Número 143 (mayo de 2024)

La eclosión del movimiento estudiantil (1): Columbia, retorno a la historia

Ignasi Gozalo Salellas

Las protestas a favor de Palestina y en contra de la violencia del Estado de Israel en la Universidad de Columbia (Nueva York) en abril de 2024 son mucho más que un estallido puntual de rabia. Aportan muchos significados para una gramática renovada de la revuelta. De entrada, son la enésima emergencia del movimiento estudiantil global, que arrancaría en la propia universidad en abril de 1968. Pero también nos hablan de las profundas vinculaciones entre educación superior e intereses financieros de dudosa base ética.

Cuando el jueves 18 de abril varios colegas de la Universidad de Columbia me hacían llegar las primeras noticias sobre la improvisada acampada en el campus de algunas docenas de estudiantes, nada me hizo pensar que la escalada del conflicto haría que la charla que debía hacer una semana después se acabaría suspendiendo. La poco hábil reacción de la presidenta de la institución, Minouche Shafik, invocando a la policía a intervenir en el campus sería el inicio de una oleada expansiva de protestas en los campus de Nueva York, primero, y del resto del país y de algunas ciudades en Europa, después.

 

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Acampada de protesta en la Universidad de Columbia, en Nueva York

Fuente: Andres Kudacki / AP (2024)

 

La capacidad que tiene Columbia de ser el foco de la atención internacional y de marcar agenda es digna de estudio. Tiene que ver con una autoconciencia colectiva que busca la influencia sabiéndose parte de unos pocos elegidos. «Cuando vas a Columbia, sabes que vas a una institución que tiene un lugar de honor en la historia de la protesta norteamericana, y que siempre que haya un movimiento, sabes que Columbia estará allí», afirma para Associated Press Mark Naison, un profesor de historia y estudios afroamericanos en la vecina Universidad de Fordham. Naison sería un participante destacado en las manifestaciones de 1968 (Hajela, 2024).

 

También entre el alumnado actual hay un sentido de pertenecer a un legado. Así lo afirma el estudiante Ongele en el mismo reportaje. El pasado histórico de la protesta es una de las razones por las cuales eligió Columbia desde su tierra natal, California, porque «nosotros no solo tenemos el privilegio, sino la responsabilidad de continuar en la piel de los que nos precedieron», afirma.

 

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Universidad de Columbia, escenario de protestas en el decurso de la historia

Fuente: Cuenta de Columbia Students for Justice in Palestine en X (@ColumbiaSJP)

 

Pero el peso de la historia es tozudo. A pesar de que Naison reconoce elementos comunes con el momento actual, también destaca diferenciales: hoy asistimos a una confrontación, inexistente entonces, entre un «grupo de personas que ven estas protestas como una extensión natural de la lucha por la justicia, y todo otro grupo de personas que ven esto como un ataque mortal contra ellos y su historia y tradición». Y remata: «la historia se repite, pero también es un territorio inexplorado».

 

Retorno a la historia

 

El precedente pionero de 1968 abriría un mundo de significados que se han ido reescribiendo a lo largo de la historia. En la primavera de aquel año, pocas semanas después de la muerte de Martin Luther King, el campus de la Universidad de Columbia vería nacer un movimiento de activismo estudiantil (y profesoral) que hoy, casi 60 años después, continúa dejando su huella. A finales de abril emergían las expresiones de disenso de los estudiantes por una serie de causas en cascada que evidenciaban un racismo estructural entre las instituciones más elitistas de la nación (las Ivy League universities): los vínculos de su universidad con la industria militar que apoyaba al desastre de los Estados Unidos en Vietnam y el plan urbanístico gentrificador –entonces singular– para construir un gimnasio privado en terrenos públicos en Harlem.

 

En respuesta a las primeras acciones y proclamas estudiantiles, el presidente de la institución, Grayson Kirk, una semana después, daría permiso a la policía de la ciudad para entrar en las instalaciones de la institución del conocimiento y arrestar a más de 700 estudiantes.

 

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La protesta precursora de 1968

Fuente: Columbia University Archives

 

La universidad tardó décadas en recuperarse de aquellos momentos convulsos, pero es cierto que hoy Columbia tiene uno de los colectivos de estudiantes más diversos socioeconómicamente de entre sus instituciones análogas. En A time to stir, editado por Paul Cronin para la propia Universidad de Columbia (2020), se explica muy bien cómo la universidad acabó rescindiendo su contrato con el Instituto de Análisis de Defensa y decidió no construir el gimnasio en Morningside Park. ¿El precio a pagar? Treinta estudiantes fueron suspendidos académicamente, pero la historia les ha dado la razón.

 

Si las protestas estudiantiles paralizaron la universidad, lo verdaderamente transformador fue el impacto en el mundo y la inspiración para futuros alzamientos provenientes de los movimientos sociales globales –desde la inminente oleada de Mayo del 68, pasando por los contraculturales años 70, el movimiento antiglobalización global de finales de los 90 y principios del 2000 y la oleada de levantamientos populares en las plazas de la África norte y de la Europa meridional.

 

Ha habido entremedias otros capítulos relevantes. El año 1985, los estudiantes lucharían con el objetivo de que la universidad diera por acabadas sus conexiones con el apartheid en Suráfrica. Menos virulentas, las protestas duraron más de tres semanas y el presidente de entonces, Michael Sovern, que había aprendido las lecciones del precedente del 68, visitaría a los estudiantes en huelga de hambre en el hospital. Seis meses después, Columbia se convertiría en la primera gran universidad norteamericana en desinvertir del todo con los oscuros intereses del apartheid. ¿Qué hay de diferente en la situación actual, en 2024? La enorme complicidad que la causa israelí obtiene en la piel de la sociedad norteamericana. Por eso, el carácter existencial de las protestas del 68 y 2024 las hacen especiales.

 

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Las protestas de 1985

Fuente: Columbia University Archives

 

Para saber más:

CRONIN, Paul (2020). A Time to Stir: Columbia ‘68. Columbia University Press.

FOUCAULT, Michel (1999). El orden del discurso. Tusquets editores.

HAJELA, Deepti (2024). «How Columbia University’s complex history with the student protest movement echoes into today». Associated Press [en línea]. Disponible en: https://apnews.com/article/columbia-gaza-campus-protests-1968-505f9da3aef5ce7a9f7d6eb962dacb5d

TARROW, Sidney (1998). Power in Movement. Social Movements and Contentious Politics. Cambridge University Press.

 

Citación recomendada

GOZALO SALELLAS, Ignasi. «La eclosión del movimiento estudiantil (1): Columbia, retorno a la historia». COMeIN [en línea], mayo 2024, no. 143. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n143.2438

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