datos de artículos científicos son mucho más sencillas de producir que antes y se están creando muchas, muy buenas, y además casi gratuitas. Hay que tener otros productos dentro del mismo ciclo de la investigación que puedan fidelizar y captar científicos, consorcios bibliotecarios y empresas. Para entender esta visión, os recomiendo ver los
workflows que han hecho la gente de
101innovations para ver cómo las empresas están haciendo productos (muchos de ellos nuevos en cualquiera de los pasos del proceso de investigación). Por eso Microsoft adquiere Github, Clarivate compra Publons, y se generan nuevas herramientas. Google y su potencia dan mucho miedo, con razón, y hay que generar productos nuevos que marquen la diferencia. Aquí tenéis un fragmento de algunas de las principales empresas, hay muchas, así como los que generan actores como Wikimedia:
2. Las administraciones se empiezan a sentir suficientemente fuertes para poder tener presencia y políticas que generen cambios. Así como antiguamente la ciencia parecía una relación entre universidades y empresas, cada vez más las administraciones toman fuerza, no solo como proveedoras de servicios (a menudo consorciados). Así, comienzan a encontrar un tono propio y contundente para que sus políticas, sobre todo las de contenidos abiertos, puedan ser exitosas. Son conscientes de que haciendo únicamente políticas de apertura de contenidos, las editoriales se han reubicado, y la vía dorada sigue dando los mismos (o más) beneficios, convirtiéndose en una calle de en medio, un atajo según el cual las editoriales vuelven a caer de pie para seguir facturando, incluso a dos bandas en muchos casos. Habrá que ver si las instituciones, pues, son capaces de promover e incentivar nuevos modelos de negocio que puedan permitir el cumplimiento de las políticas en abierto a la vez que no hagan caer en quiebra los presupuestos, ya escasos, de las universidades y centros de investigación. Por eso las plataformas de publicación científica europeas y de otras entidades financiadoras están llamadas a ser no solo duplicaciones de repositorios, sino tal vez, esperamos, nuevos vehículos de comunicación, megarrevistas de lo financiado con dinero público, pero con la misma calidad de revisión y valoración por parte de los científicos.
3. Los autores (y revisores, también) son las verdaderas paredes maestras de la comunicación científica y comienzan a percibir la fuerza de la identidad como colectivo. De las firmas testimoniales de declaraciones por el acceso abierto a ser capaces de generar cambios. Las grandes plataformas como medios sociales, como Publons, ResearchGate y otros deberían poder utilizar, para encontrar un espacio colaborativo, un ámbito que editoriales y financiadores parecen querer que sea únicamente competitivo. Estamos viendo como un grupo de científicos puede hacer una llamada a no publicar en una revista que haría cam-biar el funcionamiento del ecosistema actual en machine learning. Hemos visto llamadas iniciales a ciertos boicots, múltiples ámbitos donde se habla de DORA, de la crisis del actual modelo de evaluación científica. ¿Sería posible un 15-M o un 1-O por parte de los científicos? ¿Es posible otro medio social en el que los autores cuelguen sus artículos aunque no tengan los derechos? Todos los usuarios de Sci-Hub son un caldo para poder generar nuevas dinámicas. El análisis está hecho y compartido, lo que se necesitan son dinamizadores. Los científicos están empezando a relacionarse de forma más abierta en medios sociales y vemos cómo algunas plataformas como Publons permiten ver el ingente trabajo oculto que hay detrás de las revisiones de los artículos. Vemos alternativas creadas por los científicos como The Radical Open Access Collective o el mismo ScholarlyHub que comentamos en el anterior artículo. Sin llegar a una agrupación sindical, el empoderamiento y la voluntad de reforma o ruptura con anteriores prácticas puede hacer dar un paso adelante a los investigadores, en la línea bottom-up, eso sí.
4. Cuantas más bases de datos y repositorios de artículos, menos visibilidad tiene y tendrá la revista y más tomará el artículo, también en cuanto a métricas. Cada nueva iniciativa que se va generando a nivel de bases de datos, repositorios o bien de plataformas digitales toma como medida de todas las cosas los artículos. Sin embargo, la revista como marca y como envoltorio sigue teniendo una fuerte presencia. El debate y las voces de expertos avisan que habría que pensar ya en el artículo como referente para la evaluación. No se trata solamente de las conocidas críticas a los malos usos para tomar decisiones del factor de impacto, sino que ahora, a diferencia de los años noventa y antes, somos capaces de seguir los rastros de los artículos de forma inmediata, ya sean las métricas tradicionales (las citas como única medida de la calidad) o bien las métricas alternativas (usos y consumo del artículo). Podríamos considerar, pues, que ya está el sistema científico suficientemente maduro para poder realizar el seguimiento de la trayectoria concreta de un investigador para evaluarlo en función del comportamiento del resto de artículos con los que compartió número o año de publicación. Por fin, un zoom más aumentado para poder decidir entonces si los análisis cuantitativos a nivel de artículo nos permiten hacer mejor una foto fija (ya no hablemos de hacerla dinámica) en un momento temporal de su trayectoria académica.
5. Datos abiertos, pero ni tantos datos ni tan abiertos. El proselitismo de la importancia de la compartición de los datos de investigación hace años que tiene lugar, y esto hace que quien más quien menos, haga un uso intensivo de los datos o no, conozca las políticas científicas de los estados y de los principales fi-nanciadores (como los Horizon 2020). Sin embargo, aún no se ha generalizado la difusión. De todas formas, la sensación es que es algo que no cambiará y los investigadores tendrán que adaptarse. En todo caso, tal vez, como en el caso del acceso abierto, habrá que revisar posibles indicadores o pretensiones teóricas del 100%, dado que hay muchísimas excepciones y que, como sucede con las elecciones, llegar al 100% tal vez es técnicamente imposible. Por otra parte, considerando las preguntas más habituales, pensamos que aún quedan muchas dudas sobre el cómo, el quién y el cuándo, y se habría avanzado bastante en el porqué y el qué. Los datos tomarán más relevancia, tanto por la posible moneti-zación asociada, la minería de datos de investigación como por la creación de herramientas para gestionar y digerir adecuadamente la gran cantidad de información que tendremos al alcance. Los datos serán big y open o open y big, como queramos.
Cita recomendada
LÓPEZ-BORRULL, Alexandre. 'Eppur si muove' (y II): 5 cosas que también pasan en la comunicación científica y 5 visiones de futuro. COMeIN [en línea], junio 2018, núm. 78. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n78.1843