Número 88 (mayo de 2019)

Control de la información y del 'tempus' político

Víctor Cavaller

Una vez conocidos los resultados de las últimas elecciones generales celebradas el 28 de abril de 2019 y a la vista del advenimiento inmediato de las elecciones locales y europeas, es un buen momento para abrir una reflexión no tanto sobre los resultados obtenidos por las diferentes formaciones políticas como sobre de qué manera el control de la información es clave en la calidad democrática de un país. Tomemos como ejemplo la gestión política del cambio climático y la transición energética.

Desde el año 2011, Siemens tiene desarrollada una tecnología pionera para producir hidrógeno con energía renovable, con el nombre de Silyzer. El hidrógeno, obtenido a partir de agua, como fuente de energía es un modelo null-emission y va más allá de los modelos híbridos, lo que permite la sustitución definitiva del uso de combustibles fósiles en la industria en general y en el automóvil en particular. Estamos hablando de un modelo energético completamente limpio para el medio ambiente. Pero incluso para un gigante como Siemens, a pesar de tener los partidos ecologistas y la comunidad científica a favor, la comunidad europea y el gobierno de EE.UU. pueden representar un obstáculo.
 
Sabido esto, ahora podríamos empezar este artículo con la siguiente hipótesis o pregunta dirigida a los lectores para invitarles a la reflexión:
 
Imagina que fuera conocida –y avalada científicamente– una tecnología energética que garantizara –una vez implementada– que la mayoría de los ciudadanos ganara el mayor grado posible de calidad de vida. ¿Piensas que los medios de comunicación de masas (los llamados mass media) hablarían para informar del gran impacto que representaría? ¿Interesaría a las grandes corporaciones y a los lobbies correspondientes del sector? ¿Los principales partidos políticos, una vez en el gobierno, la podrían / les interesaría / la querrían aplicar? ¿Los ciudadanos podrían evaluar y decidir en una votación sobre la necesidad de su implementación siendo informados de su complejidad y ante otras alternativas?
 
Desconocemos la respuesta que Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea; Miguel Arias Cañete, actual comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, ambos miembros del Partido Popular Europeo, o Donald Trump, fundador de la empresa Trump Entertainment Resorts y actual 45º presidente de EE.UU., darían a esta pregunta.
 
A efectos de continuar con este artículo, podemos apuntar que la respuesta a estas cuestiones, desgraciadamente es: "provisionalmente, NO". Trataremos de explicar el por qué este paradójico estatus del no interesa de momento el óptimo, que se puede leer también como retrasar la solución, funciona hoy en día en las democracias occidentales y especialmente en la de los países de economías más precarias como la española.
 
El ejercicio de la democracia debe salvar varias restricciones que nacen de la naturaleza condicionada de cualquier acción de gobierno, del interés económico de las grandes corporaciones y de la fragilidad de una opinión pública expuesta a los medios de comunicación. El control de la información, su flujo, contenido y tempus, opera como mecanismo común y principal que posibilita la continuidad, actualización y constancia de estas restricciones.
 
El control financiero de los grandes medios de información acaba convirtiéndose en un control sobre la información que estos medios difunden.
 
La inmediatez, como modo comunicativo, con la que trabajan los medios de comunicación y la naturaleza corto-terminista de la vida de los políticos obliga tanto a la generación de titulares como de eslóganes. Atraer la atención mediática y ganar el voto comparten mecanismos de psicología comunicativa. Una amplia oferta garantiza la preservación del consumidor/elector y la concentración del negocio/poder.
 
La financiación de los grandes grupos de comunicación están en manos de corporaciones que a su vez financian diferentes opciones políticas para garantizar que, sea cual sea la opción que gane, dispondrán de instrumentos para reconducir las decisiones que los gobiernos ganadores tomen.
 
Varios datos: Atresmedia Corporación, Prisa y Mediaset, que cotizan en bolsa, "controlan el 58% del Mercado de los medios de comunicación, el 60% de la audiencia y el 87% de la publicidad".
 
Según un estudio, "58 anteriores ministros y altos funcionarios de partidos en España fueron directores de empresas del Ibex 35 como Endesa o Gas Natural.
El sector energético es el más representado en esta lista, con 26 directores, más de la mitad”.
 
La opacidad informativa en lo que se refiere a la presión ejercida por los lobbies de las grandes corporaciones sobre los programas electorales y acción de gobierno de los partidos políticos trata de ocultar que lo que está en juego no apunta a un interés general sino al interés económico de éstas.
 
"La industria fósil tiene un interés enorme en retrasar la acción por el clima, y la puerta giratoria entre política y los lobbies es un caso serio de alarma", opina Max Anderson, miembro del Grupo de los Verdes / Alianza Libre Europea del Parlamento Europeo.
 
Por otra parte, el ocultamiento de la información sobre los ciclos y/o circuitos financieros y/o círculos viciosos que alimentan el endeudamiento de las administraciones públicas, por urgencia o negligencia, se encuentra muchas veces en la misma línea de interés que ocupa el beneficio que obtienen las corporaciones bancarias con la existencia de un déficit público.
 
Consecuentemente, por acción o por omisión, los márgenes de libertad en la acción política en frente de una administración endeudada son muy reducidos.
 
El corporativismo de la clase política explica por qué la corrupción, la impunidad y el uso político de la justicia es un mal endémico que deben vencer las democracias y que este fenómeno se ve facilitado por la falta de transparencia informativa.
 
Por ejemplo, no es fácil obtener datos exactos, o al menos fidedignos, sobre los casos de corrupción política que se han investigado durante la democracia española, periodo que ocupan los últimos 45 años, de 1975 a 2019, con el detalle de número de acusados, imputados, condenados, indultados o con penas conmutadas. Esta dificultad ya es un indicador adelantado del fenómeno de la corrupción política en España. Del análisis de los datos disponibles, publicados en diferentes medios, todo podría evidenciar: (1) que el número de causas abiertas y de imputados es creciente, (2) que el número de imputados y condenados depende de la formación política que gobierna, (3) que el número de condenados crece en conjunto ligeramente pero en la misma ratio que el número de indultados o de penas conmutadas por multas, y (4) que estadísticamente el número de condenados no crece en la misma proporción que el número de causas abiertas. En consecuencia, a pesar de las apariencias de persecución judicial, (5) la impunidad crece progresivamente.
 
Es evidente que el déficit económico de las administraciones acaba derivando en un déficit educacional, lo que revierte en una escasa conciencia social. Sin entrar en el debate sobre las causas de las elevadas tasas de ocupación laboral precaria y de las tasas de desempleo juvenil, un ejemplo claro de la falta del déficit educacional y de conciencia social es la diferente sensibilidad ante la corrupción de los votantes de los diferentes partidos políticos.
 
Efectivamente, uno de los fenómenos más interesantes en análisis político es la diferente sensibilidad de los votantes de grandes partidos políticos según sea su ideología y en relación a la de los votantes de los pequeños, a la hora de juzgar el ejercicio del poder. Por un lado, los votantes de los partidos conservadores son más permisivos que los votantes de partidos progresistas, y por otro, los votantes de los grandes partidos son generalmente conscientes de la dimensión de la batalla.
 
En distinto grado, los votantes de partidos conservadores en España entienden que la corrupción es intrínseca al ejercicio del poder, por lo que perdonan y a menudo premian, los comportamientos avispados y justificaciones con estilo de su líder.
 
Hace 9 años, el 23 de abril del año 2010, el entonces presidente de la Generalitat catalana, José Montilla, en unas declaraciones memorables en TV3 señalaba en relación a los magistrados conservadores del Tribunal Constitucional (TC), elegidos a propuesta del PP, que "los conservadores son más fieles, lo tienen muy claro, son más obedientes a la formación que les ha propuesto".
 
Y llegamos así al cierre del ciclo. El control del tempus y los tópicos políticos. Una de las estrategias complementarias en la gestión del tempus y la agenda política consiste en generar debates ficticios o insustanciales que hagan mucho ruido mientras quien tiene el control de la caja va trabajando.
 
En un artículo del 30 de mayo del año pasado publicado en el diario El País, la autora Anna Pérez Catalán recogía las denuncias de la ONG Corporate Accountability, entre otras organizaciones, sobre "cómo las grandes empresas de petróleo, gas y carbón tienen acceso a las negociaciones gracias a organizaciones como la Cámara de Comercio de los Estados Unidos o la asociación Business Europe. Esto les lleva a influenciar decisiones, que parecen más verdes, lo que se conoce como greenwashing, o promover falsas soluciones”.
 
Volviendo al caso español, no es extraño que Santiago Niño-Becerra, catedrático de Estructura Económica de la IQS School of Management de Barcelona, criticara en una reciente entrevista la ausencia de propuestas económicas en los discursos políticos de los debates de las pasadas elecciones españolas.
Ciertamente, lo que centró los debates no fue la corrupción política o el endeudamiento, o las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional que apuntan a que la tendencia para el 2024 es de un empeoramiento del déficit en España, sino que fue la cuestión catalana.
 
Y termino este artículo, como lo he empezado, lanzando otra pregunta al lector: ¿a quién interesa, y por qué, generar cortinas de humo?
 
Vilanova i la Geltrú, 5 de mayo del 2019
 
Cita recomendada: CAVALLER, Víctor. Control de la información y del 'tempus' político. COMeIN [en línea], mayo 2019, no. 88. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n88.1933.
 
comunicación política;  lobbismo;  periodismo; 
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